El Consorcio del Código de Barras de la Vida (CBOL, por sus siglas en inglés) es una iniciativa internacional para establecer un estándar mundial que identifique especies biológicas a través de códigos de barras de ADN. Gales ya se convirtió en el primer país en utilizar esta nueva tecnología (que usa un pedazo muy corto de la secuencia del ADN) para crear una base de datos de todas sus especies vegetales nativas.
El corpus de material genético, que se extrajo fresco de 1150 especies diferentes, contribuirá a conservar la biodiversidad, al estudio de especies polinizadoras, de los hábitos de ciertos herbívoros, a identificar diferentes de polen en la atmósfera para tratar alergias, a realizar investigaciones forenses y medicinales. Básicamente, será posible identificar la especie de planta con un escáner de código de barras a partir de cualquier fragmento, ya sea raíz, hoja, semilla o polen. Ya que se ha completado el proyecto de código de barras de plantas en Gales, el resto del Reino Unido es el siguiente paso.
En diferentes países se le puede dar diferentes aplicaciones a esta herramienta, dependiendo de las características locales. En México, por ejemplo, se prevé emplearla para apoyar la medicina natural y para controlar el tráfico de especies madereras. Será posible tomar una muestra inmediata y barata de un tronco y determinar si procede de un árbol talado ilegalmente. Además, México cuenta con unas 800 especies de cactus, algunas de las cuales son rarísimas y muy apreciadas por coleccionistas. Con el uso del código de barras genético será posible identificarlas, registrar su comercio y facilitar su conservación. Más allá, incluso, se han realizado codificaciones del DNA de animales, tales como mosquitos y peces. Las aplicaciones en diferentes países, y futuras controversias, son incontables.