Los murciélagos, tomando en cuenta su tamaño, son el mamífero más longevo.
Por lo general, entre los mamíferos se presenta una relación estrecha y simple entre su metabolismo, su masa y la duración de su vida. Un elefante, parece obvio, vive mucho más tiempo que un ratón (70 años contra 1-3 años). Pero dentro de ese sistema hay varias excepciones: los osos, no obstante su enorme peso, rara vez viven más de 30 años. Nosotros, los seres humanos, vivimos mucho más tiempo que mamíferos con una masa similar.
De hecho, como anota un nuevo estudio sobre longevidad, nuestra especie se encuentra en el sitio número 20 de la lista de metabolismo-masa-longevidad en mamíferos. 18 especies de murciélagos están adelante. El murciélago de Brandt (Myotis brandtii), por ejemplo, pesa tan sólo 7 gramos aunque puede llegar a vivir más de 40 años en estado salvaje. Los mecanismos moleculares detrás de la longevidad relativa de los murciélagos, hasta ahora, no habían sido bien comprendidos.
Este estudio, desarrollado por un equipo franco-irlandés de las universidades de Dublín y Rennes, analizó la secuencia profunda de 1.7 billones de pares de ARN provenientes de 150 muestras de sangre de una especie longeva de murciélagos a lo largo de 8 años. Así, pudieron describir los cambios transcriptómicos (de las moléculas de ARN) relacionados con el envejecimiento, además de comparar los perfiles transcriptómicos entre murciélagos y otros mamíferos. En otras palabras, rastrearon qué genes estaban activos en cada punto y cómo cambiaron las células sanguíneas de los murciélagos con la edad.
Los investigadores, dirigidos por Emma C. Teeling, se percataron de que los murciélagos, a diferencia de otros mamíferos, exhiben una expresión única de genes relacionados con el envejecimiento: un patrón asociado con reparación de ADN, autofagia, inmunidad y supresión de tumores. También examinaron micro-ARN (ARN monocatenarios que pueden regular la expresión de otros genes) en las muestras: notaron niveles elevados de reguladores que bloquean la división celular de la mano con niveles reducidos de reguladores que la promueven. O sea, dificultan la formación de tumores.
Esta expresión genética de los murciélagos les permite no sólo a tener una vida más larga, sino más sana que otros mamíferos durante su vejez. Otros mamíferos ya han sido estudiados en el marco del envejecimiento, como el ser humano, los lobos y los ratones; el patrón que comparten consiste en cuadros inflamatorios y una reducción en la actividad metabólica. Los murciélagos, por otro lado, no sufren un incremento de procesos inflamatorios con la edad y casi no padecen de cáncer.
La longevidad en mamíferos ya tiene, tras este estudio (publicado la semana pasada por Nature: Ecology and Evolution), nuevas avenidas de investigación. Por supuesto, en este caso limitado a las células sanguíneas, pues otros cambios improtantes debidos a la vejez ocurren en tejidos diferentes. Un factor más, también parte de la relación metabolismo-masa-longevidad, es la adaptación al vuelo: el vuelo selecciona un peso corporal mínimo y es metabólicamente muy demandante. Tal vez, se especula, los murciélagos hayan evolucionado con mecanismos particulares para disminuir el daño causado por una actividad metabólica muy elevada.
Autor: IIEH
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