Los parásitos comúnmente sufren de parásitos.
Los parásitos de los parásitos, algunas veces llamados hiperparásitos, también suelen tener sus propios parásitos. Seth Bordenstein, geneticista evolutivo y microbiólogo de la Universidad de Vanderbilt, ha realizado un par de estudios acerca de este tema, en particular sobre la relación coevolutiva entre los animales y sus microorganismos. Uno se centra en la cadena de vínculos parasitarios que empiezan cuando una moscarda, Calliphora vomitoria, deposita sus huevos en el vientre de aves que comienzan a emplumecer. Las larvas se alimentan de su sangre y caen al suelo, donde son víctimas de avispas hiperparásitas, que a su vez transportan una bacteria parásito llamada Wolbachia, que altera profundamente los sistemas reproductivos de sus hospedadores. La misma Wolbachia es infectada por virus bacteriófagos que hacen uso de su maquinaria celular para multiplicarse. Como se ve, entonces, este es un ejemplo de una cadena de parásitos de cinco eslabones.
¿Qué tan pequeños pueden ser los parásitos? Tal vez la última capa parasitaria sea el trasposón, es decir, una sola secuencia de ADN, un fragmento de un ácido nucleico. Otra investigación ha detectado trasposones dentro de los virus que infectan otros virus que infectan amibas que infectan seres humanos. “Creo que es difícil distinguir dónde empieza un organismo y donde acaba otro”, dice Bordenstein, “apenas estamos comenzando a elucidar la complejidad y profundidad de las interrelaciones entre organismos de todos los reinos vivos”. Es más, hay una corriente entre ciertos biólogos jóvenes, como el mismo Bordenstein, que sugiere que ningún experimento de biología animal o vegetal está completo si no toma en cuenta el nivel microbiológico. En otras palabras, se empieza a hablar científicamente de entidades colectivas (holobiontes) y de genomas colectivos (hologenomas). Ya puede entreverse un futuro donde será obsoleto referirse a uno mismo con el pronombre “yo”.
En esta nueva biología, el todo es mayor que la suma de sus partes, y el microbioma, los parásitos y los simbiontes, son fundamentales en todos los aspectos de la biología animal y vegetal, incluyendo el origen de nuevas especies. Como ya se sabe, nueve de cada diez células en los cuerpos de los animales son bacterias. “En la actualidad, el campo de la biología ha alcanzado una encrucijada. Los antiguos silos de la zoología y la botánica se están desmoronando”, añade Bordenstein, “y esperamos construir la infraestructura para unificarlos con la microbiología. En lugar de ser tan germofóbicos necesitamos aceptar el hecho de que vivimos y nos desarrollamos en un mundo microbiano. Somos el ambiente de los microbios y ellos son nuestro ambiente”.
A propósito, vale recordar una estrofa que Jonathan Swift, el visionario irlandés, escribiera sobre una pulga:
Así, dice el naturalista,
lleva a cuestas pulgas pequeñitas,
quienes cargan a su vez con sus pulguitas,
y así, al infinito, sigue la lista.
Autor: IIEH
Fuentes:
Biología de hospedadores y el microbioma: Diez principios de holobiontes y hologenomas