En la Inglaterra victoriana, algunos científicos desenvolvían momias en nombre de la ciencia y por diversión.
Las autoridades egipcias han descubierto 13 ataúdes completamente sellados, datados de hace 2500 años. La necrópolis del desierto en Saqqara, Egipto, alberga miles de momias en un complejo de tumbas que fuera redescubierto a mediados del siglo XIX. Lo que hace especiales a estos 13 ataúdes es el hecho de estar completamente sellados e intactos después de 2500 años de su fabricación. Están tan bien preservados, según el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, que algunos de los colores pintados en la madera conservan su vivacidad. Los nombres e identidades de las momias dentro se desconocen aún pero en las próximas semanas se abrirán los ataúdes y se examinarán sus contenidos. Este proceso, que hoy en día se realiza con absoluta precisión dada la fragilidad del sujeto de estudio, contrasta con el método seguido por científicos ingleses a mediados del siglo XIX, y la verdadera motivación de esta nota.
Si uno buscaba los nuevos descubrimientos científicos y una buena dosis de diversión, en el Londres de mediados del siglo XIX, no había mejor manera de pasar la noche que asistir a un evento extraordinario: el desvendado de una momia egipcia en el Colegio Real de Cirujanos. Thomas Pettigrew, anticuario y cirujano nacido en 1791, realizaba autopsias en fiestas privadas en eventos que eran mitad ciencia y mitad espectáculo. De hecho, Pettigrew había aprendido anatomía de forma ilegal desde su adolescencia, es decir, mediante cadáveres procurados sin contar con la autoridad de la ley.
La manía inglesa por momias egipcias precede con mucho a Pettigrew. Desde la época de Shakespeare habían adquirido momias para emplearlas en la medicina o, no tan alejada de ésta en aquel entonces, en la magia, para elaborar hechizos y amuletos. Las guerras napoleónicas y el expanionismo colonial inglés reforzaron el amor de los ingleses por la egiptología; se decía que un inglés respetable, al regreso de un viaje a Egipto, debía presentarse con una momia en una mano y un cocodrilo en la otra. La demanda de momias creció tanto en la incipiente industria turística de Egipto que se transportaban momias de lugares poco visitados para adornar ruinas populares y satisfacer a los visitantes extranjeros.
Regresando a Pettigrew, además de haberse convertido en un cirujano respetable, médico personal de los Duques de Sussex y Kent, y vacunar a la Reina Victoria, pertenecía a una docena de las más célebres sociedades científicas de Inglaterra, como la Royal Society y la Sociedad Linneana de Londres. Amigo de Charles Dickens y autor de Historia de las momias egipcias, en 1834, también llegó a practicar la frenología: uno de sus objetivos fue probar, mediante mediciones de cráneos, que los egipcios antiguos eran caucásicos y no africanos o negros. Desenvolviendo momias tuvo algunos tropezones: vendajes fusionados con los tejidos momificados, cadáveres llenos de arena y, se cuenta, la anunciada princesa que resultó ser príncipe.
Otra de las aficiones de Pettigrew: exhibir la cabeza de Yagan, el guerrero líder de la rebelión de los aborígenes australianos contra los ingleses. Yagan había sido muerto y decapitado por una recompensa y Pettigrew obtuvo su cabeza en préstamo; la adornó con plumas de cacatúa de cola rojinegra y la exhibió frente a una pintura, comisionada, que mostraba las culturas inglesa e indígena viviendo en harmonía.
Teófilo Gautier, escritor francés de aquella época, describió sus impresiones de un desvendado de momia: Nes Khon, la mujer demomificada, estaba adornada por joyas y bajo sus brazos se distinguían flores ya descoloridas por completo. “Ella caminó bajo el sol y vivió y amó 500 años antes de Moisés y dos mil años antes de Jesucristo”, Gautier la imaginó como era en vida y, al parecer, sintió algo de culpa por ser parte de un divertimento a costa de los restos de un ser humano. No mucho tiempo después, los desvendados de momias pasaron de moda en la comunidad científica, y la idea de preservar culturas antiguas tomó su lugar.
Tal vez la idea de la momia como monstruo vengativo se originó durante uno de esos eventos, mientras la ciencia revertía un ritual sagrado en nombre del conocimiento. Los escrúpulos que demostró Gautier, y no Pettigrew, eran difíciles de enunciar en voz alta, frente a la muerte, pero a fin de cuentas para eso son las historias de horror.
Fuentes: Autoridades egipcias descubren 13 ataúdes de 2500 años de antigüedad completamente sellados
Fiesteros victorianos desenrollaban momias por diversión
Autor y traducciones: IIEH