Sobre el problema del agua en México
Entrevista que realizo el Instituto de Investigación sobre la Evolución Humana A.C. al ingeniero José Pablo Arreguin Mañon
Septiembre 2009
IIEH.- ¿Cuántos años de experiencia tiene en el sistema hidráulico de México, y brevemente que actividades ha desarrollado?
JAM.- Se puede decir que siempre he estado ligado con el sistema hidráulico de México, pues desde 1952 que empecé la carrera de ingeniero civil en la entonces Escuela Nacional de Ingenieros de la Universidad Autónoma de México, también empecé a trabajar en la Comisión Hidrológica de la Cuenca del Valle de México de la Secretaría de recursos Hidráulicos en la oficina de Mecánica de Suelos.
Ahora que, experiencia de la “buena”, se acumula paulatinamente años después, y una vez que me dí cuenta de la importancia del agua y del Sistema Hidráulico de México, cosa que no percibía al principio, como estudiante.
Las actividades desarrolladas en relación con el tema del agua comienzan desde aquellos primeros años de ejercicio semiprofesional, ya que la mecánica de suelos está íntimamente ligada con la geohidrología, esto es, con los aspectos del agua subterránea. Años después me dediqué a esta especialidad como contratista de estudios y proyectos para la Secretaría de Recursos Hidráulicos, específicamente para la Dirección de Aguas Subterráneas y sucedáneas por medio de la empresa Ariel Construcciones que formé con mi ex socio el Ing. José Pérez Orozco, después Ariel Consultores, que actualmente subsiste, a través de la cual seguimos contratando estudios y proyectos relacionados en su mayoría con el problema del hidráulico.
Resumiendo, podría decirse con algo de indulgencia que ya sumo 57 años de experiencia relacionada con el sistema hidráulico de México, desarrollando toda clase de trabajos hidráulicos, especialmente geohidrológicos, que de hecho ya cubren la extensión del país.
IIEH.- ¿Nos puede decir cuál es el principal problema que enfrentamos para un adecuado abastecimiento de agua?
JAM.- Resulta paradójico e inadmisible que en el valle de México estemos año con año padeciendo una grave escasez de agua durante buena parte del estiaje, y por lo contrario, nos ahogamos en la temporada de lluvias, más ahora con los cambios climáticos observados, que han acentuado las sequías y han hecho más torrenciales los aguaceros.
Quizá no lleguemos a satisfacer a los muy exigentes en cuanto a tener un adecuado y eficiente abastecimiento de agua; sin embargo se atiende a un 90% de la población del valle de México, aunque en ocasiones y en forma local, con las limitaciones tan serias como sería la mala calidad del agua subterránea.
Puede ser que el principal problema que enfrentamos para un adecuado abastecimiento de agua, lo estamos creando nosotros mismos, al explotar de manera criminal el recurso agua subterránea, que representa algo así como el 70% del suministro del agua potable, o sea, con mucho, la fuente más importante.
En la actualidad, el ritmo de las extracciones induce abatimientos piezométricos del acuífero que en promedio son de más de un metro, sin olvidar que en algunas áreas sobrepasa los dos metros.
Recuerdo que a mediados del siglo pasado era raro encontrar el agua subterránea a profundidades mayores a 30 o 40 m; con respecto al terreno natural en tanto que ahora sobrepasan los 100 y 200 m.
Pues bien, a este ritmo de explotación vamos a alcanzar el nivel de agotamiento del acuífero; en otras palabras, pronto llegaremos a los límites que nos ofrecen los métodos de perforación actuales, no mayores de 500 m; así como los de bombeo. O sea que estamos cavando nuestra propia tumba.
Actualmente el Organismo Operador de la Cuenca del Valle de México y la Gerencia de Aguas Subterráneas de CONAGUA, están elaborando modelos matemáticos representativos del funcionamiento del Valle de México, que nos podrán vaticinar lo que queda de vida útil a dichos acuíferos, desde un punto de vista económico.
En consecuencia, debe reconocerse cuanto antes que no podemos depender del agua subterránea como hasta hoy, que debemos explorar y adoptar nuevas alternativas de ahorro del agua para, a fin de cuentas preservar este invaluable recurso.
IIEH. ¿Cuáles son las soluciones más viables para poder enfrentar la anunciada escasez de agua en el país?
JAM.- Las soluciones más viables siento que se derivan de una sólida cultura del agua. Estando concientes de una administración y manejo del recurso se puede hacer muchas cosas a favor del agua, preservando tanto su cantidad como su calidad, y en referencia al agua superficial y subterránea.
Deberíamos entender que las aguas subterráneas son almacenamientos que no deben sobreexplotarse como lo hacemos, pues de unos 630 acuíferos registrados, ya más de 100 están en diferentes niveles de sobreexplotación; tan graves como la del Valle de México, Querétaro, León, Celaya, donde los abatimientos del agua se traducen en asentamientos y formación de grietas en el terreno; o bien en acuíferos costeros como el valle de Guaymas, Costa de Hermosillo, donde se contaminan con el avance de la intrusión marina.
Otros acuíferos en un nivel de sobreexplotación incipiente, bastaría tomar medidas que representan menores sacrificios, tales como aplicar métodos avanzados de riego en la agricultura, que es el sector económico más dispendioso en materia de agua.
IIEH.- En el Valle de México, ¿existirá una solución para no tirar el agua de lluvia al drenaje?
JAM.- Existe toda una serie de alternativas para evitar en lo posible que los escurrimientos generados por la lluvia salgan del valle de México. En las áreas urbanas la recolección del agua de lluvia debe ser una de tantas, con la finalidad de autoabastecerse en las casas y jardines, o bien para recarga artificial del acuífero en forma directa, esto es, por medio de los pozos llamados de absorción, alternativa que empezó a practicarse desde la década de los 50’s del siglo pasado, con el propósito más bien de evitar inundaciones serias y prolongadas. Aún debe haber quién recuerde aquellos que afectaron el centro histórico de la ciudad, donde se circulaba en lancha, haciendo la competencia a Xochimilco.
En las áreas que no son urbanas, específicamente en las serranías circundantes al valle, por la deforestación de los bosques se ha perdido la capacidad de retener el agua llovida en los suelos y facilitar su posterior infiltración a mayores profundidades del subsuelo. Luego entonces, la representación de dichas áreas es otra alternativa para no tirar el agua llovida al drenaje, refiriéndome en este caso al drenaje natural, o sean los cauces de arroyos y ríos que drenan al valle en general.
IIEH.- ¿Se tendrá que seguir abasteciendo de agua a la capital desde fuentes lejanas?
JAM.- Traer el agua desde fuentes lejanas localizadas fuera del valle de México es una solución demasiado cara, que requiere de grandes inversiones, tanto para la construcción como conducción y mantenimiento; ya tenemos el ejemplo del proyecto Cutzamala, que aporta poco menos del 20% del suministro del área metropolitana.
Este tipo de proyectos deberían dejarse como última de las alternativas de abastecimiento de agua para la zona metropolitana. Mientras tanto, pueden manejarse, dentro de una nueva cultura del agua, otras opciones, tales como tratamiento y reutilización del agua en general; utilización de aparatos ahorradores, como regaderas, tema que está de moda, sin olvidar retretas con descarga de 6 lt en lugar de los antiguos de 20 lt, y que en la administración del Ing. Juan Manuel Martínez García al frente de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica del Distrito Federal en los años 80’s dio tan excelentes resultados, al grado de no haber necesitado sustituir o reponer pozos, además de disminuir notablemente el número de rehabilitaciones de los mismos. Asimismo, la captación de agua de lluvia, tema que ya abordamos, reparación de fugas intradomiciliarias.
La solución más drástica sería definir linderos a las áreas urbanas y declarar que fuera de ellas no habría servicios municipales, pero esta solución nunca sería adoptada por funcionarios políticos, a menos que apareciera otro Lic. Ernesto Uruchurtu, famoso por su severidad, que le valió el mote de “Regente de Hierro”.
Otra, más delicada, sería romper con ese mito de que el agua debe ser gratuita; en otras palabras, actualizar tarifas podría ser otra alternativa.
Estas y algunas más alternativas enfocadas al ahorro del agua se refieren a constreñir la demanda, pero no debe olvidarse el señalar la gran responsabilidad de los organismos encargados del suministro del vital líquido, ya que las pérdidas en conducción y distribución superan el 40% de la captación, aunque pocas autoridades lo reconocen.
IIEH.- ¿Nos podría dar una breve semblanza del tema del agua en el país?
JAM.- Bien, es de todos sabido la irregular distribución del agua en nuestro territorio. En general, hacia el norte la precipitación pluvial es baja, y los principales depósitos de agua son subterráneos; en las partes desérticas la lluvia apenas alcanza 22 mm/año como en Baja California, Mexicali y Costa de Hermosillo, en Sonora, y como las porciones septentrionales de Chihuahua y Coahuila.
Hacia el centro del país las condiciones pluviales mejoran y digamos que alcanzan entre 400 a 700 mm/año; aunque la presión demográfica, sobre todo en el altiplano, ha llegado a ser un factor de escasez; y sólo hacia el sureste de la república las precipitaciones son más altas aún, y donde se puede considerar que hay exceso de lluvias, siendo frecuentes las inundaciones como en Tabasco.
Además de la mala distribución de las lluvias en el territorio nacional, en la actualidad, la distribución poblacional es otro factor que en algunos sitios ha llegado a ser otro problema toral.
IIEH.- Comentarios personales que nos pueda ofrecer
JAM.- Yo siento que por ahora, el más relevante consiste en proseguir con estas actividades que Ustedes realizan en Evolución y Ambiente, tendientes a crear esta nueva cultura del agua en nuestro medio. Esto requiere de no sólo un gran esfuerzo sino de su continuidad, pues infortunadamente, de no insistir una y otra vez, el impacto que tienen mensajes esporádicos se olvida y se pierde.
Desde luego hay que reconocer algunos avances pero no son suficientes dada la magnitud del problema a enfrentar.
El agua ha sido declarada de utilidad o interés público es más, de seguridad nacional; sin embargo, poco, muy poco, se hace a favor de ella.