Personas sedentarias que se ejercitaron a lo largo de varias semanas comenzaron a elegir, por decisión propia, alimentos sanos.
Un nuevo estudio, publicado hace dos semanas por Nature en la Revista internacional sobre obesidad, ha analizado la influencia de completar un periodo de 15 semanas de ejercicio sobre las preferencias alimenticias en un grupo de 2680 jóvenes adultos sedentarios. Los resultados apuntan hacia un patrón general: una mayor intensidad y cantidad de ejercicio conduce a consumir comida más sana y a dejar de comer comida rápida y botanas. En específico, comenzaron a evitar comida frita y sodas y aumentó su consumo de vegetales, frutas y carnes magras. Antes de participar en el estudio, cabe subrayar, estos jóvenes no practicaban ningún deporte ni realizaban ninguna dieta.
Los participantes del estudio recibieron la indicación de no cambiar sus dietas de manera significativa pero aun así lo hicieron. Aunque este estudio no examinó el mecanismo que provocó el cambio en el patrón dietético, investigaciones previas han revelado que una práctica moderada de ejercicio puede reducir la preferencia de grasas de origen animal a través de cambios en los niveles de dopamina. Otros estudios han demostrado el fuerte vínculo entre diferentes intensidades de ejercicio y el nivel de reguladores hormonales del apetito. Molly Bray, autora del estudio presente y profesora en la Universidad de Houston, Texas, señala: “El proceso de volverse físicamente activo influye el comportamiento alimenticio. La práctica del deporte crea hábitos saludables en otras áreas y la combinación es muy poderosa… Muchos de los participantes en este estudio no tenían idea de que podían ser personas activas y sanas. Algunos pensaban que estar gordos era inevitable pero, por primera vez en sus vidas, están escogiendo que comer y cuando ejercitarse”.
Los participantes del estudio son estudiantes de las universidades de Houston y Alabama que, como requerimiento, se ejercitaban menos de 30 minutos a la semana. El programa de condicionamiento de 15 semanas consistió en poco menos de una hora (incluyendo periodos de calentamiento y enfriamiento) de ejercicio cardiovascular diariamente con una intensidad de entre 65 y 85% de lafrecuencia cardíaca máxima de cada persona.
A pesar de la conclusión, que muchos considerarían obvia, debe tomarse con cierta reserva: la observación y la medida diaria de los participantes puede haber influido sus patrones alimenticios. Muchas personas que hacen ejercicio cobran conciencia de la calidad de comida que ingieren, y su impacto en el desempeño físico, y deciden cambiar a una dieta más sana. Sería interesante conocer qué tanto influyen los procesos bioquímicos ya mencionados en la toma de esa decisión.
Autor y traducción: IIEH
Fuentes:
La influencia de un entrenamiento de 15 semanas sobre los patrones dietéticos de jóvenes adultos
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