Sesión de preguntas y respuestas con Steve Cook, del Centro Médico de la Universidad de Rochester, investigador de obesidad infantil.
Estados Unidos y México se encuentran en medio de una crisis profunda de obesidad infantil. La tasa de obesidad infantil de 2013 fue de 31.8% y 32.8%, respectivamente; los dos países con las tasas más altas del mundo. En la Ciudad de México, por ejemplo, cerca del 50% de los niños padecen de obesidad o sobrepeso. La tendencia al aumento parece imparable y en los últimos 30 años ningún país ha podido disminuir su porcentaje de casos de obesidad. El costo público ya es inmenso y en las próximas décadas se volverá casi inimaginable.
¿Cómo deben los profesionales de salud introducir el tema de la obesidad con los padres de niños obesos? Es común que los mismos padres rechacen el hecho de que sus hijos tienen problemas de obesidad y lo achaquen al “crecimiento”.
Este es una de las partes más difíciles de la discusión sobre la obesidad y nos obliga a practicar el arte de la medicina tanto como la ciencia. Hay una cita relacionada de Hilde Bruch (1975): “La obesidad carece de la dignidad de otros trastornos crónicos”. Es muy cierto y aún más, la obesidad es una enfermedad muy estigmatizada. Primero que nada, observo a los padres en busca de problemas potenciales de peso. También es importante considerar la edad del paciente, entre más chico (por ejemplo, menor a los 6 años) tiene menos conciencia de la forma de su cuerpo. Después sigue lo más complicado: le pido permiso a los padres para hablar con ellos sobre la salud y el peso de su hijo. Si se trata de un adolescente, hablo con él o ella primero. Algunos padres y madres se sienten insultados cuando les digo: “Su hijo tiene obesidad”, pues les parece una crítica severa y directa a la manera en que lo han criado.
¿Cuál es su opinión sobre las dietas cetogénicas?
En mi caso, he usado la dieta cetogénica, baja en carbohidratos y alta en grasa, en pacientes infantiles con ciertas formas de epilepsia o errores en el metabolismo, que requirieron evitar ciertos macronutrientes. Como dieta para perder peso, no existe un corpus de evidencia que respalde su uso en niños o adolescentes. Aunque puede servir en casos extremos de obesidad cuando es necesaria una cirugía bariátrica. De cualquier manera, no es un estilo de vida sostenible para perder peso.
¿Hay evidencia que relacione la dieta de la madre durante el embarazo con la obesidad infantil?
Este es un campo de estudio importante; lo hemos explorado mediante modelos de animales y sabemos que existe un vínculo. Pero nos encontramos con un obstáculo enorme, es casi imposible estudiarlo objetivamente, no podemos hacer un estudio aleatorio, un doble ciego con placebo, y a la vez controlar todas las variables y las medidas para obtener un resultado científico. A grandes rasgos, hemos visto que toxinas como el humo del tabaco y el plomo tienen un efecto real, o sea cualquier cosa que impida el crecimiento y desarrollo de un feto tiene sus implicaciones. Hay datos que sugieren cambios epigenéticos después del nacimiento pero que tuvieron su origen durante el embarazo.
He oído que el exceso de tejido adiposo, en particular en niños, alenta el desarrollo cognitivo… ¿Es cierto?
Cada vez tenemos más información sobre reducciones en ciertas áreas académicas en adultos con diabetes y/o hipertensión. Hay estudios más recientes sobre los efectos perjudiciales de la hipertensión en niños en ciertas áreas cognitivas. Pero todavía más problemática es la experiencia social y emocional de los niños que sufren de obesidad. Como su tamaño suele ser mayor que sus compañeros, los adultos los perciben como mayores de edad, así que les exigen más académica y socialmente. Al mismo tiempo, no suelen jugar con niños de su misma edad sino con niños menores, así que su desarrollo social es más inmaduro. Dada su talla, tienen problemas con el desarrollo motriz y su inhabilidad de adaptarse a los juegos propios de su edad lo convierte en el blanco de sus compañeros. En muchos casos, acelerada por los problemas cognitivos y sociales, se produce una adicción fisiológica a ciertos alimentos.
Mi doctor me dijo que alimentar a mi bebé con sólidos antes de los 6 meses aumenta el riesgo de padecer obesidad infantil. ¿Es verdad?
Sí, tenemos los estudios que lo demuestran. Se trata de un efecto muy profundo cuando se presenta consumo de sólidos, o incluso jugo, antes de los 4 meses. Eso incluye cereal mezclado con la fórmula. La leche materna tiene un efecto que protege contra el exceso de peso, pero no si se mezcla con otros alimentos.
¿Qué papel juega el microbioma del aparato digestivo en el desarrollo de la obesidad infantil?
El papel que juega ha recibido atención últimamente, hemos visto relaciones con las alergias y algunas enfermedades del sistema inmunitario. El interés comenzó a partir de la Hipótesis de la Higiene; unos científicos en Europa notaron que niños criados en hogares rurales, rodeados de animales de granja, desarrollaban menos alergias y asma que niños criados en la ciudad, en condiciones más “limpias”. Diferentes bacterias de nuestro tracto gastrointestinal alterna la absorción de ciertos nutrientes y, al parecer, también tienen efectos sobre inflamación sistémica. Una dieta sin diversidad y baja en fibra, combinada con el uso de antibióticos, puede aumentar el riesgo de obesidad.
La epidemia actual de obesidad infantil tiene muchas causas, (el sedentarismo, rasgos hereditarios, la comida chatarra, los refrescos), pero el factor obesogénico de mayor riesgo es la obesidad en ambos padres: 80% tendrá hijos obesos, a diferencia del 10% en el caso de parejas con un peso normal.
Fuente:
Obesidad clínica en adultos y niños
Traducción: IIEH