El astronauta William Anders capturó esta imagen el 24 de diciembre de 1968, a bordo de la misión Apolo 8, que no descendió en la Luna sino realizó 10 órbitas a su alrededor. Según Galen Rowell, la célebre fotografía llamada Earthrise ("Salida de la Tierra") es la imagen ambiental más influyente de todos los tiempos. Hasta entonces, nuestra percepción del mundo había sido la misma que la de nuestros antepasados más lejanos: un suelo relativamente plano cubierto por un techo de cielo y estrellas.
Earthrise nos dio por primera vez la oportunidad de mirar nuestra propia Tierra desde otro mundo. Otra fotografía, conocida como "La canica azul", fue tomada desde el Apolo 17 y quedó marcada como símbolo de nuestro planeta. El impacto de estas imágenes fue tal que algunos sociólogos hablan de una cultura anterior y otra posterior a las fotografías de la Tierra vista desde el espacio.
Si estas imágenes modificaron la conciencia colectiva, el cambio que provocaron en aquellos que han disfrutado de su percepción directa fue mucho mayor. La mayoría de los astronautas que salieron de la órbita terrestre ha documentado euforia y un viraje cognitivo abrupto al observar la Tierra desde lejos. Edgar Mitchell, la sexta persona en la Luna, lo describió como un profundo sentido de conexión, con sensaciones de dicha y atemporalidad. Cobró conciencia de que todos y cada uno de los átomos del universo estaban conectados de alguna manera y vislumbró que todos los seres humanos, los animales y los sistemas de la Tierra eran parte de lo mismo, un todo sinérgico.
La psicología ha definido este fenómeno como "euforia espacial", mientras que Frank White la llamó "efecto de visión general": un cambio cognitivo y sentimientos de euforia y unidad que suceden repentinamente en cosmonautas durante vuelos espaciales (se ha registrado en por lo menos 31 cosmonautas), en particular mientras observan la Tierra desde la órbita terrestre o lunar, o desde la superficie de la Luna. El cambio cognitivo es permanente y, aunque es interpretado de diferentes formas por diferentes astronautas, conlleva cambios en la conciencia, en la percepción de uno mismo y en la visión del mundo. Muchos de ellos se han dedicado después al altruismo o al ambientalismo, otros lo suponen una experiencia religiosa o trascendental. Andrew Newberg, neurocientífico y director del centro de investigación Myrna Brind de la Universidad de Thomas Jefferson, ha estudiado sus razones fisiológicas y examinado cientos de cerebros, incluyendo el de Edgar Mitchell. La razón del cambio todavía no ha sido explicada, aunque se ha sugerido la posibilidad de que la exploración espacial sea una parte fundamental de nuestra evolución.
En los últimos años se ha hablado mucho de la salida del Voyager 1 y 2 del sistema solar. Las mediciones recientes de la NASA demuestran que Voyager 1 ha alcanzado por fin la parte exterior de la heliofunda (la heliopausa), que a su vez es el último límite de la heliosfera. A partir de mayo, el Voyager 1 comenzó a detectar más partículas cargadas de origen interestelar, los rayos cósmicos de nuestra galaxia, al tiempo que reportó una fuerte disminución en el número de protones cargados con el rango de energías que caracterizan al viento solar. En otras palabras, está en la frontera misma del sistema solar, donde los rayos solares alcanzan velocidad cero, los rayos cósmicos llegan a nuestro sistema y hay un intercambio de partículas.
En 1990, Carl Sagan le solicitó a la NASA que girara la cámara del Voyager 1 para tomar una fotografía de la Tierra. Así, a más de 6 mil millones de kilómetros de la Tierra, más allá de la órbita de Plutón, Voyager 1 capturó este punto azul pálido, tan sólo 0.17 pixeles:
"Un punto azul pálido" se convirtió en el título del siguiente libro de Sagan, donde reflexiona lo siguiente:
La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y cada destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada esperanzado niño [...] en la historia de nuestra especie vivió ahí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de luz del sol. [...]
Piensa en las interminables crueldades infligidas por los habitantes de un rincón de este punto contra los muy similares habitantes de algún otro rincón en el punto; lo frecuente de sus incomprensiones, lo ávidos de matarse unos a otros, lo ferviente de su odio. Nuestras poses, nuestra ilusoria auto-importancia, el espejismo de que tenemos un lugar privilegiado en el Universo. Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un grano solitario de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. [...] Tal vez no haya una mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro mundo minúsculo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer este punto azul pálido, el único hogar que hemos conocido.
Si estas ideas nacen tan sólo de contemplar la fotografía, ¿cuál sería la experiencia de un viajero al observar de forma directa el punto azul pálido que es la Tierra mientras sale del sistema solar?
Autor: IIEH
Fuentes:
El Voyager 1 de la NASA se acerca al espacio interestelar
Datos recientes enviados por el Voyager 1, NASA