Un nuevo estudio provee nueva evidencia de que el ejercicio mejora la salud y eficiencia del cerebro y que podría, incluso, ser un factor en la prevención de la enfermedad de Alzheimer.
El estudio, fue realizado por científicos del Centro Médico de la Universidad de Texas y publicado reciéntemente en el Journal of Alzheimer’s Disease. “Los resultados de esta investigación respaldan la hipótesis de que mejorar la aptitud física puede mejorar la salud del cerebro y alentar el proceso de envejecimiento”, dijo Kan Ding, el neurólogo que dirigió el estudio. La investigación se enfocó en la llamada sustancia o materia blanca, una parte del cerebro compuesta de fibras nerviosas que contienen muchos axones (la prolongación de las neuronas especializadas en enviar impulsos nerviosos a otras células).
El método del estudio fue el siguiente: Se analizaron la integridad de la materia blanca, el funcionamiento cognitivo (memoria y funciones ejecutivas) y la capacidad aeróbica (VO2 máx) de 81 personas de 60 a 70 años con deterioro cognitivo ligero y 26 personas, en el mismo rango de edad, cognitivamente normales. Las asociaciones resultantes determinaron que niveles de baja aptitud física están vinculados con materia blanca debilitada, lo que a su vez está relacionado con un deterioro en el desempeño del sistema nervioso central. Por otro lado, niveles elevados de aptitud cardiorespiratoria se asociaron a una integridad más fuerte de la materia blanca y, por tanto, a un mejor desempeño cognitivo. A diferencia de estudios previos, donde no se realizaban pruebas de aptitud física de manera directa, sino que se dependía de cuestionarios personales, la medición precisa del consumo máximo de oxígeno de cada uno le da a los resultados un mayor margen de confiabilidad.
Un contrapunto que este estudio no esclarece es el nivel de aptitud física necesario para reducir el riesgo de demencia de manera profunda, ni si es demasiado tarde ejercitarse cuando los pacientes de Alzheimer ya han desarrollado los primeros síntomas. Aunque otras pruebas y estudios apuntan hacia una verdad inevitable: lo que es malo para tu corazón es malo para tu cerebro.
El presente estudio, entonces, se añade al creciente corpus de evidencia del impacto positivo del ejercicio en la salud del cerebro a nivel molecular, celular, sistémico y de comportamiento. En los últimos diez años, justo en medio de una pandemia de obesidad, se han llegado a comprender sus beneficios más allá de la salud física, desde alentar el deterioro cognitivo y mejorar varios aspectos de la cognición y función del cerebro hasta la disminución del riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas devastadoras al aproximarse a la vejez.
Autor y traducción: IIEH
Fuentes:
Baja aptitud física vinculada con debilidad en las fibras del cerebro y un mayor riesgo de demencia