El reporte anual de Unicef sobre los niños del mundo se enfocó este año en la comida y la nutrición.
El reporte estadístico de Unicef detalla el estado de la nutrición en la población infantil mundial por primera vez desde 1999. Los resultados, publicados ayer, reflejan una crisis global: una tercera parte de los niños menores de 5 años del mundo se encuentran desnutridos o sufren de sobrepeso u obesidad.
“Si los niños comen mal, vivirán mal”, resumió Henrietta Fore, directora de Unicef, “estamos perdiendo terreno en la pelea para salvaguardar las dietas saludables”. Algunos países se encuentran en graves crisis, como Yemen, donde casi la mitad de los niños tienen problemas de crecimiento por desnutrición. La mitad de los niños del mundo, se estima, sufren de la llamada “hambre escondida”, producida por la falta de una o más vitaminas y minerales esenciales. A esto se le une el problema de la obesidad; no es inusual que madres y padres obesos críen hijos desnutridos. Se trata de una realidad demasiado común, de hecho, la carga triple de la obesidad, la desnutrición y la falta de micronutrientes esenciales.
Sabemos que, contando niños y adultos, más de 800 millones de personas en el mundo padecen hambre constante, mientras que dos mil millones de personas comen demasiado de los alimentos menos indicados, en medio de una epidemia de trastornos cardiovasculares y diabetes.
Hace menos de cien años, la obesidad y el sobrepeso todavía estaban vinculadas con la idea de riquezas. Ya no es así, hoy en día, en países desarrollados, los niños pobres tienden a ser los que sufren de obesidad. Entre los 41 países miembros de la OCDE y la Unión Europea, al menos uno de cada cinco niños (de 5 a 19 años de edad) padece de sobrepeso, excepto en Japón. Estados Unidos encabeza esa lista con el 41.9%. Chile y México, 35.5%. España, 34%. Alemania, 26.6%. Japón, 14.4%.
Vale la pena comparar los casos extremos de Japón y Estados Unidos para distinguir una de las raíces del problema. Como en algunos otros países occidentales, las escuelas de Estados Unidos ofrecen un sistema de cafetería a sus estudiantes, en muchos casos dominado por comida rápida de marcas populares y con una selección muy pobre de alimentos saludables. Una comida típica puede ser una soda o bebida de leche endulzada, pizza descongelada, y frutas en conserva. Japón ofrece (en las escuelas primarias y secundarias) un sistema de lunches subsidiados, diseñados por nutriólogos para mantener un contenido calórico entre 600 y 700 calorías provistas por carbohidratos, carnes como el pescado y vegetales. Por lo general, se trata de un lunch obligatorio y las escuelas prohiben la venta e introducción de otros alimentos. Los mismos estudiantes sirven los lunches, que consumen en su salón de clases, el cual limpian al terminar. Todos los días se realiza una trasmisión escolar donde es explicado el menú del día y se analiza, en parte, su contenido de macro y micronutrientes.
El cambio climático, dice el reporte, exacerbará el problema de desnutrición: un solo grado de calentamiento desde finales del siglo XIX ha amplificado las sequías responsables por el 80% de las pérdidas y daños de cosechas. Por otro lado, una mayor concentración ambiental de CO2 reduce los nutrientes esenciales y vitaminas (zinc, hierro, vitamina B...) de ciertos cultivos básicos.
Autor: IIEH
Fuentes:
Los niños, la comida y la nutrición
Los lunches mantienen a Japón hasta arriba de las listas de nutrición