El origen de la domesticación del perro

Lobo y perro

La clave de la domesticación del mejor amigo del hombre.

Los perros, Canis familiaris, fueron los primeros animales domesticados por los seres humanos y los únicos domesticados por cazadores-recolectores nómadas. Tanto los seres humanos como los lobos eran cazadores persistentes y trabajaban en grupo para vencer presas grandes. Eran dos especies que competían por el mismo recurso en nichos ecológicos similares y ambos capaces de matarse uno al otro. ¿Cómo es posible que los seres humanos lograran domesticar una especie competidora? Un nuevo estudio, publicado este mes en Nature analiza el principio de esta relación milenaria basándose en la división de recursos alimenticios entre seres humanos y lobos.

Tanto los seres humanos como los lobos pertenecen al muy competitivo grupo de mayores carnívoros terrestres. Cuando los recursos, es decir la caza, es abundante, diferentes especies de carnívoros se toleran mutuamente en una relación donde los carnívoros de la cima proveen de cadáveres a otras especies del grupo como carroña. Durante tiempos difíciles, las interacciones negativas, directas o indirectas, predominan. De esta forma, es muy probable que cazadores prehistóricos hayan matado lobos por ser una fuerte amenaza ecológica.

Ahora bien, los seres humanos somos carnívoros poco comunes, o sea somos primates con ancestros herbívoros e insectívoros y, a la vez, presas de carnívoros grandes. Durante la transición del Plioceno al Pleistoceno, algunos protohomininos se adaptaron al rol de carroñeros como parte de sus actividades de recolección, forzados por el hambre. Cuando se desarrolló el género Homo, de mayor capacidad craneana, el clado hominino se unió al grupo de carnívoros. Esta historia evolutiva atípica trajo consigo una característica peculiar: los seres humanos tenemos una capacidad incompleta para digerir carne y debemos depender de adaptaciones exosomáticas para cazar presas grandes. Los lobos, por el contrario, son carnívoros típicos.

Canis familiaris, el origen de la domesticación del lobo

Los detalles de los orígenes de la domesticación del perro están cubiertos por la incertidumbre. Los humanos paleolíticos, según se sabe, tuvieron interacciones con la especie y se han descubierto varios sitios del Paleolítico que sugieren carnicería ritual (sustracción del cerebro, por ejemplo) y evidencia de entierros de lobos. Las primeras señales de la presencia de proto-perros aparecen en depósitos del Paleolítico superior en Eurasia. Estudios genéticos sugieren que los perros descienden de poblaciones de lobos que divergieron de los ancestros de los lobos actuales hace entre 30 y 40 mil años. En particular, se cree que los perros descienden de una población de lobos del norte de Eurasia. Pero en vez de haberse tratado de un solo evento de domesticación, se habla de un proceso muy complejo en el cual los primeros perros siguieron mezclándose con lobos salvajes.

No cabe duda que las similitudes entre las sociedades de seres humanos y de los lobos facilitaron el proceso de domesticación. A partir de la primera fase de domesticación, comenzó un proceso de coevolución donde se desarrollaron rasgos que tanto perros como seres humanos comparten. La domesticación de los perros incrementó de manera no trivial el éxito de ambas especies: somos las dos especies carnívoras con más individuos en todo el planeta.

La domesticación inicial del lobo coincidió con el máximo glaciar del final de la edad de hielo LGM, cuando el volumen de hielo global alcanzó su mayor grado. Europa central era tundra y estepas de acuerdo al registro fósil. El ambiente ártico o semiártico limitaba el crecimiento de grupos humanos pero permitía la existencia de grandes rebaños de presas grandes. La caza era abundante pero las limitaciones dietéticas de los cazadores humanos les dejaba con un exceso de carne que, al parecer, usaron para atraer a los lobos más jóvenes, cachorros incluso, a su grupo. Los seres humanos no pueden, fisiológicamente, consumir más de un 30% de su requerimiento calórico de carne, sin consecuencias contraproducentes. Un consumo más alto de proteína resulta tóxico y puede incluso provocar la muerte.

En los años de mayor abundancia, las presas poseían grasa subcutánea que balanceaba la distribución de macronutrientes de los cazadores. Durante los inviernos más duros, sin embargo, las presas brindaban solo carne magra, lo que daba lugar a un excedente de carne. Esta sobreproducción de proteína en condiciones subárticas debió conducir a un tipo de tregua entre carnívoros competidores, los lobos y los seres humanos, y a que buscaran maneras de beneficiarse mutuamente.

 

Autor: Maria Lathinen

Fuente: Exceso de proteína permitió la domesticación de los perros durante los crudos inviernos de la Edad de Hielo

Traducción: IIEH

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