Presentamos a nuestros lectores este interesante artículo, que aunque escrito para el mundo anglosajón, pinta muy bien, con algunas pequeñas variantes según el país, el problema político que enfrentan las “democracias” actuales.

Como ganar una elección 

 http://www.lewrockwell.com/orig12/brandly1.1.1.html

por Mark Brandly
 

La política es criminal porque el estado es una banda de ladrones

En un soberbio análisis de la democracia, Hans-Hermann Hoppe [1]señaló que “los primeros ministros y los presidentes son seleccionados por su probada eficiencia como demagogos moralmente desinhibidos. Por lo tanto, la democracia asegura para todo propósito práctico, que solamente los hombres (o mujeres) malvados y peligrosos pueden elevarse a las alturas del gobierno”. Aquellos que buscan una posición política parecen estar ansiosos de romper los códigos morales que la mayoría de las personas siguen con buena disposición. Mientras más grande es el poder de la posición política que el candidato está buscando, más probable es que tal individuo carezca del sentido de lo correcto y lo equivocado.
A nivel local, algunas veces encontramos autoridades respetables, pero a nivel federal, tales candidatos son muy pocos y están muy alejados. Con algunas excepciones, parece que el requerimiento mínimo para ser diputado, senador o presidente, es la habilidad de explotar a los demás. [2]
George W. Bush es el mejor ejemplo de un candidato obviamente dispuesto a ser inescrupuloso para adquirir y manejar el poder político. La deshonestidad de su administración durante sus ocho años de reinado, aparentó ser razonable ante los observadores, y ahora vemos las mismas características en la administración de Obama.
Las preguntas que surgen de las observaciones precedentes son: ¿Por qué quienes no tienen ética y son corruptos tienen éxito en el ambiente político? Aun si reconocemos que los individuos moralmente corruptos buscan controlar a los demás, [3] ¿Por qué damos nuestro voto a tales candidatos? ¿Los candidatos corruptos tienen una ventaja sobre los candidatos con integridad?
En este ensayo intentamos contestar estas preguntas y explicar por qué la corrupción moral tiende a ser una característica de los candidatos políticos exitosos. Aplicando un análisis económico a la toma de decisiones políticas, podemos obtener conclusiones acerca de los atributos necesarios de los candidatos políticos ganadores.
La naturaleza de una elección
Entender la naturaleza de una elección es el primer paso para ganarla. Iniciemos comparando una elección a la toma de decisión en el sector privado. Analicemos acerca de cómo hacen sus compras diarias los consumidores. Van, digamos, a Walmart y toman un carrito de compras, lo llenan de productos que desean y por los cuales están dispuestos a pagar. No hay nada en el carrito que el consumidor no desee y cada artículo tiene para él un valor material mayor a su precio.
Tales compras representan una democracia de mercado en acción. Como lo explica Ludwig von Mises en su economía de mercado: El consumidor es quien maneja la producción. Desde este punto de vista, la sociedad capitalista es una democracia en la cual cada centavo representa un voto. Es una democracia con un mandato imperativo e inmediatamente revocable por sus miembros. [4]
En un mercado, cada consumidor decide exactamente lo que quiere comprar; o sea que vota cada vez que compra bienes y servicios
En una democracia de mercado la votación es registrada gastando dinero. Usted puede tener una camisa azul votando por ella con su dinero. En otras palabras, su voto importa. Cada consumidor elije el bien que desea y termina sin nada que no desee tener.
También, cada quien tiene un diferente carrito de compras. Algunos compradores van con ellos llenos de costosos artículos, mientras que otros salen solamente con algunos pocos. Usted compra la camisa azul, alguien compra una camisa roja y yo decido no comprar ninguna camisa. El hecho que usted quiera una camisa azul, no me daña. Este es un punto importante. En una democracia de mercado no hay razón para que los consumidores entren en conflicto. Cada consumidor puede votar diferente, pero las compras de un consumidor de un cierto carro, no obligan a otro consumidor a llevar a su casa el mismo grupo de productos.
Finalmente, cada consumidor tiene el incentivo de ser informado en cierto grado sobre sus compras. Dado que adquirir información acerca de los productos le permite a uno tomar mejores decisiones, los compradores toman tiempo para saber algo sobre los productos. Esto es especialmente cierto cuando se trata de productos caros. Para los artículos que forman la mayor parte de la compra, es saludable el esfuerzo de investigar las posibles opciones. Uno será recompensado al encontrar artículos de alta calidad a precios relativamente bajos.
Las cosas son bastante diferentes en una democracia política. Elegir entre dos candidatos es análogo a ir a Walmart y que le presenten a uno dos carritos de compras ya llenados con artículos. Todos tienen que dejar la tienda con alguno de los dos carritos de compras. Cada carrito contiene artículos que la persona puede desear, pero también contendrá productos que no hubiera elegido. Pero los votantes no pueden quitar nada de ninguno de los carritos.
Esto explica el concepto de decisiones en paquete en la toma de decisiones políticas. Los carros representan a los candidatos y los productos que contienen son sus posiciones políticas. Los candidatos pueden manejar políticas que favorezcan a algún ciudadano en particular, pero ese individuo puede no estar de acuerdo con toda la política que el candidato maneja. En las decisiones privadas uno puede elegir solamente los artículos que desea puesto que la elección no se hace en paquete, pero en las decisiones políticas usted no tiene esa opción. Si usted apoya a un candidato, se tiene que dar cuenta que esta aceptando una elección de paquete, que incluye algunas políticas que no le son favorables.
También, por razones que explicaremos más adelante los dos carros de compras son muy similares. Contienen muchos artículos similares, y los que son diferentes contienen alguna similitud (por ejemplo ambos carritos contienen una camisa, una es roja y otra es azul) y el costo total de los productos que contienen ambos son muy similares. En suma cada contribuyente acaba pagando el costo de uno de los carritos aun cuando él voluntariamente no hubiera comprado ese grupo de productos.
Vemos aquí el conflicto que se presenta en las decisiones políticas. Usted quiere una camisa azul, alguien quiere una camisa roja y yo no deseo ninguna camisa. Sus necesidades o deseos están en conflicto con los míos. Para que usted esté satisfecho,  apoya políticas que me dañan a mí. Este tipo de conflictos no se observa en una democracia de mercado.
Regresando a la analogía del carrito de compras de Walmart, cuando a usted le presenten los dos tipos de carros, usted puede elegir o votar por alguno de ellos.  De cualquier manera usted vota poco frecuentemente, digamos que una vez cada cuatro o seis años y su voto no importa. Usted terminará con el mismo carrito a pesar de su voto. De hecho aun si usted no vota, esto no afectará el paquete de artículos que usted recibe en su carro.
Esto es igual en cualquier elección política de importancia. La oportunidad de que un voto cambie el resultado de una elección es remota. Por lo tanto los votantes tienen muy poco incentivo para obtener información acerca de los productos de los dos carritos. El esfuerzo de saber que contienen los dos carros genera muy poca recompensa. Aun estando completamente informados acerca de los productos que contienen los carritos, esto no cambia nada, puesto que cualquier voto individual no cambia el resultado de la elección.
Finalmente, aun cuando a los votantes se les prometa un grupo particular de bienes en el  carrito de compras que gane la elección, esto no significa que recibirán tal grupo de bienes. El candidato puede prometer realizar un grupo específico de políticas, pero después de la elección el que tiene la autoridad es libre de ofrecer un diferente grupo de políticas a los votantes, ya sea porque el candidato haya cambiado su postura en algunos asuntos o porque haya  engañado durante su campaña para obtener apoyo político.
El asunto, más allá, es que en una elección los votantes se enfrentan con paquetes de elección, votan de manera poco frecuente, el voto individual no afecta la elección, los votantes tienen poco incentivo para informarse adecuadamente acerca de la posición política de los candidatos, y el candidato ganador no está obligado a cumplir sus promesas. Los candidatos que entienden estos simples hechos acerca de la elección tienen  una ventaja sobre sus oponentes políticos que no entienden la naturaleza de las elecciones.
Dándose cuenta de esto los candidatos necesitan tomar dos importantes decisiones. Primera, el candidato debe considerar qué paquete de políticas le puede dar la mejor oportunidad de ganar la elección y segunda, el candidato debe concebir una estrategia que pueda darle a quienes lo apoyan, un incentivo para votar, a pesar del hecho de que el voto individual no importa. Voy a considerar estos dos asuntos en orden:
¿Cuál paquete político ganará la elección?
Consideremos un espectro de posibles posiciones políticas. En los extremos del espectro existen extremistas como los liberales y los marxistas. La mayoría de los votantes no estarán en estos extremos. Muchos votantes tienden a tener puntos de vista de alguna manera semejantes en lo que llamaríamos el centro del espectro. Me doy cuenta que alguien podría discutir que el grueso de los votantes podría acercarse a un cierto extremos del espectro, pero mi punto de vista es que hay una posición central en este espectro y los votantes tienden a agruparse en esta región.
Para ganar una elección, un candidato necesita recurrir a esta posición central. Si un candidato D toma una posición muy cargada a la izquierda y un candidato R toma una posición ligeramente a la derecha del candidato D, entonces R probablemente ganará la elección. De la misma manera si el candidato R toma una posición a la derecha del centro, el candidato D puede ganar la elección tomando una posición ligeramente a la izquierda de R. De manera que, para ganar una elección, cada candidato desea instalarse en el centro del espectro político.
El análisis anterior es una versión adulterada del median-voter theorem (teorema del votante del centro). Los candidatos necesitan obtener el apoyo de los votantes de “la mitad del camino”, los votantes del centro. [5] Estas conclusiones tienen algunas implicaciones importantes.
Primero que todo, puesto que todos los candidatos tratan de recurrir a los votantes del centro, debemos esperar que los candidatos sostengan posturas similares. En Estados Unidos las dos últimas administraciones demostraron lo anterior. Aun cuando ellos representan diferentes partidos políticos, muchos de los consejeros de la política exterior y financiera de la administración Bush, podrían sentirse confortables en la administración de Obama, y en algunos casos los mismos individuos han estado en ambas administraciones. Tanto Bush como Obama apoyan un estado benefactor y un imperio militar. Ambos han propuesto planes de ajuste de gastos expandiendo el tamaño de estos ajustes y el alcance legal del gobierno federal.
La deuda federal aumentó casi al doble durante el reinado de Bush y parece que duplicará otra vez bajo Obama. Ambos presidentes apoyaron masivamente los gastos en salud, que incrementaron el gasto y el control federal sobre la industria de la salud. Y, muy importante, ambos presidentes apoyaron las políticas liberales monetarias y el sistema de la Reserva Federal, la principal causa de la actual crisis económica. [6]
Segundo, debemos esperar que muchos votantes estén descontentos con el resultado de la elección. Aquellos que están de acuerdo con las preferencias políticas de los votantes del centro pueden estar satisfechos con las posturas del candidato ganador, pero muchos votantes sostienen posturas que son considerablemente diferentes de la postura centrista y estarán en desacuerdo con las políticas del candidato ganador
Tercero, la necesidad de recurrir al centro del espectro político crea un dilema para los candidatos. A fin de ganar poder político en el sistema, un candidato debe ganar dos elecciones, la elección primaria y la elección general. La dificultad para el candidato estriba en la necesidad de recurrir a diferentes grupos de votantes en cada elección. Para ganar la elección primaria, el candidato debe atraer a los votantes del centro que militan en su partido. Entonces el candidato debe cambiar su postura para obtener el apoyo de los votantes del centro en la elección general. 
En los Estados Unidos, y en un lenguaje político familiar, los republicanos necesitan tomar una postura en el ala derecha en las primarias luego moverse al centro político para la elección general. Los demócratas harán un cambio similar desde el ala izquierda a una postura central.
Existen al menos dos claves para que un candidato que cambie su postura siga obteniendo el apoyo político. Primero, el candidato necesita recurrir a las bases durante la elección primaria, sin tomar una postura firme. En este momento necesita prevenirse de ser demasiado específico y ser lo suficientemente ingenioso para cambiar su postura y al mismo tiempo negar que tal cambio esta ocurriendo. Después de las primarias el se puede mover a la mitad del espectro.
Cada candidato sabe que está cambiando su postura, pero también sabe que el otro candidato está actuando de la misma manera. Aquí, la estrategia ganadora depende de ser el primero en acusar a su oponente de cambiar de opinión y señalar su obvio cambio o alejamiento del centro, mientras que en todo el tiempo, y asegurar que usted no ha cambiado sus posturas para nada. La meta es enfatizar las mentiras y engaños de su oponente y asegurar que usted es un recto orador que nunca se contradice en sus convicciones, mientras que ignora el hecho de que las únicas convicciones que la mayoría de los candidatos tienen es la voluntad de hacer cualquier cosa que los lleve a adquirir poder político. Tal engaño retribuye bien por las razones que explicaremos después.
Acto seguido, debemos considerar qué paquete de posturas políticas adoptaremos, del centro del espectro político. La conclusión obvia es que el candidato necesita elegir un paquete que contenga posturas que retribuyan a sus seguidores por su apoyo.
Los votantes apoyarán al candidato que pueda brindarles favoritismos políticos. Varios grupos estarán favorablemente dispuestos a hacer antesalas para buscar beneficios (lobby) con las autoridades gubernamentales –los economistas llaman a esta actividad rent seeking (buscando rentas) – para obtener esos beneficios. Piense en esto como un intercambio. Los grupos desean otorgar dinero y apoyo político a los candidatos a cambio de que éstos les otorguen bienes y servicios.
Un candidato puede comprar votos en el entendimiento de que va a concentrar beneficios a grupos de interés especial. Estos favoritismos pueden tomar la forma de una transferencia de pagos, donde el estado simplemente toma dinero de alguna gente y se lo otorga a otra, o alguna intervención en los mercados tal como apoyar precios de productos agrícolas o algunas otras políticas proteccionistas. La principal tarea financiera del gobierno federal es distribuir estos favoritismos políticos, mientras que el grueso del gasto federal se hace transfiriendo pagos. La mayoría del gasto, leyes y regulaciones, tienden a dirigirse al beneficio de las clases políticamente favorecidas.
La otra cara de manejar los favoritismos a cambio de apoyo político es que alguien tiene que pagar por estas prácticas. Políticamente, el truco consiste en obtener apoyo otorgando beneficios concentrados en varios grupos, mientras que se pierde una mínima cantidad de apoyo de aquellos que son dañados por estas políticas.
Por lo tanto, es importante dispersar el costo de la generosidad del gobierno. Si usted toma diez dólares de cada uno de diez millones de personas. Estas víctimas tendrán poco incentivo para oponerse a esta política, muy pocos encontraran que es redituable perder su tiempo en antesalas para ir en contra de una política que solo le costo diez dólares a una persona. Por lo tanto si usted toma estos cien millones de dólares y ofrece cien mil dólares a cada una de mil personas, entonces este grupo va a encontrar muy provechoso organizar comités de acción política y entregarle a usted sus votos y dinero. Para obtener el dinero de otras personas los grupos favorecidos estarán dispuestos a organizarse haciendo lobbying y enviando contribuciones de campañas a las autoridades apropiadas y campañas para el candidato que ha organizado estas transferencias que les han beneficiado.
Complementado la dispersión de costos de los programas gubernamentales, es también posible esconder los costos de los contribuyentes. Por ejemplo pocos trabajadores entienden la carga del impuesto del Sistema de Seguridad Social. En el cheque de su sueldo verán que un porcentaje (por ejemplo el 6.2%) ha sido deducido para pagar los impuestos de Seguridad Social. Este no es el caso.  Aun pensando que los empleados son legalmente responsables por el impuesto, las autoridades cambian el impuesto hacia los trabajadores en forma de salarios más bajos. La carga del impuesto de Seguridad Social, que es digamos del 12.4% del pago bruto de cada trabajador, recae en ellos. Esta es solamente una de muchas maneras en que los políticos esconden los costos de las políticas gubernamentales.
Cuando se compite por autoridad, es importante hacer énfasis en los beneficios de las transferencias de bienes y servicios a los receptores e ignorar el costo de las víctimas de las políticas. Henry Hazlitt explica que el “arte de la economía consiste no solamente en ver los efectos inmediatos, sino también los efectos a largo plazo de cualquier acto o política, consiste en diseñar las consecuencias de esa política no solamente para un grupo sino para todos los grupos. [7] Hazlitt ilustra esta idea considerando una ventana rota. Romper una ventana crea un trabajo para un vidriero, un efecto inmediato, pero reparar la ventana reduce los gastos en otros sectores de la economía. En el largo plazo se incluyen los efectos negativos sobre los trabajadores de estos sectores.
Una clave para ganar una elección es revertir la sabiduría de Hazlitt. El arte de las campañas políticas consiste en ver solamente los efectos inmediatos para un grupo, el grupo que se beneficia con la política en cuestión, e ignorar los efectos negativos sobre otros grupos. Ignorando los efectos totales de una política, el candidato puede apoyar políticas destructivas que dañen el bienestar social. Esto lo vemos obvio con el siguiente ejemplo sofista de la ventana rota, cuando en 2009 en el programa de “efectivo para chatarra”, la administración de Obama hizo la ridícula declaración que destruir 700.000 carros en los Estados Unidos podía ayudar a nuestra economía. Elegir autoridades hace que la famosa falacia de la ventana rota pase a ser la excusa de la ventana rota para manejar favoritismos políticos.
Los candidatos saben como jugar este juego por lo tanto ellos tienden a favorecer el incremento del gasto gubernamental, con regulaciones más onerosas, y en planeaciones centrales añadidas. El país esta cabeza abajo en un camino hacia un socialismo totalitario [8] y los candidatos Demócratas y Republicanos están discutiendo acerca de que tan rápido manejar el carro.
Así que, para ganar apoyo político, un candidato necesita alimentar un interés especial para apoyar políticas con beneficios concentrados y costos dispersados, y hasta un grado posible, esconder los costos de sus políticas. La lección aquí es que un candidato que respete la propiedad privada, está en desventaja y probablemente perderá la elección. Una buena disposición para tomar las propiedades de otros –en la vida diaria lo llamaríamos un robo – es un punto crítico para ganar poder político.
El voto de usted no importa
Una vez que el candidato ha comprado a los votantes para que le den su apoyo. El siguiente paso es encontrar la manera en que sus seguidores voten, aun reconociendo que los votos individuales no tendrán ningún efecto en la elección. Las probabilidades de que un simple voto cambie el resultado de una elección son de 1/N, donde N es el número de votantes. Aproximadamente 130 millones de personas votaron en la elección presidencial de 2008, así que la oportunidad de que un simple voto haga la diferencia es, burdamente hablando, menos de una millonésima del uno por ciento. [9]
Sin embargo, una gran cantidad de votantes potenciales está convencida de que su voto puede hacer la diferencia. Para obtener apoyo, los candidatos remarcan que cada voto importa. Ellos sostienen que la elección depende de cada uno de los votos, y que la elección por venir será la más importante de toda una vida. Puesto que el votar es infrecuente, los votantes olvidan que en última elección les dijeron  que (jamás había ni habría una elección más importante) fue la más importante de toda la vida.
Ligar el voto al patriotismo o declarar que la práctica de la democracia es equivalente a vivir en un país libre, también es una táctica exitosa. Por supuesto, tales declaraciones son falsas, pero mucha gente sigue cayendo en la trampa. Esto ayuda a que las escuelas oficiales (gubernamentales) refuercen estas ideas y enseñen a los estudiantes a que votar es un deber cívico. Después de 12 años de estar oyendo esta propaganda, mucha gente acepta estas posturas. La historia muestra que esta funciona.
¿Qué función tiene la falsedad en una elección?
El análisis anterior nos lleva a la conclusión de que el candidato puede aprovechar el engaño. Un problema mayor al apoyar políticas que concentran los beneficios y dispersan los costos es que tales políticas no son para el beneficio público. El control de precios, el militarismo, las políticas proteccionistas, la transferencia de pagos y la socialización  de varias industrias empobrecen al país. Cuando los candidatos usan este esquema para ser elegidos, generalmente esconden el hecho de que sus propuestas dañan al país. En vez de ser honestos, los candidatos declaran que las políticas destructivas son buenas para la sociedad. Por supuesto, estas políticas centralizan el poder y por lo tanto son buenas para aquellos que están cercanos al estado, pero los candidatos mienten cuando afirman que tales programas generarán beneficios netos a todo el país. Consideremos unas pocas de las falsas declaraciones que debemos esperar oír de aquellos que compiten por un puesto político:
Por ejemplo, un candidato nunca declarará que su principal meta es adquirir poder político de manera que pueda enriquecerse. En vez de eso, usará sus frases favoritas que escondan la verdadera naturaleza de sus intenciones. No importa que política esté defendiendo el sostendrá que el programa “es para los niños” o “para beneficio de la familia”. Otras posibilidades son el asegurar que sus programas harán “crecer la economía” o “ayudar al ambiente”. En la actual atmósfera política, decir que usted está “peleando contra el terrorismo” cegará a muchas personas par que puedan ver sus verdaderas intenciones. El punto es que estas declaraciones son lugares comunes que engañan a mucha gente
Asegurar que sus propuestas ayudarán al país a funcionar particularmente bien si él trabaja en ellas desde un puesto político, Durante el tiempo que sea autoridad, en cualquier momento puede haber buenas noticias, entonces podrá declarar que las buenas noticias son resultado de su política. Si el desempleo se reduce, oiremos declaraciones en el sentido de que esto lo ha logrado él. El declarar A (alguna política gubernamental) precede a un evento B (algún resultado positivo) y por lo tanto el evento A debe haber causado el evento B es la llamada post hoc fallacy (la falacia del después). La mayoría de la gente no reconoce esto como una falacia, por lo que quien tiene la autoridad puede ufanarse con este truco.
Para aquellos que son escépticos y no caen en la falacia, será necesario recurrir a algunos “expertos”, comprados y pagados por el gobierno, para que respalden las declaraciones. Muchos economistas y otros académicos, buscan trabajar para el gobierno y están interesados en sacar conclusiones que coincidan con la postura de las autoridades elegidas, para ser recompensados con dinero y poder. Tales expertos ganan fama y riqueza y las autoridades ganan al poder asegurar que los “expertos” apoyan sus políticas. Solamente el pueblo pierde en este juego.
Como mencionamos anteriormente, otro obstáculo para ganar puestos políticos es que a menudo se necesitan ganar dos elecciones, la elección primaria y después la elección general. Aquí el problema consiste en recurrir a los electores de un partido político en particular para la elección primaria y a toda la población para la elección general. Esto puede requerir que el candidato cambie su postura. El grupo de paquetes elegidos con el que se podría ganar la elección primaria, puede ser diferente de los que ganaría en la elección general. Por lo tanto, en la elección primaria, los candidatos al expresarse deberán ser imprecisos y evitar definirse claramente.
Otra mentira que oiremos de los candidatos es que hay grandes diferencias entre ellos, aun cuando ocupen el cargo sus posturas sean muy similares. Cada uno afirmará que sus programas conducirán a la seguridad y a la prosperidad, y los programas de su oponente  resultarán en empobrecimiento y ruina. Convencer a quienes lo apoyan de que existen grandes diferencias entre los candidatos, hará más probable que acudan a votar. Un candidato necesita empujar continuamente a sus seguidores a que vayan a las urnas.
Una táctica común para obtener apoyo es negociar con el miedo. El miedo a menudo triunfa sobre la lógica. El electorado puede asustarse creyendo que habrá terribles consecuencias si su candidato pierde la elección. Un candidato puede apelar a sus seguidores clamando que si el otro candidato gana la elección seríamos atacados por terroristas, o que nuestros impuestos se elevarían. O que podríamos perder el trabajo, o que nuestros hijos no tendrían buena educación, o que escasearía el petróleo, o que no tendríamos un adecuado sistema de salud, o que el ambiente sería (más) arrasado. En tanto que estos reclamos pueden ser correctos, no tendrán ninguna importancia para el candidato que gane la elección, porque cualquiera que sea, puede implementar políticas que nos hagan mucho más daño. Al hacer tales reclamos, los candidatos confían en el hecho de que el electorado, no se da cuenta de que los candidatos ampliamente están de acuerdo con los principales asuntos concernientes a la política gubernamental.
El voto es otra área donde los candidatos mienten. Los candidatos o quienes los manipulan, saben que los votos individuales no cuentan. Sin embargo, los candidatos continuamente estarán animando a sus partidarios para que voten, alegando que cada voto puede hacer la diferencia.
Esta larga lista de deshonestidades conduce a una importante lección: Es una desventaja para un candidato, el que sea adverso a ser deshonesto, y probablemente perderá la elección. Los candidatos exitosos tienden a ser mentirosos.
¿Generalmente la gente descubre que las autoridades elegidas y los candidatos para puestos de elección, mienten? Probablemente no, puesto que la mayoría de la gente es ignorante racional. [10] En otras palabras, para la mayoría de la gente no es importante estar bien informado acerca de los asuntos políticos.
Consideremos otra vez la analogía del carrito de compras. Para la mayoría de la gente, el costo de entender los paquetes políticos es más alto que el de los beneficios que pueda darle el conocerlos. Aun para el elector que tenga un perfecto conocimiento sobre los candidatos, su voto no dará ningún apoyo en la elección. Por lo tanto, los electores tienen poco incentivo para estar informados. Es racional ignorar detalladamente las posturas de los candidatos y sus políticas gubernamentales, y los electores ignorantes pueden fallar en reconocer las mentiras de los candidatos.
Conclusión
Este ensayo considera la siguiente pregunta: ¿Porqué los malvados e inmorales tiene éxito en el ámbito político? Analizar la naturaleza de una elección nos provee una respuesta. Los candidatos necesitan ofrecer a sus seguidores los bienes de otras gentes y deben convencerlos de que los apoyen con sus votos a pesar del hecho que los votos individuales no afectarán el resultado de la elección. Conseguir estas dos metas requiere ser deshonesto. Por lo tanto, los candidatos que están dispuestos a violar  o robar los derechos y bienes de otros y ser deshonestos, tienen una gran ventaja sobre los candidatos que poseen fuertes convicciones morales. Por consiguiente las autoridades elegidas son corruptas. Los candidatos con integridad moral están en severa desventaja en la esfera política. No ponga sus esperanzas en las soluciones políticas.
 

Notas
[1] Hans-Hermann Hoppe. 2001. Democracy: The God That Failed. (Democracia: El Dios que falló) New Brunswick: Transaction Publishers, p. 88. Si los lectores están interesados en un análisis comprensivo de las instituciones democráticas, este es el libro a leer.
Hans-Hermann Hoppe es professor emérito de economía en la Universidad de Nevada las Vegas y distinguido miembro de ña junta de gobierno del Instituto Mises.
[2] Para una visión austriaca de un análisis de clases y la teoría de la explotación, ver   "Marxist and Austrian Class Analysis." de Hans-Hermann Hoppe
[3] Friedrich A. Hayek provee una excelente explicación de este punto en "Why the Worst Get on Top," capítulo 10 de The Road to Serfdom (El camino del vasallaje).
[4] Ludwig von Mises. 1981. Socialism: An Economic and Sociological Analysis. (Socialismo: Un análisis de economía y sociológico) Indianapolis, Liberty Classics, p.400.
[5] Los agentes del estado tienen ventajas monopólicas que les permiten mantener sus políticas a expensas de la ciudadanía en general, y algunos pueden discutir que las autoridades electas pueden ignorar las preferencias de los votantes, aun cuando esas preferencias caigan en el centro del espectro político. El argumento tiene su valor. Por esta razón el teorema del “elector de en medio” es absurdo. Sin embargo, yo sostengo que durante el proceso de una elección, los candidatos deben aparecer para atender los deseos de los electores en general, y específicamente de los electores que se agrupan en el centro del espectro político. Una vez que están en sus puestos, las autoridades elegidas pueden ignorar las preferencias de los votantes. El sistema protege a quienes sustentan la autoridad de las repercusiones políticas que pudieran tener cuando apoyan políticas opuestas a las de la mayoría de los votantes.
[6] Para una explicación del papel que juega la Federal Reserve en las causas de la continua crisis económica, ver  de Tom Woodss Meltdown: A Free-Market Look at Why the Stock Market Collapsed, the Economy Tanked, and Government Bailouts Will Make Things Worse, (Fusiones: Una Mirada desde el libre mercado del porqué la bolsa de valores se ha colapsado, la economía ha caído estrepitosamente y la sacada de apuros por parte del gobierno ha hecho que las cosas estén peores).
[7] Henry Hazlitt. 1979. Economics in One Lesson. (Economía en una lección), New York, Crown Trade Paperbacks, p.17.
[8] Para un mayor análisis de nuestro movimiento hacia una economía socializada, ver de Tom Woods Back on the Road to Serfdom: The Resurgence of Statism (De regreso al camino del vasallaje: El resurgimiento del estatismo).
[9] Para una explicación del asunto de que es improbable que un solo voto afecte el resultado de una elección con muchos votantes, ver Cecil E. Bohannon y T. Normal Van Cott's, "Now More Than Ever, Your Vote Doesn't Matter" (Ahora más que nunca su voto no importa).
[10]El ignorante racional es aquel que cree que educarse en un tema, excede el beneficio potencial que el conocimiento adquirido pueda proporcionarle.

  17 de Febrero de2011

 

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