Algunas actividades humanas pueden producir procesos y sensaciones muy similares al efecto de ciertas drogas.
Los efectos de las drogas se deben a la interacción de los compuestos psicoactivos en las sustancias consumidas con los receptores de los neurotransmisores. Poseemos estos neurorreceptores porque nuestro cuerpo produce o sintetiza los compuestos endógenos correspondientes. Por ejemplo, el tetrahidrocannabinol (THC, el compuesto psicoactivo principal de la marihuana o cannabis) interactúa con los receptores cannabinoides del cerebro, en particular los receptores que corresponden al compuesto anandamida (del sánscrito ananda, paz interior). Si el cuerpo produce un exceso de ciertos compuestos endógenos, es posible que la persona experimente los mismos efectos de algunas drogas sin consumirlas. Estas son cinco formas conocidas que la ciencia ha estudiado:
- Privación del sueño. Quizá este es el mecanismo más común para tener un “subidón” o “high” natural. Después de una noche de no dormir, son frecuentes las sensaciones de agitación, inquietud y, en algunos casos, placidez y alegría excesivas. Algunas personas pueden experimentar episodios de hipomanía, caracterizados por un estado de expansión extrema, torrente de ideas, autoestima elevada y altos niveles de energía.
- Euforia del corredor. La práctica de largos períodos de ejercicio continuo puede conducir a un estado de euforia y sentimientos de profunda satisfacción y sensaciones de bienestar. Según predicen modelos actuales, las carreras de larga distancia, el remo de resistencia y otros deportes similares inducen la euforia del corredor gracias a la activación de los receptores opioides en varias estructuras cerebrales, en específico en la corteza orbitofrontal, área asociada con el procesamiento de estados afectivos y de ánimo. De hecho, se trata de la misma área donde se adhieren los psicoactivos de drogas como la morfina (o la heroína, convertida en morfina por enzimas), la codeína y la oxicodona.
- Enamoramiento. Este estado emocional se produce primordialmente en función de varios procesos químicos. El neurotransmisor llamado feniletilamina (que además de en nuestro cerebro se encuentra en varios alimentos, como el chocolate y ciertos quesos) conduce a la secreción de dopamina y la norepinefrina, neurotransmisores que a su vez pueden actuar como hormonas y están relacionados con el sistema del placer, la atención y la concentración. Un estudio reciente de neuroimagen (imágenes por resonancia magnética funcional y tomografías por emisión de positrones) aclaró la relación entre ciertos neurotransmisores y hormonas (como la oxitocina) con los sentimientos y sensaciones peculiares del enamoramiento.
- Meditación. Un estudio célebre monitoreó a doce meditadores expertos kundalini (la energía invisible de un chakra) durante sus sesiones de meditación y fuera de ellas. El análisis estructural de la información obtenida reveló que los participantes alcanzaron estados alterados de percepción (en un rango porcentual, PR, de 90), de significado (PR de 82), de sentido temporal (PR de 87), de conciencia de sí mismos (PR de 77), de racionalidad (PR de 73) y de felicidad (PR de 73). El estado de conciencia alterada, a nivel incluso estructural, también ocurre de forma similar cuando se consumen drogas psicodélicas como el LSD-25 y los hongos psilocibios.
- Flujo. El llamado “flujo” es un estado mental que se alcanza cuando una persona está inmersa por completo en una sola actividad. El flujo produce sentimientos de concentración total y de claridad, y sensaciones de éxito, pues es intrínsecamente gratificante, así como de claridad y distorsión de la percepción temporal. Un psicólogo lo describió como la fusión entre la conciencia y la acción. Hay ejemplos en muchos campos de actividad humana, cuando se goza de concentración absoluta. En la literatura se habla de la musa, que no sólo significa inspiración sino acción; en el flamenco, existe “el duende”; en los deportes y videojuegos se ha llamado “estar en la zona”; lo suelen experimentar, también, matemáticos durante la resolución de problemas profundos. El flujo en la psicología es un campo relativamente reciente y la ciencia apenas ha comenzado a estudiarlo a nivel molecular pero es un concepto milenario en el terreno de la espiritualidad: el taoísmo y el budismo dependen de él para el desarrollo de sus practicantes. La concentración completa del individuo en un punto (ya sea visual, en mandalas, o auditivo, en mantras) son ejercicios diseñados para superar la dualidad mente/cuerpo.
La anterior no es una lista exhaustiva de las actividades humanas que inducen estados con efectos similares a los de ciertas drogas. Otras actividades promueven la hibridación de más de una o involucran riesgos que excluyen la probabilidad de su estudio por la ciencia. Algunas más, que no detallaremos, son la privación sensorial (lograda mediante tanques de flotación, entre otros medios, como los creados por John C. Lilly), la privación de oxígeno, experiencias cercanas a la muerte, experiencias de dolor, placer, calor o fatiga extremos, etc. Otras actividades, en último lugar pero que requieren de más atención de la ciencia, promueven la mezcla de estados meditativos, el cansancio y el flujo en grupo: ciertos círculos de tambores, ciertos grupos de oración y ciertos deportes extremos practicados en grupo.
Autor: IIEH
Fuentes:
Una noche sin dormir eleva la dopamina en el cerebro humano
La euforia del corredor: Mecanismos opioidérgicos en el cerebro humano
Conciencia alterada en tanques de flotación: dolor experimental y estrés subjetivo