La computadora que llevamos en nuestro interior
Escrito por Tom Brady
New York Times, Reforma, México, 4 julio 2015
Muchos científicos se resisten a la noción de que el cerebro es una computadora, escribió Gary Marcus en The New York Times, porque no ven al cerebro como una "máquina en serie con programas almacenados". Las computadoras tienen programas, o aplicaciones cargadas en la memoria, y luego emplean algoritmos, que ejecutan pasos para resolver un problema.
Los escépticos dicen que las personas no descargan programas y que nuestras células nerviosas son mucho más lentas que los transistores que hacen funcionar a las computadoras modernas. Luego está la línea divisoria digital-análoga. Pero Marcus argumenta que muchos interruptores computacionales digitales tienen componentes análogos y la mayoría de las primeras computadoras eran análogas. Los científicos no están seguros si nuestro cerebro es análogo o digital, o alguna mezcla de los dos.
"Los sistemas neuronales, como la amígdala cerebral que modula las emociones, parecen trabajar casi de la misma manera que el resto del cerebro, lo que quiere decir que transmiten señales e integran información y transforman entradas en salidas", reportó. "Eso es prácticamente lo que hacen las computadoras".
Los funcionamientos del cerebro pueden ser misteriosos, pero no son mágicos.
"Si el corazón es una bomba biológica y la nariz es un filtro biológico, el cerebro es una computadora biológica", escribió, "una máquina para procesar información en formas legítimas y sistemáticas".
También hay nueva investigación sobre cómo el cerebro percibe al mundo, trastocando la idea de que los humanos tienen un "torrente" de conciencia, reportó Gregory Hickok en The Times.
En los 20, fisiólogos descubrieron las ondas cerebrales al medir las corrientes eléctricas en la superficie del cuero cabelludo con electroencefalografía. Investigaciones posteriores hallaron un espectro de ondas alfa, delta y más que se correlacionaban con los estados mentales.
Recientemente, los científicos han empezado a "explorar la posibilidad de que los ritmos cerebrales no son un reflejo de la actividad mental, sino una causa de ello, ayudando a moldear la percepción, el movimiento y hasta la conciencia misma", escribió Hickok. "Esto significa que el cerebro toma muestras del mundo en pulsos rítmicos, quizá incluso discretos bloques de tiempo, muy parecido a los cuadros individuales de una película".
Podrían ser esos cuadros de la película de la vida los que llevan a prejuicios cuando se trata de hacer una contratación, una tarea que muchos creen requiere el toque humano, reportó Claire Cain Miller en The Times. Pero las computadoras han demostrado ser útiles en el proceso de reclutamiento.
Los patrones "toman decisiones de contratación, a menudo inconscientemente, con base en similitudes que no tienen nada que ver con los requisitos del trabajo, por ejemplo, si un solicitante tiene un amigo en común, estudió en la misma escuela o le gustan los mismos deportes", escribió Miller.
Los robots computacionales están entrando en carreras otrora consideradas a salvo de nuestros señores de las máquinas. Con software de detección de emociones, un "kiosco avatar encarnado" (robot) entrevista a los visitantes en la frontera estadounidense y en pruebas le va mucho mejor que a los humanos a la hora de detectar a aquellos con documentación inválida, reportó Zeynep Tufekci en The Times.
Las computadoras cambian el balance de poder en favor de los patrones. Los trabajadores son alentados a adquirir más habilidades, o a confiar en que la intuición humana de alguna manera los protegerá. Pero las nuevas máquinas han alterado esa ecuación.