Entrevista al equipo de astrónomos del proyecto “Un punto rojo pálido”, que descubriera recientemente evidencia definitiva sobre la existencia de Próxima b, el planeta extra-solar conocido más cercano a nuestro sistema.
Próxima b orbita alrededor de Próxima Centauri, enana roja a 4.25 años luz de la Tierra, en acoplamiento de marea, es decir que siempre da la misma cara a su estrella (como la Luna a la Tierra). A diferencia de otro exoplaneta cercano, Alpha Centauri Bb, descubierto en 2012, Próxima b se encuentra en la zona habitable.
La sesión de preguntas y respuestas fue atendida el 25 de agosto por los siguientes astrónomos del equipo “Un punto rojo pálido” (que tomara su nombre del famoso “Un punto azul pálido” de Carl Sagan): Julien Morin (Laboratoire Univers et Particules de Montpellier, Universidad de Montpellier, Francia), James Jenkins (Departamento de Astronomía, Universidad de Chile, Santiago, Chile), Yiannis Tsapras (Zentrum fur Astronomie de la Universidad de Heidelberg, Alemania).
¿Qué tan grande se vería Próxima desde la superficie de Próxima b?
Se vería más grande que el Sol desde nuestro planeta. Próxima b está unas 20 veces más cercano a su estrella que nosotros del Sol, pero su estrella es 7 veces más pequeña que el Sol. Así, parecería unas tres veces más grande.
¿Se hará algún intento de enviar o recibir señales de radio a este planeta?
Si alojara una civilización avanzada, podríamos intercambiar mensajes con Próxima b cada 4.2 años, pero el sistema ya ha sido estudiado concienzudamente y no hay rastro ni el menor indicio de una señal.
¿Por qué apenas se descubrió Próxima b, cuando ya se conocen más de mil exoplanetas mucho más lejanos?
Buena pregunta. Hay dos razones principales: La primera es el avance de la tecnología, los instrumentos que usamos en nuestra campaña son extraordinarios y nos ayudaron a eliminar el ruido que plagaba esta observación; la segunda es que Próxima es una estrella que se encuentra en actividad, proyectos anteriores no tuvieron la suerte de monitorearla sin esta interferencia.
¿Qué es lo más emocionante de este descubrimiento?
La mayoría de los exoplanetas descubiertos hasta ahora son masivos y demasiado cercanos a su estrella como para hospedar vida. El progreso de la tecnología en los últimos años, sin embargo, nos ha permitido empezar a descubrir planetas de masa similar a la de la Tierra que además son, al parecer, más comunes que los planetas masivos. La siguiente etapa, pronto, será la búsqueda de señales de vida en los candidatos más prometedores. Pero para lograr eso requerimos nueva tecnología e instrumentos más precisos.
¿Cuál es la composición del planeta?
Todavía no conocemos su composición. Por su tamaño, podemos afirmar que se trata de un planeta rocoso. Además, se encuentra en una órbita templada, o sea, ni muy caliente ni muy fría. Si posee agua, ésta se encuentra en estado líquido.
¿Qué efecto tienen las fulguraciones de Próxima en la posible existencia de vida en Próxima b?
En efecto, Próxima tiene fulguraciones o microerupciones constantes, que fueron un obstáculo en las mediciones de nuestro equipo, pero no imposibilitan la presencia de seres vivos. Aunque a veces alcanzan el nivel de erupciones solares, la forma en que puedan afectar la vida depende de muchos otros factores, como la existencia de una atmósfera planetaria, un campo magnético planetario, la presencia de océanos, etc.
¿Cuál es, entonces, la característica de Próxima b que pone más en duda la existencia de vida en su superficie?
Los argumentos principales en contra de la presencia de vida son el flujo magnético estelar y el acoplamiento de mareas. El acoplamiento no excluye la probabilidad de que haya una atmósfera estable vía redistribución y circulación del calor. La densidad del flujo magnético de Próxima es mucho mayor que el del Sol, pero otros estudios han determinado que planetas en acoplamiento de mareas suelen desarrollar campos magnéticos muy fuertes, que pueden prevenir la erosión atmosférica provocada por el flujo magnético estelar. Este caso en particular requiere de más estudio.
¿Tendremos la tecnología para enviar una sonda a Próxima b en las próximas décadas?
Esta es una pregunta interesante porque si me la hubieran hecho hace un año mi respuesta sería muy diferente a la de hoy. Con la tecnología actual, una sonda viajando a la velocidad de 56,000 km/h (la velocidad alcanzada por la misión Deep Space 1) tardaría al menos 81 mil años en llegar a Próxima Centauri. Si usáramos la gravedad de algunos planetas en nuestro sistema para realizar maniobras de catapulta y lograr más aceleración llegaríamos antes, en unos 15 mil años... Pero este mismo año se anunció el comienzo del Proyecto Breakthrough Starshot. Así que mientras analizábamos la velocidad radial y escribíamos nuestro artículo, otras personas invertían enormes cantidades de dinero para llegar, de hecho, allí, al sistema Alfa Centauri. Por supuesto, es un proyecto muy ambicioso pero serio, el simple hecho de que se considere la realidad de un viaje interestelar con tecnología real es maravilloso.
¿Qué sigue para el equipo de “Un punto rojo pálido”?
Ahora estamos comenzando el trabajo duro: la caracterización del nuevo planeta y su sistema planetario. Uno de los primeros pasos es determinar si el planeta posee una atmósfera. Ya otros equipos en todo el mundo están buscando evidencia de tránsito, que de encontrarse abriría las puertas a la detección (en el espectro electromagnético) de diferentes moléculas, posiblemente de agua. Nosotros seguimos recolectando información y medidas de velocidad Doppler, en busca de otros planetas en el mismo sistema. Nuestra experiencia nos dice que son comunes los sistemas multiplanetarios de estrellas tipo M, como Próxima Centauri. De hecho, como publicamos en nuestro estudio, ya tenemos evidencia que apunta a la existencia de otros planetas orbitando alrededor de Próxima.
Traducción: IIEH
Fuentes:
Pregúntale a la ciencia: Un punto rojo pálido
Un planeta candidato de tipo terrestre en órbita templada alrededor de Próxima Centauri