La cadena de casas del cangrejo ermitaño

cangrejo ermitaño

El cangrejo ermitaño tiene un sistema extraordinario para reemplazar su hogar.

Los paguroideos, popularmente conocidos como cangrejo ermitaño, emplean conchas abandonadas de caracol para cubrir su abdomen. Esta forma de comensalismo tan peculiar y poco común, usar los restos de un individuo muerto de otra especie, se denomina tanatocresia. Algunas especies han perfeccionado una técnica para acortar el tiempo de riesgo cuando exponen su abdomen blando a los elementos. La BBC transmitió un excelente video sobre el proceso, narrado en inglés por Richard Attenborough, en el episodio “Hogar” de la serie “Historia vital”. Esta es la traducción al español.

En la naturaleza, los buenos hogares son demasiado escasos. Aquí, en una isla diminuta en la costa de Belice hay una crisis extrema de viviendas. Los cangrejos ermitaños usan conchas abandonadas a la manera de hogares movedizos. Conforme crece el cangrejo, su casa se vuelve cada vez más estrecha, así que, tarde o temprano, deberá mudarse a una más grande. Las conchas apropiadas son poco numerosas y ésta en particular es demasiado espaciosa para este cangrejo. Pero en vez de proseguir su búsqueda, este pequeño cangrejo se sienta a esperar. Otros cangrejos que comparten su esperanza de conseguir un mayor hogar se reúnen tan pronto como el mar arrastra una concha hasta la playa.

Desgraciadamente, la concha nueva también les queda grande a ellos. A pesar de esto, los cangrejos reunidos se empiezan a congregar y luego hacen algo nada menos que extraordinario: Se organizan en una fila ordenada; los grandes hasta adelante y los pequeños al final. Hacen cola con un solo propósito: intercambiar residencias. Sin embargo, ninguno de los cangrejos comienza el proceso ya que la cadena todavía se encuentra incompleta. Todos aguardan a que llegue el cangrejo con la talla perfecta. Y éste es. El último cangrejo en llegar se mete hasta delante de la fila, justo cuando la cadena se desarma. Mientras se rehace, el pequeño cangrejo que llegó primero por fin se pone en movimiento y se forma al final de la fila.

Tras una inspección rigurosa, el cangrejo más grande se introduce en la concha nueva. Esto desata una reacción en cadena: cada cangrejo se apura a meterse en la concha recientemente abandonada por el cangrejo que está frente a él. Justo cuando el cangrejo más pequeño pretendía introducirse a su nuevo hogar otro cangrejo llega y, a fuerzas, se mete en la fila. El quedarse sin una concha es la pena de muerte. Un cangrejo ermitaño desnudo se cocinaría muy pronto bajo el intenso sol tropical. Sin embargo, después de tanto intercambio, siempre quedará una concha disponible. Desafortunadamente, no es más grande que la concha original de este primer cangrejo pequeño y, peor aún, tiene un agujero. Pero incluso una concha mala es mejor que no tener hogar. Para cuando el mar arrastre la siguiente concha vacía a la playa, la necesidad de cambiarse de casa será todavía mayor para el pequeño cangrejo.

Fuente: Episodio Hogar, de la serie Historia vital, BBC

Traducción: IIEH

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