Las bebidas azucaradas son el alimento que aumenta más el riesgo de obesidad y problemas cardiometabólicos.
Las calorías de cualquier alimento tienen el potencial de aumentar el riesgo de obesidad y trastornos cardiometabólicos ya que todas las calorías contribuyen de manera positiva al balance de energía y al aumento de grasa. Sin embargo, ciertos componentes y patrones dietéticos que promueven la obesidad y trastornos cardiometabólicos crónicos a través de mecanismos adicionales aparte de su contenido calórico. Entre ellos se cuentan algunos tipos de grasa, la azúcar y los endulzantes no nutritivos. En particular, el estudio presente, resumen del trabajo de 22 investigadores expertos en nutrición, descubrió que el alimento común más peligroso de todos son las bebidas endulzadas. El riesgo, concluyeron, persiste incluso cuando el consumo de estas bebidas no resulte en aumento de peso.
El estudio, publicado la semana pasada en Obesity Reviews, responde a la pregunta: “¿Todas las calorías son iguales en sus efectos sobre trastornos ligados con la obesidad?”. El consenso de especialistas de que las bebidas endulzadas son el alimento más dañino coincide con las propuestas de ley en varios países para añadir en sus etiquetas una advertencia sobre sus efectos nocivos a la salud. La nueva legislación, que ha sido una batalla peleada palmo a palmo, requeriría que compañías como Coca-Cola y PepsiCo describan sus productos como contribuyentes a la obesidad, la diabetes y las caries.
Los mismos investigadores llegaron a otro consenso, esta vez sobre grasas que disminuyen el riesgo de contraer trastornos cardiometabólicos: el consumo de grasas polinsaturadas, en particular los ácidos grasos omega-6, como aquellos encontrados en las nueces, cereales y aguacate. Las grasas saturadas, en cambio, aumentan el riesgo, con una excepción: el queso y el yogur, altos en este tipo de grasas, han sido asociados con un menor riesgo. Cabe recordar que este campo de estudio, la nutriología clínica, presenta grandes desafíos y obstáculos. Desde hace unos años se han comenzado a explorar otras posibilidades para las diferentes respuestas de diferentes personas a ciertas dietas o patrones dietéticos: el genotipo, el estado metabólico, el microbioma y la capacidad de reacción de regiones cerebrales asociadas con recompensa a señales alimenticias.
“Nos falta recorrer un largo camino para encontrar las respuestas precisas a muchas cuestiones de la nutrición”, dijo Kimber Stanhope, directora general del estudio, “pero estuvimos todos de acuerdo en que un patrón dietético sano consiste de comida procesada al mínimo; cereales de grano entero, frutas, y vegetales promueven la salud, en contraste con el patrón dietético occidental de hoy en día”.
Traducción:
IIEH
Fuentes:
Vías y mecanismos que vinculan componentes dietéticos a patologías cardiometabólicas