La semana pasada se registró una temperatura récord en una población rusa del círculo polar ártico: 38°C.
El pequeño pueblo siberiano de Verjoyansk, conocido por sus brutales inviernos y con poco más de mil habitantes, marcó la temperatura más alta en el Ártico jamás vista. Aunque la temperatura alta promedio de esta población durante junio es de 19.8°C, la semana pasada lo superó por casi 20 grados Celsius. De hecho, el mes más frío en Verjoyansk es enero, que promedia -42°C. La temperatura más baja registrada ahí en un solo día fue de -68°C, lo que lo convierte en uno de los lugares habitados más fríos del mundo. La diferencia entre las dos marcas es un espeluznante 106 grados.
Es bien conocido que los polos se están calentando más rápidamente que otras regiones del mundo por culpa del cambio climático. Por ejemplo, el aumento de temperatura promedio en el planeta durante los últimos 40 años es de 1°C, pero el Ártico se ha calentado casi 4°C. Esto sucede por fenómenos atmosféricos como el albedo (la reflectividad por la abundancia de hielo y nieve) y el movimiento de sistemas océanicos y atmosféricos que empujan el calor desde los trópicos. Conforme aumenta la temperatura de los polos, se exacerba el ciclo retroalimentación positiva. Se estima que los países de latitudes más septentrionales, como Canadá, Rusia y los países escandinavos, experimentarán más calentamiento que aquellos ubicados cerca del ecuador, como Brasil e Indonesia.
Ahora bien, este calentamiento de las últimas décadas en el Ártico, llegando ya a temperaturas cercanas a los 40°C en algunos puntos, no se esperaban hasta alrededor del año 2100. La realidad del cambio climático ha excedido la mayoría de los modelos y obligan a una reevaluación de las medidas para mitigarlo. Las circunstancias actuales del mundo, no sólo las ambientales sino económicas y sociales, exigen que se acelere el cambio hacia una cultura energética basada en los renovables y cada vez más lejos de los combustibles fósiles. Esta industria, sin embargo, no va a caer fácilmente; países enteros, es más, regiones económicas enteras se basan en los combustibles fósiles.
A estas alturas, por ejemplo, Rusia es una república bananera, muy poderosa, sí, pero que depende casi por completo de sus exportaciones de petróleo, gas licuado (GLP) y carbón. Su mejor interés es que, al igual que algunos otros países y gobiernos, la economía global siga dependiendo de ellos. El mundo necesitará de alianzas entre bloques de países como pocos veces se ha visto. En cualquier caso, los días del carbón y el petróleo están contados y, según se ha calculado, lo que queda en este momento no serviría ya para respaldar en nuestro planeta una segunda revolución industrial, si hubiéramos de perder todo por alguna razón.
Fuentes:
El círculo ártico alcanza 101° Fareheit el sábado, la mayor temperatura jamás registrada
Autor: IIEH