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 El futuro de la biología, el futuro de la humanidad 

 

Autor: Dr. Máximo Sandín, Universidad Autónoma de Madrid (España) (Nota1)

Área temática: El Humanismo en la Ciencia, la Ciencia en el Humanismo

UNA SITUACIÓN PREOCUPANTE

La Biología ha sido calificada como “la ciencia del Siglo XXI”. Los grandes medios de comunicación no se cansan de informarnos de los grandes logros que se  esperan de las nuevas aplicaciones derivadas de los progresos en la manipulación de los fenómenos naturales, de la información genética, o de la “creación” de bacterias y virus… De que el Hombre está en el camino de dominar, de controlar a la Naturaleza y hasta de dirigir la evolución. Sin embargo, si observamos con detenimiento la situación de la Biología nos encontramos con una realidad que, desde el punto de vista científico resulta preocupante: Detrás de estas grandes esperanzas (o mejor, de estos grandes intereses) existe una enorme confusión en las bases teóricas de la Biología.

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(Nota 1) Conferencia presentada en el Congreso Mundial de Juventudes Científicas, Organizada por la Fundación F.I.S.S. (Federación Internacional de Sociedades Científicas), Cede: Universidad Nacional Autónoma de México, del 13 al 17 de octubre de 2009.

 Claves para una Educación Redefinida”.

“¿Cómo Construir una Ciudadanía Mundial en el Corazón de la Juventud?:

Conferencia Magistral

Autor: Dr. Agustín de la Herrán, Universidad Autónoma de Madrid (España) (Nota1)

Área Temática: Educación

RESUMEN

Esta contribución se dirige a la juventud. Por eso, sus destinatarios primeros son los medios de comunicación, los poderes fácticos, los centros docentes, los profesores de todos los niveles educativos, incluidos los universitarios y los padres y madres actuales y futuros.

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(Nota 1) Conferencia presentada en el Congreso Mundial de Juventudes Científicas, Organizada por la Fundación F.I.S.S. (Federación Internacional de Sociedades Científicas), Cede: Universidad Nacional Autónoma de México, del 13 al 17 de octubre de 2009.

Hacia el nuevo paradigma de la cibernética de segundo orden

(Un punto de vista desde la psicología)

Claudia Brett
(4º año psicología Universidad Diego Portales)(Nota 1)

Indice
•    Introducción
•    Teoría general de sistemas
•    Cibernética de primer orden y de segundo orden
•    Cibernética de segundo orden y enfoque sistémico
•    Concepto de salud y enfermedad en psicología
•    Modelo patriarcal y ciencia
•    Enfoque constructivista
•    Bibliografía

Introducción

Ya es un hecho evidente que no podemos ignorar ni eludir. Nos estamos insertando en el nuevo paradigma de la cibernética de segundo orden. Es sólo cosa de pararse y mirar a los objetos que nos rodean, teléfonos celulares, computadores y todo el mundo digital que observamos día a día. Es un entorno de cambios acelerados, ya que cuando por fin logramos comprender un artefacto, aparecen nuevos, y con una complejidad mucho mayor. Este es el mundo de la tecnología.
En otras palabras, vamos evolucionando hacia una complejidad que aumenta incesantemente. ¿Pasará esto sólo con lo que el hombre fabrica a través de la ciencia, o también tiene que ver con una nueva forma de entender, analizar, observar no sólo el fenómeno mismo, sino la vida, la humanidad y todo lo que nos rodea en este mundo? , ¿Cuáles son las bases que asientan en esta nueva manera de entender y conocer el “realidad”?
¿Qué impacto tiene en la psicología, en nuestro rol de terapeutas y en el concepto de salud mental? Estas son algunas de las interrogantes que este ensayo pretende intentar de responder. Para entender todo aquello es necesario hacer un pequeño esbozo de los diferentes modelos que aportan a este nuevo paradigma.

Teoría general de sistemas

Lo primero que es fundamental comprender, es la teoría de sistemas, siendo ésta parte de una cibernética de primer orden, la cual obedece a un realismo ingenuo, en una epistemología positivista. Desde el sentido común sabemos que mi comportamiento afecta el de otro, y viceversa, es decir, que estamos interrelacionados.
Sin embargo, la ciencia comienza a entender los fenómenos de esa manera cuando se convierte en una necesidad para el avance tecnológico y la eficiencia de las operaciones. Anteriormente, se consideraba más práctico observar los fenómenos de forma analítica, estudiando las partes como si fuesen independientes a su totalidad, por tanto, cayendo en un reduccionismo que nos cegó por mucho tiempo de la complejidad presente de todo ser vivo. Hasta la unidad más pequeña es tan compleja como su totalidad.
Sin embargo, esta concepción cayó por su propio peso. Este esquema reduccionista y mecanicista resultada insuficiente para enfrentarse a los problemas teóricos y prácticos planteados por la tecnología moderna (Bertalanffy, 1991) Se toma por primera vez en cuenta los postulados de Bertalanffy en los años 50, donde se promueve la investigación en esta área.
Bertalanffy planteó la teoría de sistemas, la cual propone investigar isomorfismos de conceptos, leyes que sean transferibles a otros campos disciplinarios, con el propósito de mejorar la comunicación en la ciencia. (Rodríguez, 1991) El entiende todo ser vivo como sistemas abiertos en constante intercambio de información con el entorno.
Lo vivo no es más que un complejo de elementos en interacción. Cuando el contexto sociocultural necesitó de esta teoría para entender los fenómenos, a pesar de todo el avance científico y tecnológico que produjo, apareció un cierto temor al peligro de que el hombre se vuelva reemplazable, por ser simplemente una parte del engranaje. Sin embargo, la parte es tan importante como el todo, si se cambia una parte, claramente cambiará el sistema, y yo no creo que haya una persona igual a otra para que la reemplace, ni una máquina que alcance los mismos niveles de complejidad.

Cibernética de primer orden y de segundo orden

Además, se desarrolló la cibernética de primer orden que se entiende como la ciencia de la pauta y de la organización, la cual se preocupa por los procesos de control y la comunicación. Con la concepción de que no es posible considerar una parte del fenómeno separada de las otras por su interdependencia, aparece el estudio de los mecanismos de regulación como lo es la retroalimentación. (planteado por Wiener) Fundamenta la nueva teleología de la circularidad, para la mantención de un equilibrio dinámico (Jutorán, 1994).
Además, hubo una fuerte influencia de la teoría de la comunicación, proveniente de la escuela de Palo Alto, como la importancia de los contextos, eficacia de la información, la comunicación no verbal, metacomunicación, pautas que conectan etc. que aportan al entendimiento de que todo fenómeno se comporta de forma recíproca e interdependiente de su contexto.
No obstante, a pesar del enorme avance hacia el conocimiento de la complejidad de los fenómenos, todavía queda mucho camino por recorrer. En esta cibernética de primer orden, se estudian todos los fenómenos como sistemas, pero, ¿qué pasa con el observador? ¿Qué rol juega?, es decir, ¿es parte de un sistema mayor al está observando? ¿Puede incluirse en el sistema dependiendo de la unidad de análisis que se esté ocupando? Estas son preguntas que nos movilizan hacia una cibernética de segundo orden, en donde hay una necesidad de entender los límites de los sistemas, es decir, hasta qué punto yo soy parte o no del sistema.
Sin embargo, es ineludible que de todas formas lo estoy perturbando constantemente desde que lo percibo, le otorgo cualidades, lo reflexiono, y me comporto de una cierta manera en o fuera de él. Yo, como observador, desde mi experiencia, mis creencias y mi comportamiento estoy perturbando a todos lo que yo considero como sistema (estando dentro a fuera de él), teniendo en cuenta que los límites los construye el observador porque son ilusiones para poder aprehenderlos y entenderlos en su infinita complejidad, ya según mis creencias, desde los átomos al universo es solo un sistema, es decir, una unidad inseparable.
Es importante mencionar que entre la cibernética de primer orden y segundo orden hay un abismo de diferencias epistemológicas que es imprescindible ir aclarando a lo lardo de este ensayo. En la cibernética de primer orden hay una excesiva confianza en nuestros sentidos y percepciones, como si fuesen fidedignos de una realidad que esta “afuera”, en donde nuestro rol es “descubrirla” para tener un mejor entendimiento del mundo. Y no solo se observa a nivel individual cuando cada uno le otorga cualidades a los sistemas particulares, también se observa en los sistemas sociales, en donde se confía excesivamente en los concesos sociales, por ejemplo para diferenciar lo normal de lo anormal.
Es cierto que necesitamos de estos consensos en cuanto somos seres sociales, pero creer que lo consensuado es intrínsecamente verdadero es un error muy peligroso. En otras palabras, lo que caracteriza a la cibernética de segundo orden es que se funda en la premisa de que no pueden plantearse observaciones, de un sistema por ejemplo, con independencia de los observadores. Esto no es algo trivial, ya que si lo reflexionamos permite al observador adentrarse en una nueva constelación de posibilidades, donde la experiencia propia y las diversas distinciones/puntuaciones que cada uno hace de su realidad cobran una importancia crucial.
Esta pérdida de la neutralidad del observador, en la cual toda descripción es desde sí mismo, conlleva la aparición de dos conceptos fundamentales, la autorreferencia y la autonomía. Somos un sistema cerrado, por tanto, somos totalmente autorreferentes, lo cual implica que la concepción de un “afuera” no tiene sentido. A esto se le llama cierre organizacional. Para Maturana esta autonomía es la autopoiésis, que es la capacidad que tienen los seres vivos de mantener y desarrollar su propia organización. Entonces, ya no se habla de cambios en la organización, sino en la estructura, la cual puede sufrir perturbaciones, pero manteniendo su organización autónoma o autopoiética intacta.

Cibernética de segundo orden y enfoque sistémico

En lo anterior, he hecho una breve descripción acerca de la cibernética y como nos hemos ido aproximando hacia una cibernética de segundo orden, haciendo una pincelada de sus características fundamentales. Sin embargo, lo relevante es su implicancia en la psicología clínica y cómo llevamos a la práctica una concepción tan compleja de nuestra forma de conocer el mundo. Al incluir al observador dentro de lo observado, estamos advirtiendo que la neutralidad es sólo una ilusión, ya que al estar éste implicado en el sistema que observa significa que su subjetividad está juego. Lo que debemos comprender es por tanto, que la objetividad, entendiéndola desde mi punto de vista como el intento de acceder a premisas que son en sí mismas verdaderas, no existe.
Lo único que nos lleva es a la negación del otro, ya que como yo puntúo la realidad, mi visión siempre será la correcta y por tanto, la del otro incorrecta, ya sea por desinformación o porque ésta equivocado. En ese sentido yo estoy muy de acuerdo con Maturana. Debemos acceder a una objetividad entre paréntesis, en donde existen múltiples percepciones genuinas de una realidad, que va a depender de mi operación de distinción. Esta idea no es nada nuevo para el modelo constructivista, pero ¿qué pasa en la vida cotidiana? ¿Se pone la objetividad entre paréntesis en práctica?
Es una pregunta difícil de responder, porque es relativo y depende también de nuestra operación de distinción, ya que si pertenecemos a un paradigma positivista sería imposible aplicar estas premisas de manera natural. Por lo tanto, uno de nuestros roles como psicólogos es empezar a promover esta concepción constructivista, considerando este cambio paradigmático en que nos estamos insertando de a poco como sociedad.
Todavía queda una interrogante importante sin responder, ¿Cómo aplicamos este modelo a un contexto terapéutico? Desde este paradigma, la conversación que aparece en la terapia es en función del dolor o sufrimiento que lleva al sujeto a consultar.
Es un sufrimiento que es definido por el propio sistema consultante, y no por algún observador externo que según su juicio “objetivo” lo clasifique su sufrimiento como una patología. Este concepto es muy interesante discutirlo desde esta perspectiva. Debemos entender que desde una objetividad entre paréntesis no podemos situarnos desde una posición de autoridad, con una formación que nos entrega un saber “objetivo” para clasificar desde nuestra experiencia si una conducta es normal o anormal. ¿Hasta qué punto se puede hablar de psicopatología? ¿Cuál es el límite entre lo normal y lo anormal?
O a un nivel más concreto, ¿Cuál es el borde entre una estructura de personalidad normal y una psicopatológica, o entre un sistema funcional o disfuncional? Estas son preguntas que yo creo que todos nos hemos cuestionado en algún momento de la carrera. Lo interesante de la cibernética de segundo orden es que nos permite reflexionar sobre estos temas tan fundamentales, y nos permite darle el protagonismo merecido a la persona o sistema mismo que sufre el problema en su respectivo contexto.

Concepto de salud y enfermedad en psicología

Desde esta mirada se entiende que el concepto salud y enfermedad, desde la psicología es lo socialmente definido por un grupo pequeño y poderoso acerca de lo adecuado e inadecuado. Según Maturana, la enfermedad psicológica se genera cuando hay una red de conversaciones repetitivas y recurrentes que establecen dinámicas de sufrimiento en un cierto contexto. Más específicamente se podría hablar de evaluaciones sociales de contradicción emocional por intentar satisfacer expectativas contradictorias, las cuales son aceptadas como legítimas. Estas se dan en nuestro lenguajear y emocionar, en las cuales se van generando redes de conversaciones que posibilitan el sufrimiento o la “enfermedad”. Por ejemplo, cuando una familia consulta, trae a la mano un padecer que implica conversaciones que son contradictorias a las conversaciones que definen a la familia como tal.
Esta es una perspectiva muy interesante, ya que el foco está puesto en las interacciones y dinámicas que se generan en una constante construcción de experiencia a través del lenguaje. Pero no sólo es una mirada sistémica en ese sentido, sino también es de cibernética de la cibernética porque el terapeuta pasa a ser parte del sistema que está observando. Su rol es un generar cambio a través de las perturbaciones que genere en la familia y de la posible desintegración de su organización que está trayendo un sufrimiento a la mano. Otra característica fundamental, es que la terapia es un proceso de co-construcción, en donde se construye en conjunto la problemática, desde la experiencia de la familia y del terapeuta, el cual no puede dejar de lado la suya al ser parte de este nuevo sistema.
Es el único mecanismo interaccional que puede producir un cambio, desde una objetividad entre paréntesis. Para lograr aquello se debe primero indagar en la epistemología del consultante, su concepción de mundo, sus creencias, lenguaje, etc. Además, es importante estar atento a las explicaciones que da acerca del terapeuta, la terapia, y de todo el proceso en general. En ese sentido, se genera una dinámica en donde se invita al paciente o familia al cambio, considerando la plena libertad de aceptar o rechazar. Todo cambio que se facilite debería ser según las reglas del sistema, no del terapeuta.
Por lo tanto, yo creo que éste no debe situarse en una posición de autoridad, como en lo hacen en modelos más tradicionales, sino que deben situarse en un terreno común, de co-construcción de significados, necesidades, problemáticas, conflictos, etc. En otras palabras, el terapeuta y la familia van generando realidades a través del lenguaje. Nunca debemos olvidarnos de que estamos en una visión de totalidad, circularidad y curiosidad.

Modelo patriarcal y ciencia

Sin embargo, a pesar de que lo anterior tiene sentido y parece ser una forma de entender nuestra experiencia que es muy integradora, democrática, matrística, etc. todavía hay una fuerte corriente científica, objetivista, excluyente, patriarcal que pone resistencia a este nuevo paradigma. Hay contradicciones muy profundas que operan día a día.
No estoy en contra en ningún caso de la ciencia, pero sí creo que debemos poner a la ciencia entre paréntesis al igual que con la objetividad. Hay un intento constante y absurdo de mantener una objetividad como si se pudiese hablar de objetividad como tal. Por un lado, muchas personas hablan de un constructivismo pero no lo llevan a la práctica, y por otro, hay otro grupo de personas que simplemente no puede dejar de entender que no se puede hablar de una realidad independiente al sujeto. Por ejemplo, en la psiquiatría para diagnosticar un tipo de depresión se debe observar si “existe estrés ambiental (real o percibido) crónico…” (DSM IV) En aquello no se considera la experiencia del sujeto, porque si fuese así daría lo mismo si es real o percibido porque para la persona que vive el sufrimiento es lo mismo.
En este ámbito me ha tocado vivir momentos en donde opera la objetividad sin paréntesis en un contexto completamente patriarcal, en donde psicólogos creen que tienen la autoridad, el poder, y hasta la soberbia de reírse de las contradicciones de alguien que sufre una depresión y está en el psiquiátrico, como manera de enseñar a sus alumnos acerca de la conflictos ajenos.
A lo mejor fue un caso particular que me tocó experimentar, pero de todos modos es algo que debe cambiar, ya que siempre debemos estar reflexionando acerca de la ética y la humildad, por muy expertos que seamos. (Cuando digo ética, me refiero a la revisión de nuestro marco valórico emocional, no desde lo correcto o incorrecto)
Como dice Maturana, estamos ante una ceguera cultural debido a la separación del cuerpo y la mente, del observador y lo observado y del ser humano y su naturaleza. Son aspectos de nuestra experiencia que debieran ser inseparables, ya que son completamente recíprocos. Aquello nos ha llevado a la ceguera de las emociones, de la corporalidad y una limitada comprensión de la naturaleza. Además, siempre estamos mirando hacia el futuro para encontrarnos con nuestra identidad, sin vivir en el momento, en el presente.

Enfoque constructivista

Esto ha llevado a una instrumentalización de las relaciones, afectando el desarrollo de las personas, desde momentos tempranos en su infancia. Según Maturana, necesitamos intimidad en los encuentros corporales con la madre en el presente, y a través del juego, para desarrollar la autoaceptación y la aceptación del otro. Cuando esto no se cumple aparece la enajenación de nuestra corporalidad y de las emociones y a una negación del otro, lo cual provoca una ceguera para comprender que necesitamos la presencia de otro, porque el amor es una necesidad fisiológica y psicológica. Aquello me hace entender porqué hay muchas personas que aún viven en una objetividad sin paréntesis, en una cibernética de primer orden, ya que en sus conversaciones está la constante negación del otro, y la aceptación de lo propio como única verdad.
Sin embargo, yo creo que esto está cambiando, ya que las nuevas generaciones de a poco han estado reflexionando acerca de la importancia del amor, la cooperación, la colaboración, etc. y se ha ido instalando lentamente, pero aún con muchas contradicciones, este paradigma más constructivista, con una mirada de cibernética de segundo orden. Esto se observa especialmente en la juventud, que está muy abierta a la crítica, que ha aprendido a reflexionar y a cuestionar lo que aparentan ser verdades inquebrantables, reconociendo su rol activo y constructor de la sociedad.
A pesar de que este enfoque o mirada constructivista apunta a la integración y a la aceptación de nosotros mismos como observadores y a la aceptación del otro, también implica tomar conciencia de lo que significa el hecho de que cada uno vive según su operación de distinción, y que todos son válidos desde la experiencia de cada persona.
Con aquello me refiero a que debemos hacernos cargo de lo que traemos a la mano. Debemos reflexionar constantemente acerca de nosotros mismos, especialmente nosotros como psicólogos(as), que tenemos una responsabilidad ética al trabajar con personas. En otras palabras, debemos siempre estar examinando cómo participa el observador en lo observado.
A modo de conclusión, considero que estamos en la entrada de un nuevo paradigma que por primera vez intenta abordar los fenómenos en su complejidad y en la integridad en que se presentan en su contexto natural. Yo creo que estamos en el comienzo de un entendimiento más acabo del mundo y sus leyes, situándonos como observadores en el sitio que nos corresponde, sin intentar explicar más allá de lo que nos permite nuestra estructura. Por eso comparto con Cornejo, el hecho de que el observador último queda sin explicación, pero esto es porque trasciende nuestra capacidad de conocer en la medida que somos determinados estructuralmente. Esto es lo que la ciencia recién está comenzando a comprender.

Bibliografía

Bertalanffy, L (1991) Teoría general de los sistemas México: Fondo de Cultura Económica.
Keeney, B. (1987) La estética del cambio Barcelona: Editorial Paidos.
Jutorán, S (1994) El proceso de las ideas sistémico-cibernéticas. Rev. Sistemas Familiares. Buenos Aires.
Maturana, H. (1995) Desde la biología a la psicología Santiago de Chile: Ed. Universitaria
Maturana, H. (1993) Amor y juego, Fundamentos olvidados de lo humano Santiago: Ed. Instituto de Terapia Cognitiva.
Rodríguez, D. & Arnold, M (1991) Sociedad y teoría de sistemas Santiago de Chile: Ed. Universitaria.

Internet:
Kuntsmann,G. Medina, A. Barrientos, M. El operar terapéutico del Instituto de Terapia Familiar de Santiago Extraído el: 8/05/07.


Notas 1: Publicado en http://www.ecovisiones.cl/metavisiones/articulos/nuevo-paradigma-cibernetica-1.htm

octubre, 2010

Los accidentes de automóvil: una matanza calculada

Antonio Estevan

Madrid (España), junio de 2001

Los accidentes de tráfico mortales han sido considerados hasta hace muy poco tiempo como una consecuencia inevitable de la existencia de los automóviles, cuya utilización se supone imprescindible para el desenvolvimiento económico y social en el mundo moderno. Nunca se ha planteado, en consecuencia, la posibilidad de atribuir responsabilidades globales sobre tales muertes a ningún estamento económico o institucional. Sin embargo, en los últimos años se han producido avances significativos en la comprensión del problema de los accidentes de tráfico, que pueden abrir el camino a la identificación de claras responsabilidades industriales: se perfila la idea de que las "matanzas" diarias del tráfico son algo muy distinto a una acumulación de fatalidades de responsabilidad individual, que es como son presentadas por las industrias interesadas y por las administraciones competentes.

 

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La Nanotecnología

Por Federico Kukso
25 junio 2005


Como el resto de los mortales, los científicos también caen rendidos ante la fuerza hipnótica y adictiva de las apuestas. Uno de los físicos más famosos en entrar al juego (y ofrecerlo) es Stephen Hawking, quien en 1997 desafió a su colega Kip Thorne (del Caltech de Estados unidos) para que demostrase que su hipótesis ("los agujeros negros destruyen todo lo que absorben") era falsa. Por desgracia -para Hawking, claro-, Thorne demostró que no sólo estas singularidades no devoran todo lo que se aproxima a su vecindario sino que también son capaces de expulsar materia y energía. Así, a Hawking no le quedó más que reconocer públicamente la derrota y pagar el monto de la apuesta (100 dólares).

Ciencia Humanista es Ciencia Humana.

 

Autor: Dr. Maurício Abdalla, Departamento de Filosofia, Universidade Federal do Espírito Santo, Brasil     (Nota 1)

RESUMEN

El presente artículo hace un breve análisis crítico de la concepción tradicional de ciencia y de su enseñanza a la luz de la epistemología contemporánea y de los cambios en la ciencia en el siglo veinte, indicando su relación con la racionalidad instrumental y utilitaria del sistema capitalista y sus límites para la comprensión de la naturaleza y del ser humano. Plantea, además, un cambio en la manera de concebir y enseñar las ciencias a la luz de una nueva racionalidad humanística, fundada en la cooperación y en la concepción ecológica profunda.

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(Nota 1) Conferencia presentada en el Congreso Mundial de Juventudes Científicas, Organizada por la Fundación F.I.S.S. (Federación Internacional de Sociedades Científicas), Cede: Universidad Nacional Autónoma de México, del 13 al 17 de octubre de 2009.

 

 

Árboles y silvicultura en el milenio urbano

Guido Kuchelmeister(Nota 1)

Contribuciones a la silvicultura urbana en un mundo progresivamente urbanizado.

Los habitantes de las ciudades son cada vez más sensibles y receptivos a la importancia de los bosques urbanos como componente esencial del paisaje, la infraestructura y la calidad de la vida en la ciudad. Las autoridades municipales, unidas a otras varias fuerzas interesadas en todo el mundo, han lanzado programas de actividades forestales urbanas a veces muy ambiciosos. En los países industrializados, la investigación y el desarrollo en silvicultura urbana han progresado mucho. En los países en desarrollo, sin embargo, esta ciencia está todavía al comienzo. Añádase que el trabajo forestal está aún ausente de las iniciativas de cooperación para el desarrollo urbano, pese al acelerado proceso de urbanización que tiene lugar en los países en desarrollo.
En este artículo se subraya la importancia de los árboles y de la vegetación conexa en la ciudad y en torno a las zonas densamente pobladas, tanto en los países industrializados como en los que están en proceso de desarrollo. Se prestará atención a las implicaciones de la urbanización para la cooperación al servicio del desarrollo, los beneficios de los bosques urbanos, la mitigación de la pobreza, las asociaciones innovadoras de los sectores público y privado y la ordenación de recursos con fines múltiples.

Calle de aldea primitiva

La calle principal de la aldea Kilakila (Port Moresby, Papua Nueva Guinea) está bordeada con almendros de la India (Terminalia catappa), árboles de mango, capoc (Ceiba pentandra) y cocoteros cuyos productos contribuyen a la seguridad alimentaria local -

R.R. THAMAN

La urbanizaciones y sus consecuencias

El crecimiento urbano acelerado en los países en desarrollo

La urbanización es una tendencia mundial. En 1995, alrededor del 73 por ciento de la población de América Latina vivía en ciudades, con lo que la región estaba más o menos tan urbanizada como Europa y América del Norte. En Asia y áfrica, la tercera parte de la población total se consideraba urbana.
El nuevo milenio será urbano. Las zonas urbanas en los países en desarrollo recibirán casi el 90 por ciento del crecimiento mundial previsto de 2 700 millones de habitantes entre 1995 y 2030. En el año 2030, casi el 85 por ciento de los latinoamericanos y la mitad de todos los africanos y asiáticos vivirán en ciudades. El crecimiento urbano más explosivo tendrá lugar previsiblemente en áfrica y Asia. Asia tendrá la mayor población urbana del mundo, con casi el doble de habitantes urbanos que áfrica y América Latina juntas (Naciones Unidas, 1998).
Las zonas periurbanas tienen los índices más altos de crecimiento y reciben hasta el 70 por ciento de los migrantes de las zonas rurales, así como migrantes de la ciudad misma. Estas zonas están integradas en muchos aspectos con la ciudad, pero la mayoría de los proyectos forestales en las zonas periurbanas se conciben como proyectos rurales. Si no se integran en la planificación urbana, están condenados al fracaso.

Urbanización y pobreza

A medida que el grueso de la población mundial pasa de las zonas rurales a las urbanas, la pobreza se hace un fenómeno cada vez más urbano. El Banco Mundial calcula que en 1988 alrededor de un cuarto de los pobres absolutos del mundo en desarrollo vivían en zonas urbanas y prevé que en el año 2000 esta proporción se elevará a la mitad (WRI, 1996). Antes de 20 años vivirán más pobres en las ciudades que en las zonas urbanas. Cada vez más, los pobladores de suburbios miserables, los niños de la calle y los que se ven obligados a oscilar entre la ciudad y su periferia caracterizarán el rostro de la pobreza mundial.

Deterioro del medio urbano

Las zonas urbanas generan problemas ambientales, que se perciben tanto a escala doméstica como mundial. Estos problemas van desde los perjuicios para la salud humana hasta las pérdidas económicas y sociales o los daños al ecosis-tema. La contaminación del aire y del agua y la acumulación de desechos figuran entre los problemas básicos. El sacrificio de bosques y tierras agrícolas al desarrollo urbano puede también reducir las zonas permeables al agua, alterar el drenaje natural y ocasionar graves inundaciones.
Los pobres que habitan en zonas urbanas soportan el mayor peso de los riesgos ambientales por las situaciones en que han de vivir, sea en los desparramados asentamientos ilegales de ciudades en el mundo en desarrollo o en los mohosos centros urbanos de Europa y América del Norte.


Recursos multifuncionales de los bosques urbanos de los países en desarrollo
Las zonas urbanas de los países en desarrollo padecen problemas de falta de agua potable, tratamiento de los desechos y lucha contra la contaminación inadecuados, ocupación y degradación de tierras vulnerables, inundaciones y erosión del suelo en asentamientos no autorizados. Sobre todo, muchos pobres padecen malnutrición. En núcleos de población pobres, sólo es posible administrar los bosques urbanos con miras al aprovechamiento de recursos múltiples. Por ejemplo en Durban (Sudáfrica) los parques multifuncio-nales son un componente de los programas de mejoramiento de los barrios de tugurios; los parques se utilizan para recoger agua de lluvia, evacuación y tratamiento de aguas residuales, actividades recreativas y jardinería (CIIAL, sin año).

Silvicultura urbana: árboles para las ciudades

Muchos especialistas forestales urbanos de los países industrializados utilizan indiferentemente las expresiones "cultivo de zonas verdes urbanas" y "silvicultura urbana", o "ingeniería forestal urbana") (Miller, 1997). Las definiciones más amplias consideran bosques urbanos toda zona forestal influida por la población urbana. En un sentido más restringido, la silvicultura urbana se refiere a los árboles y zonas arboladas en las ciudades: árboles de jardines y huertos, árboles de calles y parques, bosquecillos remanentes y que crecen en tierras baldías y abandonadas.
En los países industrializados, la silvicultura urbana se ha centrado en el aspecto recreativo y los beneficios ambientales (Miller, 1997; Nilsson y Randrup, 1997). En los países más pobres el primer cometido de la silvicultura urbana debe ser ayudar a cubrir las necesidades básicas (Kuchelmeister y Braatz, 1993). Para ello, lo más indicado es la ordenación de recursos con fines múltiples.
La silvicultura urbana ha hecho rápidos avances en América del Norte gracias a actividades concertadas y a la asignación de recursos considerables. En Europa, pese a una larga tradición de silvicultura urbana, la investigación es todavía muy fragmentaria. Un proyecto actualmente en curso de actividades forestales urbanas facilitará la cooperación y la coordinación en Europa (Randrup, Forrest y Konijnendijk, 1999). En los países en desarrollo, la silvicultura urbana está todavía en su infancia y se orienta claramente hacia el estilo de los países indus-trializados (Khosla, 1996, Tewari, 1995).

Urbanización y cooperación para el desarrollo

La rápida urbanización de la pobreza y las consecuencias medioambientales del crecimiento urbano para las comunidades pobres están recibiendo más atención que nunca en los debates internacionales sobre el desarrollo. En este contexto, la formación de zonas verdes urbanas se reconoce por todos como un instrumento de desarrollo. Foros de agricultura urbana como el Grupo de Apoyo a la Agricultura Urbana y la Iniciativa Mundial de Agricultura Urbana toman en consideración la silvicultura urbana, en particular en lo que respecta a las actividades agroforestales. Muchos proyectos de desarrollo urbano tienen un componente de ingeniería forestal urbana. Muchas ciudades que ponen en práctica localmente el Programa 21 (por ejemplo, La Paz [Bolivia], Sao Paulo [Brasil], Teherán [República Islámica del Irán], Durban [Sudáfrica], Kampala [Uganda], Zurich [Suiza], Bombay [India] y Yokohama
[Japón]) han incorporado componentes de zonas verdes. Sin embargo, en las iniciativas actuales de formación de zonas verdes urbanas el personal forestal profesional desempeña todavía un papel secundario.
Casi todos los grandes organismos de cooperación para el desarrollo han limitado a las zonas rurales sus actividades forestales. Los procesos mundiales recientes para la definición de políticas como el Foro intergubernamental especial y de composición abierta sobre los bosques y el Estudio de la Política Forestal del Banco Mundial no consideran todavía como un tema separado la silvicultura urbana (Kuchelmeister, 1999a).
La FAO tiene un programa de silvicultura urbana mediante el que ofrece a los países miembros servicios de información, identificación y formulación de proyectos y desarrollo participativo de estrategias municipales y planes maestros de silvicultura urbana. Entre los organismos donantes para el desarrollo de zonas verdes urbanas, el Banco Interamericano de Desarrollo es probablemente el más activo (Kuchelmeister, 1998). Algunas iniciativas, como "Ciudad árbol", apuntan a asentamientos pobres en países en desarrollo.

Importancia de los bosques urbanos

Valores múltiples de los bosques urbanos

Los árboles son una parte importante del sistema de vida de la naturaleza y desempeñan un papel fundamental en la sostenibilidad de los núcleos urbanos. La gente se percata cada vez más de que los bosques urbanos mejoran la calidad de la vida en las ciudades de muchas maneras, proporcionando beneficios tanto tangibles (alimentos, energía, madera, forraje) como menos tangibles para satisfacer las necesidades locales. La silvicultura urbana de fines múltiples es especialmente importante para los pobres urbanos (véase el recuadro).

Beneficios tangibles

Alimentación. Los alimentos obtenidos de los árboles en parques agroforestales privados o parcelas reservadas en parques públicos pueden contribuir notablemente a la seguridad alimentaria en los países en desarrollo (Kuchelmeister, 1999a). Las plantas silvestres comestibles que requieren pocos cuidados se prestan a menudo muy bien para su uso multifun-cional como vegetación ornamental al borde de las carreteras.
Leña. La leña proporciona entre el 25 y el 90 por ciento de la energía que consumen los hogares urbanos, siendo particularmente importante como fuente de energía en los centros urbanos menores de los países en desarrollo, sobre todo en zonas secas (Kuchelmeister, 1998). Los hogares urbanos pobres gastan una proporción notable de sus ingresos en la adquisición de leña. Si la población urbana pobre sigue creciendo, la consecuencia será probablemente un aumento de la compra y el consumo de leña y carbón vegetal. En circunstancias favorables, la leña extraída de bosques no rurales y sistemas agroforestales puede contribuir notablemente al suministro de dendroenergía.

Leña en venta

Los árboles, plantaciones y sistemas agroforestales en las zonas urbanas y periurbanas pueden contribuir al suministro de leña y madera, en especial en los países en desarrollo. En este mercado de Cabo Verde se vende leña de una plantación periurbana -

E.H. SENE


Madera de construcción. La disponibilidad de cantidades suficientes de madera de construcción es un problema que tiende a agravarse en los países en desarrollo. En las zonas urbanas, esta madera procede principalmente de plantaciones, árboles de las calles, cinturones arbóreos protectores o cortavientos, así como zonas verdes, parques y jardines. En muchas ciudades la extracción de madera se combina con intensas actividades recreativas al aire libre. La plantación sistemática de árboles en calles o caminos para la producción de madera es una práctica corriente en China y Malasia (Webb, 1998). Algunas ciudades en países industria-lizados cubren los costos del mantenimiento de árboles mediante el aprovechamiento de los mismos.

Servicios medioambientales

Mejoramiento del microclima, calidad del aire y reducción del dióxido de carbono. Los árboles urbanos pueden ayudar a mejorar la calidad del aire refrescándolo y limpiándolo. La ingeniería del paisaje, mediante plantaciones estratégicas, puede conservar la energía y mantener un ambiente confortable sin aire acondicionado. En la medida en que reducen la necesidad de consumir combustibles fósiles, los árboles urbanos son una buena inversión para paliar el efecto invernadero.
Cada vez más se recurre a las plantaciones para reducir la contaminación atmosférica. Este ha sido uno de los objetivos de proyectos de silvicultura urbana como los de Kuala Lumpur en Malasia y Manila en Filipinas (Kuchelmeister, 1998). Los árboles mitigan la contaminación reduciendo el uso de energía, las emisiones de dióxido de carbono y el ozono a nivel del suelo. Algunos proyectos de silvicultura urbana, por ejemplo en varias ciudades de los Estados Unidos, se han financiado mediante proyectos de retención del carbono (Akbari et al., 1992; McPherson y Rowntree, 1993).
Uso, reutilización y conservación del agua. Los bosques urbanos pueden ayudar a proteger los sistemas de suministro urbano de agua, tratamiento de aguas residuales y evacuación de aguas pluviales. Casi todas las ciudades pobres tienen graves problemas de tratamiento de aguas residuales y podrían establecer estanques de estabilización en sistemas de parques y reutilizar las aguas resi-duales para la silvicultura urbana. El reaprovechamiento de las aguas residua-les urbanas no sólo recarga los acuíferos sino que reduce además la demanda que pesa sobre unas escasas reservas hídricas. Las mayores posibilidades de reutiliza-ción de aguas residuales están en las zonas áridas de los países en desarrollo (Braatz, 1994; Kuchelmeister, 1998). La protección de las zonas suburbanas y rurales de las que las ciudades reciben sus aguas es un tema tradicional de la silvicultura urbana, pero el éxito de estos proyectos depende de su integración en la planificación urbana.
Conservación del suelo. Los árboles y los bosques ayudan a conservar el suelo, impidiendo deslizamientos en ecosistemas frágiles con terreno en pendiente, escasa vegetación y fuertes lluvias estacionales, protegiendo así las vidas y los hogares de los habitantes. La bioingeniería es importante en los asentamientos no reglamentados de zonas tropicales.
Desechos sólidos y regeneración de tierras. El reciclaje de los desechos de árboles urbanos reduce la eliminación de basura y proporciona nuevas materias primas (Webb, 1998). En las ciudades pobres la mayoría de los desechos pueden utilizarse como leña, mientras que en las más ricas pueden producirse materias primas como pajuzo o rastrojo para abono. Es frecuente la regeneración de tierras baldías y degradadas y vertederos públicos, mediante la plantación de árboles y la conversión en parques. Cuando se contamina la tierra, en particular con metales pesados, algunos árboles son capaces de absorber los contaminantes. Tras sucesivas extracciones de madera, puede reducirse gradualmente la contaminación (Dickinson, 1996).
Biodiversidad. Las zonas verdes desempeñan un papel esencial en la biodi-versidad urbana. Los humedales suburbanos pueden ser algunos de los ecosistemas naturales más productivos y pueden ofrecer un hábitat importante para la fauna. Mediante redes de zonas verdes se mejorará la conservación de la vida y la biodiversidad; los cinturones verdes y las avenidas verdes (parques lineales) pueden servir como corredores biológicos (UICN, 1994).

Beneficios sociales

Salud. Los parques y las zonas verdes dan oportunidades para actividades físicas sanas. Además, los beneficios pasivos para la salud física y mental de un paisaje urbano con árboles se han documentado en los países industrializados (Ulrich, 1984); el disfrute de zonas verdes puede ayudar a la gente a cobrar nuevas energías. Una mejor calidad del aire gracias a la introducción de vegetación repercute sobre la salud, con beneficios patentes como la menor frecuencia de enfermedades respiratorias. Los bosques urbanos pueden contribuir también a la seguridad alimentaria.
Empleo. Las plantaciones de árboles y en especial los sistemas de agrosilvicultura urbana pueden requerir una fuerte aportación de mano de obra y dar oportunidades de trabajo que pueden ser especialmente importantes en las ciudades más pobres. En los países más ricos, la industria de la arboricultura es próspera. Los bosques urbanos y las zonas verdes ofrecen también oportunidades para empresas más o menos estructuradas de tipo recreativo.
Educación. El aprecio de los bosques urbanos en la educación medioambiental va en aumento. Varias ciudades de países industrializados y en desarrollo tienen jardines botánicos, parques zoológicos, senderos señalizados en la naturaleza y centros que informan a los visitantes sobre la flora y la fauna. La facilidad de acceso a los árboles y los bosques es esencial para la enseñanza escolar y extraescolar.

Jóvenes plantando árboles

Plantar árboles es no sólo un tabajo sino una oportunidad para aprender. Jóvenes de Baltimore (Maryland, Estados Unidos) participan en un proyecto educativo de plantación de árboles en un parque urbano-

S. GRAHA

Actividades recreativas. Los bosques urbanos promueven mucho las actividades recreativas al aire libre. Los residentes con más bajos ingresos suelen frecuentar los parques urbanos más que los ciudadanos acomodados, ya que carecen de medios financieros y de tiempo libre para alcanzar lugares de recreo más distantes. Para que sean útiles para los habitantes con bajos ingresos, los bosques y las zonas verdes deben estar a una distancia accesible y disponer de los servicios deseados.
Sentimiento comunitario y realce del valor de la propiedad inmobiliaria. La participación del público en el cuidado de los árboles en las ciudades puede ayudar a reforzar el sentimiento de comunidad al dar a la gente una oportunidad para colaborar en beneficio del medio ambiente local (NUFU, 1998). Se ha comprobado que los precios de las viviendas son más elevados en las cercanías de árboles urbanos: por ejemplo, un 5 por ciento más en Hong Kong (Webb, 1998) y en la ciudad finlandesa de Salo (Tyrvainen, 1999) y hasta un 18 por ciento más en los Estados Unidos (Morales, Micha y Weber, 1983). En Singapur y Kuala Lumpur se ha reconocido que un paisaje urbano arbolado es un atractivo importante para nuevos empresarios e inversores (Kuchelmeister, 1998).

Asociaciones innovadoras en la silvicultura urbana

La actuación de los ciudadanos y de las organizaciones comunitarias

La conservación y la ordenación de muchos parques urbanos sólo son posibles por la actuación de los residentes y de
las organizaciones no gubernamentales (ONG). Esto se ha comprobado en ciudades tan diversas como Nueva Delhi en la India; Manila en Filipinas, México, D.F. y Nueva York en los Estados Unidos (Kuchelmeister, 1999b).
En Yokohama (Japón), la Junta de Parques de la ciudad y varias asociaciones de ciudadanos administran un parque eco-lógico. Se distinguen dos tipos de asociaciones: especialistas interesados en un aspecto particular de la naturaleza (por ejemplo, ornitólogos) y generalistas interesados en actividades sociales durante su tiempo libre. Cada asociación tiene funciones claramente definidas en el mantenimiento del parque (Kaneko y Nanbu, 1997). En Zurich (Suiza) la administración municipal ha invitado a los ciudadanos a asumir la responsabilidad de zonas verdes urbanas específicas (J. Villiger, comunicación personal, 1999).

Grupos vulnerables como asociados y clientes

En Bombay (India) se construyó en un parque para niños de la calle y con ayuda de éstos un vertedero de basura entre tugurios desparramados por un lado y un riachuelo contaminado por otro. El parque se utiliza también para educación ambiental (Pye-Smith, 1996). En Sao Paulo (Brasil) el proyecto "Un millón de árboles" movilizó a niños de la calle para regar árboles, protegerlos contra actos de vandalismo y desarrollar campañas de educación puerta a puerta. Todos los niños recibieron un uniforme, vales para almuerzos gratuitos, formación y algún dinero (Kuchelmeister, 1999b). En Marruecos, una ONG, con apoyo del Gobierno, movilizó a mujeres, alumnos de las escuelas, maestros y niños minusválidos para plantar un millón de árboles en Rabat y sus alrededores con objeto de mejorar las condiciones de vida y combatir la desertificación (CNUAH [Hábitat]/Together Foundation, 1998).

Colaboración entre entidades públicas y privadas

En Sacramento, California (Estados Unidos), la preocupación por la salud de los árboles en un momento en que se reducen los fondos municipales para la arboricul-tura ha dado lugar a nuevos lazos de colaboración entre la Sacramento Tree Foundation, el sector municipal de servicios, voluntarios especializados en combatir la grafiosis del olmo y residentes para plantar árboles de jardín protectores.
En muchos países los empresarios e industriales cuidan de los árboles de la calle o patrocinan la plantación de árboles frente a sus establecimientos a cambio de la publicidad sobre los dispositivos de protección o para atraer a la clientela. En Chile, algunas compañías financian y administran incluso parques públicos enteros (IDB/BID, 1997). En Sao Paulo se han convocado concursos públicos para plantar árboles en la ciudad. La compañía adjudicataria del contrato vende pequeños espacios de publicidad en los protectores de los árboles para financiar la plantación y obtener beneficios. El único costo para las autoridades es la inspección del contrato (Zulauf, 1996).

Lazos de asociación entre ciudades

La cooperación entre ciudades en el marco de asociaciones internacionales y nacionales de municipios y de una amplia gama de ONG está siendo uno de los componentes más destacados de la cooperación para el desarrollo. En esta cooperación se incluye a veces la silvicultura urbana.
En algunos acuerdos de hermanamien-to entre ciudades se prevén actividades de silvicultura urbana. Por ejemplo, el Gobierno de Singapur ofreció asistencia en silvicultura urbana a Manila (Filipinas). Ejemplos de cooperación Norte-Sur en silvicultura urbana son los acuerdos entre Guelph (Canadá) y Jinja (Uganda) y entre León (Nicaragua) y Utrecht (Países Bajos) (Kuchelmeister, 1999b).

Descentralización de funciones

Las políticas de descentralización y la urbanización han puesto a las ciudades en primer plano de la economía mundial y han llevado a cambios en las relaciones entre las ciudades y los gobiernos federales. Los municipios administran ahora muchos bosques, como por ejemplo en Bolivia (Kaimowitz et al., 1997). La redistribución de funciones y el establecimiento de lazos de asociación entre diversos interlocutores abren nuevos horizontes y oportunidades para proyectos de silvicultura tanto rural como urbana.
La autoridad municipal de Puerto Princesa (Filipinas) descentralizó ciertas funciones forestales confiándolas a las aldeas con miras a una administración y una ejecución efectivas de los planes. Alentado por el éxito de los dirigentes de Puerto Princesa en la protección de sus ricos recursos naturales, el Gobierno de la nación traspasó a la autoridad municipal de Puerto Princesa la administración del parque nacional fluvial subterráneo de Saint Paul, de fama mundial, junto con la cuenca de Irawan (Kuchelmeister, 1998).

Panorama arbóreo para el próximo milenio

En los países en desarrollo se está acelerando la urbanización. Al extenderse las ciudades, se difuminan las fronteras entre actividades urbanas, periurbanas y rurales, y se confunden los diversos sectores. Las políticas de descentralización y urbanización ponen a las ciudades en el primer plano de la economía mundial y hacen que se modifiquen las relaciones entre las ciudades y los gobiernos federales. En el milenio urbano, las necesidades y la influencia de las sociedades urbanas alterarán radicalmente las prioridades de la investigación y el desarrollo forestales.
La silvicultura urbana es un planteamiento moderno del cuidado de los árboles en las ciudades, que requiere planificación a largo plazo, coordinación profesional y participación local. Las actividades de investigación y desarrollo están dominadas y fuertemente influidas por los países industrializados, sobre todo los Estados Unidos. Se requieren más actuaciones concertadas para impulsar una silvicultura multifuncional apropiada en los países en desarrollo.
En el milenio urbano, los silvicultores profesionales tendrán que combinar mejor la formación urbana y la tradicional y tendrán que saber colaborar con especialistas en ordenación del territorio, constructores de viviendas, autoridades municipales, comités de desarrollo y habitantes pobres de las ciudades.
Los bosques urbanos son un activo económico. Debidamente concebidos y administrados, el conjunto de sus beneficios es tal que se ve en ellos cada vez más un componente básico de la infraestructura urbana, esencial para mantener un medio ambiente idóneo para la vida y sostenible.
En un plazo de veinte años, habrá más habitantes en las ciudades que en las zonas rurales. Para desarrollar y mantener bosques urbanos en poblaciones pobres, lo primero que hay que hacer es atender a las necesidades básicas. La mejor manera de hacerlo es utilizar los recursos para múltiples funciones. Los organismos de cooperación para el desarrollo deberían pues prestar más atención al sector forestal mucho más allá de las zonas rurales.
La silvicultura urbana ya no es patrimonio exclusivo del sector público. Diversas formas de colaboración entre entidades públicas y privadas aparecen por el mundo dando dinamismo a este nuevo concepto de silvicultura urbana. La financiación de programas de silvicultura urbana debe hacerse mediante una combinación de fuentes públicas y privadas.


Nuevas fuentes de financiación para bosques urbanos
La necesidad de un aumento extraordinario de los bosques urbanos junto con la falta de fondos públicos suficientes lleva a pensar que las fuentes privadas serán el componente más importante de la financiación. Una fecunda combinación de fondos públicos y privados de fuentes nacionales, municipales y particulares se utiliza cada vez más para los programas de silvicultura urbana.
Algunas formas no convencionales de financiar la silvicultura urbana en los países en desarrollo son:
- financiación del mantenimiento de parques mediante los ingresos de productos arbóreos, piscicultura y apicultura; subasta de productos del parque como la hierba; tasas de entrada;
- exención o reducción del impuesto territorial por plantar o administrar zonas forestales de tamaño mínimo;
- financiación de la plantación de árboles urbanos sacando a concurso público la publicidad en los elementos de protección de los árboles;
- donativos filantrópicos en efectivo y en especie por plantar árboles en las calles;
- donativos de empresas a cambio de publicidad;
- legislación que imponga a los urbanizadores la obligación de dedicar cierto porcentaje de tierra a espacios verdes;
- financiación de bosques urbanos mediante proyectos de retención del carbono.

Bibliografía
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Nota 1. Guido Kuchelmeister: es Coordinador de la iniciativa "Ciudad árbol", Illertissen (Alemania).
(al texto)

 

Europa se nos muere… La reducción del gasto y el fin del Estado de Bienestar

Escrito por MICHAEL HUDSON (Nota 1)

Domingo, 04 de Julio de 2010

De la crisis fiscal se culpa a las matemáticas de la demografía de una población en trance de envejecimiento, no a los gastos exponencialmente disparados en servicio de deudas, préstamos basura y fraude financiero masivo, gastos a los que tiene que subvenir el gobierno con rescates.
Lo que realmente está causando el estrangulamiento financiero y fiscal, huelga decirlo, es el hecho de que la financiación pública resulta ahora necesaria para compensar al sector financiero de las pérdidas que tendrá año tras año, a medida que los préstamos entren en mora en unas economías sobreendeudadas que se hunden más y más en el mar de la quiebra técnica de los deudores.
Cuando los políticos permiten que el sector financiero lleve la voz cantante, la preferencia natural de éste es convertir a la economía en un saquito de todo a cien. Y muchas veces, los políticos se ponen en cabeza. Eso es lo que significan las palabras “desahucio”, “penalización” o “liquidación”, de la mano siempre de “dinero razonable”, “confianza empresarial” y las consecuencias usuales: “deflación por deuda” y “servidumbre por deuda”.
Alguien tiene que acabar perdiendo en el asunto de los malos préstamos, y lo que los banqueros quieren es que sea la economía la que cargue con las pérdidas, a fin de “salvar el sistema financiero”. Desde el punto de vista del sector financiero, la economía ha de gestionarse para mantener la liquidez bancaria, y no el sistema financiero para servir a la economía. El gasto social del gobierno (el gasto en cualquier cosa que no sean rescates bancarios y subsidios financieros), así como el ingreso personal disponible, han de ser drásticamente recortados para evitar que se deprecie el gasto de deuda. El flujo de caja de las empresas ha de servir para pagar a los acreedores, no para emplear a más trabajadores y para hacer inversiones de capital a largo plazo.
La economía ha de ser sacrificada para subsidiar la fantasía según la cual las deudas pueden ser devueltas con sólo que los bancos puedan reponerse “por entero” y comenzar a prestar de nuevo (es decir, volver a hundir a la economía en deudas todavía mayores, causando una deflación por deuda aún más grave).
Esto no es la tradicional guerra de clases del siglo XIX, empresarios industriales contra trabajadores, aunque eso es también parte de lo que está pasando ahora. Es sobre todo una guerra del sector financiero contra la economía “real”: contra los empresarios industriales y contra los trabajadores.
La realidad subyacente es, en efecto, que las pensiones no pueden pagarse, o al menos, que no pueden pagarse con ganancias financieras. En los últimos 50 años, las economías occidentales han fantaseado con la idea de pagar a los jubilados a partir de ganancias puramente financieras (D-D’, como dirían los marxistas), no a partir de una economía en expansión (D-M-D’, utilizando trabajo para producir más mercancías). El mito era que las finanzas tomarían la forma de activos productivos, capaces de incrementar la formación de capital y la contratación laboral. La realidad es que la forma que toman las finanzas es la de las deudas (y las apuestas). Sus ganancias se hacían, por consiguiente, a costa del conjunto de la economía: eran extractivas, no productivas. La riqueza en la cúspide rentista encogía la base de la pirámide. Así pues, alguien tiene que dar. La cuestión es: ¿qué forma tomará ese “dar”? ¿Y quién será el que dé, y quiénes los receptores?
El gobierno griego no se ha mostrado dispuesto a hacer que los ricos paguen impuestos. Así que los trabajadores tienen que llenar el hiato fiscal, permitiendo a su gobierno socialista que recorte las pensiones, la asistencia sanitaria, la educación y otros gastos sociales: todo para rescatar al sector financiero de un crecimiento exponencial de deuda insatisfecha, rescate que resulta imposible de realizar en la práctica. La economía es sacrificada en el altar de un sueño imposible. Sin embargo, en vez de centrarse en el problema de un crecimiento exponencial del volumen de títulos bancarios de deuda que no se puede pagar, los lobistas bancarios –y los políticos del G20, cuyas campañas electorales dependen de sus fondos— lo que hacen es promover el mito de que el problema es demográfico: una población envejecida abatida sobre la Seguridad Social y los fondos públicos de pensiones. Y se dice a los políticos que  lo que tienen que hacer es servirse de su poder y recaudar impuestos y crear crédito, pero no para pagar pensiones y asistencia social, sino para rescatar a un sector financiero abrumado por la acumulación títulos de deuda crecientemente insatisfecha.
Letonia ha sido presentada como el niño modelo de lo que la UE recomienda a Grecia y a otros países meridionales de la UE en dificultades: los recortes drásticos del gasto público en educación y sanidad han reducido los salarios del sector público en un 30%, y siguen cayendo todavía. Los precios de la propiedad de la vivienda han caído un 70%, y los propietarios y sus familiares cofirmantes de las hipotecas han entrado en quiebra técnica [deben más al banco de lo que ahora valen sus viviendas; T.], hundiéndose en una vida de servidumbre por deuda si no toman sus bártulos y emigran del país. [1]
La extravagante pretensión de esos recortes en el presupuesto público para enfrentarse al  declive económico pos-burbuja es que eso restaurará la “confianza”. Es como si la autodestrucción fiscal pudiera inspirar confianza, y no, como es el caso, empujar a los inversores a huir del euro. La lógica parece la de la vieja guerra de clases, haciendo retroceder las agujas del reloj a la filosofía de dura disciplina fiscal de una época que se creía superada: hacer retroceder la seguridad social, las pensiones públicas, el gasto público en educación y otras necesidades sociales básicas, y sobre todo, incrementar el desempleo para empujar a los salarios a la baja. Algo que hizo explícito el Banco Central de Letonia –tenido por “modélico   en punto a retraer la economía por los banqueros centrales de la UE—.
Es una lógica autodestructiva. Exacerbar el declive económico reducirá la recaudación fiscal, empeorando aún más los déficits presupuestarios en una catastrófica espiral bajista. La experiencia de Letonia muestra que la respuesta a la retracción económica es la emigración del trabajo calificado y la fuga de capitales. Lo cierto es que la política europea de retracción económica planificada choca frontalmente con el primer axioma de los libros de texto de política económica, y es a saber: que los votantes actúan conforme al propio interés y que las economías prefieren crecer, no destruirse a sí propias. Hoy, las democracias europeas –y hasta los partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas— concurren al poder con una plataforma programática en materia fiscal y financiera que se opone derechamente a los intereses del grueso de los votantes y aun al de los industriales.
La explicación, huelga decirlo, es que la planificación económica no la hacen hoy en día los representantes surgidos de las elecciones. La autoridad planificadora ha sido abandonada en manos de los bancos centrales “independientes”, quienes, a su vez, actúan como lobistas de bancos comerciales que venden su producto: deuda. Desde el punto de vista de los bancos centrales, el “problema económico” es cómo mantener solventes a los bancos comerciales y a otras entidades financieras en una economía pos-burbuja; cómo pueden éstos cobrar deudas, el volumen de las cuales está harto más allá de la capacidad de pago de muchas gentes de a pié en un ambiente de mora e impago crecientes.
Y la respuesta es que los acreedores sólo pueden cobrar a costa de la economía. El excedente económico subsistente tiene que ir para ellos, no para la inversión de capital, no para la contratación laboral, no para el gasto social.
Tal es el problema de la óptica financiera. Es miope y cortoplacista: es predatoria. Ante la disyuntiva de intervenir los bancos para promover la economía, o destruir la economía para beneficiar a los bancos, los bancos siempre optarán por la primera alternativa. Y lo mismo los políticos subvencionados por los bancos.
Los gobiernos precisan de sumas gigantescas para rescatar a los bancos de sus malos préstamos. Pero no pueden seguir tomando prestado a causa de las presiones sobre la deuda pública. De manera que las pérdidas derivadas de las malas deudas tienen que cargarse a los trabajadores y a la industria. La coartada narrativa es que los rescates públicos permitirán a los bancos volver a prestar de nuevo y reinflar el préstamo piramidal à la Ponzi de la economía de la burbuja. Pero el volumen de la quiebra técnica es demasiado grande, y no hay paso franco alguno que permita el tránsito a reinflar la burbuja. Las economías están todas anegadas de deuda. Las rentas de los bienes raíces, los flujos de caja de las empresas y el poder público recaudatorio del fisco ya no pueden soportar ulteriores empréstitos, no importa cuánta riqueza transfieran los gobiernos a los bancos. Los precios de los activos se han desplomado hasta el territorio de la quiebra técnica. La deflación por deuda ha retraído los mercados, los beneficios empresariales y los flujos de caja. La dinámica del “milagro del interés compuesto” ha culminado en quiebras y concursos de acreedores que reflejan la incapacidad en que se hallan los deudores de sostener el crecimiento exponencial de las cargas financieras requeridas por la “solvencia financiera”.
Si el sector financiero sólo puede ser rescatado recortando el gasto social en Seguridad Social, atención sanitaria y educación y avilantándose a más ventas privatizadoras, la gran pregunta es: ¿vale la pena? Sacrificar de este modo a la economía violaría los valores sociales de equidad y justicia de la mayoría de la gente, los valores profundamente arraigados en la filosofía de la Ilustración.
Este es el problema político. ¿Cómo pueden persuadir los banqueros a los votantes para que aprueben eso en un sistema democrático? Es necesario orquestar y manipular sus percepciones. Su miseria ha de pintarse con los colores de lo deseable, como un paso ineludible hacia la prosperidad venidera. 
Medio siglo de planes de austeridad fracasados impuestos por el FMI a desdichados países deudores del Tercer Mundo deberían haber destruido para siempre la idea de que la austeridad es la vía a la prosperidad. Una generación cuyo currículo académico ha sido purgado a conciencia ha borrado prácticamente todo vestigio de que hubo en otro tiempo una filosofía económica alternativa a esta teoría contrailustrada, patrocinada por los rentistas. La teoría clásica del valor y de los precios reflejaba la teoría de la propiedad fundada en el trabajo de John Locke. La riqueza de una persona debería ser lo que esa persona creara merced a su propio trabajo y a su propia industria, no merced a apuestas financieras basadas en información obtenida desde dentro o merced a privilegios especiales.
Por eso digo que Europa se nos muere. Si no cambia su trayectoria, la Unión Europea sucumbirá a un golpe de estado financiero que habrá de llevarse por delante los tres últimos siglos de filosofía social de ascendencia ilustrada. La cuestión es si disolver la Unión es la única manera de recuperar sus ideales democrático-sociales y emanciparse de los bancos que han tomado el control de sus órganos de planificación central.

 


(Nota 1) Michael Hudson trabajó como economista en Wall Street y actualmente es Distinguished Professor en la University of Misoury, Kansas City, y presidente del Institute for the Study of Long-Term Economic Trends (ISLET). Es autor de varios libros, entre los que destacan: Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire (nueva ed., Pluto Press, 2003) y Trade, Development and Foreign Debt: How Trade and Development Concentrate Economic Power in the Hands of Dominant Nations (ISLET, 2009).  Publicado como  “El golpe de Estado financiero contra el Estado Democrático y Social de Derecho en Europa: la distopía de la “Nueva Austeridad”, Michel Hudson, SP, Madrid.
(al texto)