La imagen clásica de la abeja incluye flores y polen y colmenas, pero las hay que sólo comen carne.
Un grupo muy inusual de abejas existe "rebanando trozos de carne de los cadáveres en las selvas tropicales", según los autores de un nuevo artículo publicado en la revista mBio. Como resultado, estas abejas tienen un microbioma intestinal notablemente diferente al de sus compañeras vegetarianas. Tienen, de hecho, un microbioma más similar al de las hienas y buitres amantes de la carroña. Por eso se les conoce como "abejas buitre".
Según los autores de este estudio, entomólogos procedentes de la Universidad de California en Riverside, la Universidad de Massachusetts y la Universidad de Columbia, la mayoría de las abejas son esencialmente "avispas que cambiaron a un estilo de vida vegetariano". Las abejas buitre a menudo entran en un cadáver por los ojos, de forma similar a los gusanos, y demuestran gran eficacia al consumir su alimento. Un gran lagarto, por ejemplo, quedó reducido a un esqueleto en dos días, y las abejas tardaron sólo ocho horas en eliminar todas las plumas y la carne de la cabeza de un paseriforme muerto. Devoraron dos ranas por completo en seis horas. Ya que se alimenta de carroña, en lugar de recolectar polen, esta especie tiene una pata trasera peculiar, con una cesta de polen drásticamente reducida en comparación con las abejas "vegetarianas".
Las abejas consumen la carne in situ, almacenando una especie de "papilla de carne" para llevarla de vuelta a la colmena. Una vez en la colmena, las abejas convierten esa papilla en algún tipo de sustancia glandular, que luego almacenan en botes de cera. Ahora conocemos tres grupos distintos de abejas buitre que obtienen sus proteínas exclusivamente de los cadáveres: las Trigona hypogea, Trigona crassipes y Trigona necrophages. Son abejas sin aguijón, pero tienen cinco grandes dientes puntiagudos y pueden picar a sus víctimas. Algunas excretan sustancias con sus picaduras que pueden causar dolorosas ampollas y llagas.
"Son las únicas abejas del mundo que han evolucionado para utilizar fuentes de alimento no producidas por las plantas, lo que supone un cambio bastante notable en sus hábitos alimenticios", afirma Doug Yanega, entomólogo y coautor del estudio. Él y sus colegas se preguntaron si estas abejas buitre, dado su cambio radical de dieta, también habían evolucionado con microbiomas distintos, así que realizaron una serie de experimentos para averiguarlo.
Las abejas adultas utilizadas en los experimentos se recogieron en estaciones de campo en La Selva y Las Cruces, Costa Rica, en abril de 2019. En cada sitio había 16 estaciones de cebo con grandes trozos de pollo fresco suspendidos de las ramas con una cuerda. Para comparar, el equipo también recogió abejas que se alimentaban tanto de carne como de flores, así como abejas que se alimentaban exclusivamente de polen.
Cada abeja se guardó en un tubo estéril lleno de etanol. Como los especímenes eran tan pequeños, se utilizaron los abdómenes enteros para el análisis del microbioma, excepto en el caso de las abejas Melipona más grandes, cuyas tripas se diseccionaron cuidadosamente. Ese análisis reveló que los cambios más extremos en el microbioma se encontraban en las abejas buitre que se alimentaban exclusivamente de carne. Esos microbiomas tenían muchas bacterias Lactobacillus, comúnmente encontradas en alimentos fermentados como la masa madre, así como Carnobacterium, conocida por ayudar a digerir la carne.
"El microbioma de la abeja buitre está enriquecido en bacterias acidófilas, que sus parientes no tienen", dijo el coautor Quinn McFrederick. "Estas bacterias son similares a las que se encuentran en los buitres reales, así como en las hienas y otros animales que se alimentan de carroña, presumiblemente para ayudar a protegerlos de los patógenos que aparecen en la carroña". El siguiente paso será conocer mejor los genomas bacterianos, así como las poblaciones de hongos y virus encontrados en las abejas buitre.
McFrederick, Yanega y sus colegas sugieren dos escenarios hipotéticos para explicar sus hallazgos, señalando que ambos no son mutuamente excluyentes: "El cambio de dieta puede haber llevado a la extinción de simbiontes y a la sustitución de los microbios que pueden descomponer la carroña, o el núcleo del microbioma de la abeja sin aguijón puede persistir, lo que sugiere que estos microbios evolucionaron junto con la abeja durante su cambio de dieta y están adaptados a una nueva fuente de proteínas".
Autor: Jennifer Ouellette
Fuente: Las abejas buitre desarrollaron gusto por la carne, y sus microbiomas lo demuestran
Traducción: IIEH