Aboga por reserva en medio planeta
Claudia Dreifus
The New York Times, Reforma, México, 19 marzo 2016
El biólogo Edward O. Wilson, profesor emérito en la Universidad de Harvard y ganador de dos Premios Pulitzer, acaba de publicar su trigésimo segundo libro, "Half Earth: Our Planet's Fight for Life" (Media Tierra: la Lucha de Nuestro Planeta por su Vida).
El libro ofrece una receta improbable para el medio ambiente: apartar aproximadamente el 50 por ciento del planeta como una reserva natural permanente. Wilson habló con The New York Times al respecto. Nuestra conversación ha sido editada por razones de espacio y claridad.
P. Al leer su libro, uno percibe que sentía una gran urgencia por escribirlo.
R. La urgencia era por dos motivos. Primero, apenas en la última década ha emergido un panorama completo de la crisis en la biodiversidad. El segundo factor era mi edad. Tengo 86 años. Tuve una embolia leve hace un par de años. Pensé, "di esto ahora o nunca".
Y lo que tengo que decir es que para salvar la biodiversidad, necesitamos apartar alrededor de la mitad de la superficie de la Tierra como una reserva natural. No sugiero tener un hemisferio para los humanos y el otro para las demás formas de vida. Hablo de asignar hasta la mitad de la superficie de la tierra y el mar como una reserva para la flora y fauna restante.
P. En un mundo en rápido desarrollo, ¿dónde estaría dicha reserva?
R. Grandes partes de la naturaleza aún están intactas: el Amazonas, la Cuenca del Congo, Nueva Guinea. También hay pedazos del mundo industrializado donde la naturaleza podría ser restaurada y conectada para crear corredores para la vida silvestre. En los océanos, necesitamos dejar de pescar en el mar abierto y permitir que la vida allí se recupere.
Ahora bien, esta propuesta no significa desplazar a nadie. Significa crear algo equivalente a los sitios Patrimonio de la Humanidad de la ONU que podrían ser considerados los activos inestimables de la humanidad. Es por eso que he tomado el paso muy audaz de ofrecer esta máxima: no hacer más daño a las demás formas de vida. En realidad, va a ser mucho más fácil de lo que la gente piensa.
P. ¿Por qué?
R. Porque muchos problemas de la ocupación humana que alguna vez considerábamos insolubles se están resolviendo solos.
Los demógrafos nos dicen que la población humana podría estabilizarse en unos 10 u 11 mil millones de personas para finales del siglo.
La alta tecnología genera nuevos productos y maneras de vivir que permiten más espacio a las demás formas de vida.
P. ¿Teme que arriesga la reputación de toda una vida con una propuesta tan controvertida?
R. La controversia no me molesta. En 1975, cuando publiqué un libro sobre la sociobiología, fui atacado en muchas maneras. Había turbas en la Plaza de Harvard cuando iba a dar una conferencia. Y luego la idea se impuso. No creo estar arriesgando mi reputación con "Media Tierra". Todo lo que hago es reportar la buena ciencia y las experiencias de los investigadores que han descrito una crisis de la biodiversidad.
P. ¿Cree que conectarse con su propia mortalidad lo sensibilizó respecto a la fragilidad de la naturaleza?
R. Pienso que una sensación vívida de la mortalidad personal de uno es parte de la sabiduría de la vejez, que no es sobrevalorada. Ahora estoy listo para hablar claro y arriesgarme un poco.
Edward O. Wilson, de 86 años, cree que la crisis en la biodiversidad exige una solución ambiciosa y radical