LOS INVENTOS CIENTÍFICOS
Y LA SALVAGUARDA DE SU PROYECCIÓN SOCIAL:
UN IMPERATIVO DE LA ACADEMIA
Graciela Agudelo y
Gabriela Soto V.
• INTRODUCCIÓN. VALORES CULTURALES
Estudiosos del tema afirman que la pérdida de los valores culturales se ha acentuado en gran medida debido a la Globalización de la economía, a la revolución de las tecnologías de la comunicación y a un profundo cambio conceptual en los esquemas de vida occidentales. Los medios de comunicación en general –y el medio televisivo en particular– han tenido un relevante papel en la configuración de estilos de vida, modas y costumbres, así como en las opiniones y las actitudes que el ciudadano común adopta frente a los acontecimientos de nuestra realidad en la formación de conceptos de cultura y de moral. Las estadísticas hoy día reflejan que la televisión es, para un alto porcentaje de la población del mundo, el único medio de acceso a la cultura y la información.
En este 2005, declarado por la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP) “Año Mundial de la Física” (WYP 2005), y en el marco de esta celebración, que conmemora los cincuenta años luctuosos de Albert Einstein y de Pierre Teilhard de Chardin –dos de las mentes luminarias de la modernidad–, es imposible dejar de reflexionar sobre los trabajos de Michael Faraday, James Clerk Maxwell y Heinrich Hertz… y ese portentoso invento de contenidos sociales que no sólo ha orientado criterios y marcado paradigmas, sino que constituye un gran poder de penetración en la psicología de las masas, con creciente e incalculable capacidad expansiva: la televisión. No sólo porque involucra dos de los más importantes sentidos de percepción: la vista y el oído; sino porque, con el apoyo de la mercadotecnia y la publicidad, es impulsada por sus empresarios con una ambición sin tasa ni medida, que desconoce –o rechaza abiertamente– un amplísimo margen de valores humanos e identidades culturales.
El Informe de Desarrollo Humano 1999,(NOTA 1) señala que más de dos terceras partes de la humanidad no se benefician del nuevo modelo de crecimiento económico basado en el aumento del comercio internacional y en el desarrollo de nuevas tecnologías. Sino al contrario, los avances tecnológicos, la expansión global de las economías neoliberales y el surgimiento de acuerdos globales y regionales sobre comercio multilateral, han propiciado que las industrias audiovisuales se consoliden en un cada vez más reducido y poderoso número de conglomerados mediáticos. Los medios de comunicación están en manos de un puñado de corporaciones cuyo especial énfasis son los contenidos orientados hacia el lucro, además de limitar el acceso a los espacios informativos, lo que ha llevado a la disminución de puntos de vista plurales…, y a la anulación de visiones alternativas de un futuro económico, político y social.
En la actualidad, es innegable que el mercado audiovisual ha adquirido gran importancia económica en el ámbito del comercio internacional. Esta importancia creció a partir de que la Organización Mundial del Comercio (OMC/WTO) promovió la liberalización y desregulación de algunos procesos, subordinando los valores sociales y culturales a los intereses comerciales. Esta situación ha propiciado que numerosos grupos como sociedades civiles, pacifistas, globali-críticos, alter-mundistas y otros, se manifiesten por la protección de la diversidad cultural como derecho universal, exigiendo se excluyan las producciones audiovisuales de los controles de la OMC/WTO, ya que por su carácter cultural y conformador de identidad, estas producciones no deben ser tratadas como cualquier otro tipo de mercancía.
• DEVALUACIÓN DE LA OFERTA CULTURAL
Bajo el argumento de que hay que brindar al público lo que éste pide, en los últimos años la televisión comercial (y los medios, en general) han devaluado gradualmente la oferta cultural. Con este falaz argumento se está cometiendo un género de secuestro que ningún país prevé en sus legislaciones, y que por ello se realiza con una grave y peligrosa impunidad universal: el secuestro de la cultura.
Todos sabemos que el término “cultura” trata de definir el grado de desarrollo intelectual, artístico, científico o tecnológico que ha logrado alcanzar determinada sociedad, así como el acervo de sus costumbres y tradiciones más propias y entrañables. Y sabemos, también, que “cultura” se refiere al cultivo –individual y social– de las más elevadas facultades humanas que la civilización ha alcanzado: física, mental, intelectual, moral, ética, estética y espiritual. Por lo tanto, “cultura” es todo tipo de conocimiento y práctica que reúne tres condiciones básicas:
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legitimidad,
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arraigo ancestral en una sociedad y
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permanencia remota y mediata en la conciencia de la comunidad humana.
La información que brinda la TV comercial es editada a criterio de sus periodistas y manipulada en beneficio de los contados empresarios del medio y otros grupos de poder; y en sus mensajes comerciales y programación es, por lo general, falaz, subliminal(NOTA 2) y enajenante. En la TV comercial, la cultura es reemplazada por la “cultura de masas”, es decir, todo aquello con lo que –por vía de la publicidad– los medios de comunicación logran que se identifique un gran número de adultos, jóvenes y niños (modas, chismes, devaneos, pasatiempos triviales y un entretenimiento inhibidor del pensamiento). Dejar a nuestros niños y jóvenes seguir sin discernimiento las líneas de vida que la TV comercial marca es abandonarlos a una dictadura infracultural, cuyo objetivo principal es vaciar la historia y liquidar las tradiciones para fortalecer la “sociedad de consumo” y uniformar los esquemas de vida, para alcanzar la Unificación Cultural, uno de los subproductos más devastadores del proceso de Globalización, en cuanto atenta contra la supervivencia de civilizaciones diferenciadas.
Palabras como seguridad social, derechos humanos, educación, cultura y democracia están en la boca de todas las instancias gubernamentales, partidos políticos, cámaras legislativas, gobernantes, líderes de opinión y conductores de programas televisivos y radiofónicos. Sin embargo, todo el gabinete gubernamental se muestra absolutamente mudo y desinteresado cuando se trata de emplear el invento más efectivo para rescatar y conservar tan importantes valores. Esto pone de manifiesto una de dos posibilidades (o tal vez las dos): la incapacidad e impotencia del Estado frente al poder mediático, que rebasa a los poderes constitucionales… y/o su protección –o asociación– a intereses inconfesables.
• LEYES Y LEGISLACIONES
De acuerdo con el artículo 27 de nuestra Constitución, que regula el patrimonio nacional, el articulo 1º de la Ley Federal de Radio y Televisión especifica que “corresponde a la Nación el dominio directo de su espacio territorial y, en consecuencia, del medio en que se propagan las ondas electromagnéticas”. La Ley Federal de Radio y Televisión señala que estos medios tienen la función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y al mejoramiento de las formas de convivencia humana; por tanto constituyen una actividad de interés público que el Estado debe proteger y vigilar. Al efecto, la programación de la radio y la televisión debe estar preferentemente orientada hacia la ampliación de la educación popular, la difusión de la cultura, la extensión de los conocimientos y la propagación de ideas que fortalezcan nuestros principios y tradiciones; debe estimular la facultad creadora del mexicano para las artes, además de aprovechar y fomentar los valores artísticos locales y nacionales y las expresiones del arte mexicano. Esta misma ley establece que la programación dirigida al público infantil debe propiciar su desarrollo armonioso; procurar la comprensión de los valores nacionales y el conocimiento de la comunidad internacional; promover el interés científico, artístico y social de los niños; proporcionar diversión y coadyuvar el proceso formativo de la infancia.
No es necesario un profundo y detallado análisis para darnos cuenta de que, también en este caso, la ley es letra muerta. Y en la práctica, los propietarios de los medios de comunicación pagan con la mejor disposición –alegremente y por anticipado– las multas que se les imponen por violar tal ley.
En la actualidad, el 78% de los medios de comunicación en México son comerciales o concesionados; y sólo el 22% pertenece a los medios públicos o permisionados. La Ley Federal de Radio y Televisión señala la prohibición que tienen los medios permisionados para vender publicidad, situación que les impide recabar recursos para su subsistencia y sustentabilidad, manteniéndolos en una grave marginalidad financiera y tecnológica, al depender únicamente de un muy limitado presupuesto del Estado. Por sus efectos contra la divulgación científica, el arte y la alta cultura de nuestra civilización, el apartado correspondiente de esta ley merece una revisión que responda a posturas humanistas.
Aunque cada vez es más frecuente escuchar a personas o grupos que se manifiestan en contra del proceder de los medios de comunicación ¿qué acciones concretas está asumiendo la sociedad civil o, en este caso, los grupos académicos, para manifestar una firme oposición a los contenidos de la televisión comercial?
• SISTEMAS EDUCATIVOS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN:
SU SIGNIFICADO EN LA FORMACIÓN DEL INDIVIDUO
Puesto que la violenta e indiscriminada transculturación que sufren los pueblos latinoamericanos debido a la actividad de las entidades mediáticas es decisiva, el papel que los sistemas educativos juegan en la pérdida o conservación de los valores culturales y de identidad de las sociedades es altamente significativo. Los resultados de ambos desempeños refuerzan la importancia de conceder a los niños y a los jóvenes el derecho que tienen al conocimiento y difusión de su propia cultura nacional, latinoamericana y universal.
La televisión comercial ha dedicado los primeros cincuenta años de su vida a formar un público con características muy convenientes a sus intereses: una audiencia sin aspiración por aprender, por discernir, por madurar, y en consecuencia, incapaz de formularse criterios selectivos de calidad. Un público cautivo del mercado y la publicidad. Según una investigación realizada por la Dirección General de Televisión Educativa (DGTVE) de la Secretaría de Educación Pública, el número promedio de horas diarias que un niño mexicano ve televisión va de tres y media a cinco, contra cinco que acude a la escuela.(NOTA 3) Nadie pretende que la televisión comercial sea educativa; pero la cultura tiene una infinita diversidad de matices que merecen más estimación y respeto por parte de los medios.
En el ámbito internacional existen diversas propuestas y modalidades de televisión cultural y educativa que han demostrado que este medio, por su impacto y gran alcance para llevar educación y conocimientos a las zonas más remotas y desprotegidas, es el único capaz de combatir el rezago educativo. Es interesante conocer si esto lo saben las entidades correspondientes o si mejor les conviene ignorarlo.
• ESPACIOS PARA LA SOCIEDAD CIVIL
O PARA LA COMPETENCIA MERCANTIL
La lucha de poderes tiene la edad del hombre, es innegable; pero la salvaje competencia por público = ganancias, a costa de rebajar los valores humanos y degradar el intelecto y la inteligencia de los pueblos ha hecho hundirse a la TV comercial en los vicios más condenados por la moral de todos los tiempos, como son: la inducción alevosa del pensamiento, la desculturización, la enajenación, el ventajoso uso del mensaje subliminal, la descomposición del lenguaje, el rebajamiento de la sensibilidad, la deseducación, la desinformación y hasta el proxenetismo(NOTA 4) (disfrazado de publicidad legítima). Actos todos de lesa humanidad, ante los que urgentemente deben actuar tanto la ponderosa Academia como todas esas instancias consagradas a velar por los Derechos Humanos.
La UNESCO recomienda a los gobiernos que la radio y la TV sean espacios incluyentes de la Sociedad Civil; y en su discurso del lunes 18 de octubre de 2004 en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el presidente mexicano Vicente Fox nos recuerda una importante obligación, convocando a los intelectuales y a los académicos a participar en el devenir político: “De alguna manera –dice textualmente– el debate está siendo dominado por los medios de comunicación y por el gremio político; pero falta esa fuerte presencia orientadora de la Academia, de la Investigación, y de las y los intelectuales mexicanos”.
• TRES PROPUESTAS
1. SANCIÓN UNIVERSITARIA
La crisis de la seguridad social y de la educación se deben en su origen a una crisis general de valores, reforzada por un desconocimiento de que la responsabilidad de educar no sólo compete al colectivo docente, sino que es de primordial injerencia de los padres y atañe a todo el tejido social, con especial acento en los medios de comunicación, habida cuenta de su gran cobertura, impacto y capacidad de penetración. La integración de la parte docente con la familiar, la comunitaria y la mediática, es el sustento imprescindible para alcanzar seguridad social y una educación responsable en el marco de una verdadera democracia participativa.
La manera que podría tener la TV comercial de cumplir con la ley es coadyuvando con las funciones sociales de las Universidades; o por lo menos, antes de llegar a un público masivo, la programación de la TV debe pasar por el tamiz de estas instituciones; porque los canales televisivos no deben ser, como hasta la fecha, canales de propaganda y publicidad y competencia entre comerciantes; sino canales de difusión de la educación y la identidad nacional y planetaria; canales de difusión del arte, la cultura y la investigación científica; canales de divulgación de los valores sociales, de la literatura, del conocimiento universal; canales propiciatorios para la evolución del pensamiento humano.
Para que la comunicación esté al servicio de la ciencia –y no a la inversa como hasta el presente–, ha llegado el momento en que desde la plataforma intelectual y académica debemos bregar porque la televisión comercial entre a un control de derechos humanos en donde los posibles contenidos, tanto de sus programas como de la publicidad que los sustenta, puedan debatirse, criticarse y sancionarse. Pues, como dicta la ley, los medios deben ser instituciones de la sociedad, la que tiene el derecho y la obligación de decidir quién los debe manejar (en tanto son concesionarios de los bienes de la Nación); qué contenidos deben llevar y qué tiempos debe ofrecer la programación televisiva comercial en cuanto a:
a) el nivel cultural universal, como fuente obligada de conocimientos para propiciar la evolución del ser humano en todas sus potencialidades;
b) el nivel informativo, obligadamente ético, verídico y sin contenidos morbosos;
c) el nivel oficial, libre de la manipulación de los grupos de poder;
d) el nivel de entretenimiento, con propuestas al intelecto;
e) el nivel de diversión, inteligente y creativa, y
f) el uso del lenguaje y de la música como importantes herramientas de evolución: el primero, como flor de la capacidad pensante; y la otra, como esa parcela humana donde radica la belleza del Espíritu.
Uno de los más importantes sustentos para que esta propuesta sea viable y exitosa, es que la Academia misma refuerce el Área de HUMANIDADES, lamentable y extrañamente desaparecida de numerosos bachilleratos y escuelas vocacionales.
2. LIBERTAD DE EXPRESIÓN O LIBERTAD DE INDUCCIÓN DEL PENSAMIENTO
El concepto de “libertad de expresión” amerita una revisión meticulosa y exhaustiva, por lo que, de nuevo, convocamos desde aquí a la Academia.
En la Conferencia General de la UNESCO en 1980 en Belgrado, se presentó el Informe Mc.Bride, donde quedó claramente establecida la relación existente entre comunicación, relaciones de poder y democracia. Este informe definió por primera vez los puntos en los que debería basarse el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC), entre los que destacan los siguientes:
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La supresión de los efectos negativos de los monopolios.
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La eliminación de las barreras internas y externas que se oponen a una libre circulación y a una difusión más equilibrada de la información.
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El respeto a la identidad cultural y el derecho de cada nación a informar a la opinión pública mundial sobre sus aspiraciones y sus valores sociales y culturales.
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El respeto del derecho del público, de los individuos y de los grupos étnicos y sociales a tener acceso a fuentes de información confiables y a participar efectivamente en el proceso de la comunicación.
Pero (como era de esperarse) la presentación de este informe generó protestas por parte de las grandes potencias, quienes argumentaron que “intervenir en políticas de comunicación” equivalía a imponer censura, lo que, según ellos, atentaba contra la “libertad de expresión”.
Entonces vale la pena revisar qué alcances tiene en realidad la “libertad de expresión” cuando la ejercen lo medios masivos de comunicación: Está bien que la Ley proteja que quienquiera exprese sus opiniones ante cualquier otro. Está bien que en un parque público o en una tertulia se diga lo que se piensa. Está bien que en un estrado y con un micrófono o amplificador se puedan transmitir conceptos y opiniones a centenares de personas… que, saliendo de sus casas y con el dispendio de tiempo, desplazamiento y vicisitudes que ello implica, cometieron el acto volitivo e interesado de ir a escuchar una opinión. Pero cuando se trata de un aparato electrónico que está en tu casa, y que con sólo oprimirle un botón tiene un alcance que impacta a millones de personas todo a lo largo y lo ancho de cada país y más allá de sus fronteras, es injusto y antidemocrático que cualquier locutor convertido en “líder de opinión”, a través de la TV pueda –todo el día y todos los días– inducir la opinión, el gusto, los valores estéticos, morales, cívicos, sociales, culturales, políticos y éticos de millones de personas desprevenidas. El sólo hecho de que la TV se consuma en casa, y además tenga proyección y alcance hacia millones de mentes, cambia totalmente la forma y el fondo en que se puede –y debe– entender y ejercer el derecho a la “libertad de expresión”. Tendríamos que empezar por marcar la diferencia que existe entre “libertad de expresión” y “libertad de inducción del pensamiento”; para terminar de una vez por todas con ese argumento tan falaz de que “el público tiene la libertad de cambiar de canal o apagar el aparato”, cuando ya hemos visto que las mayorías han sido previamente –y a lo largo de 50 años– indoctrinadas y condicionadas mentalmente por los mismos medios de comunicación hacia sus intereses comerciales y políticos.
Es innegable que en nuestra legislación civil, el derecho a la “libertad de expresión” debe tener una revisión profunda y honesta; y es urgente que se marquen límites para evitar que políticos, empresarios y comerciantes sin escrúpulos continúen cometiendo abuso y tergiversación de este derecho a través de la televisión. Todas las teorías políticas comparten la convicción de que es un deber filosófico distinguir entre lo que es, y lo que debería ser.
3. TASA FISCAL REIVINDICATIVA
En la historia moderna y a lo largo de muchos años se han celebrado convenciones, acuerdos y cumbres internacionales en los que se han emitido numerosos instrumentos normativos manifestando la urgencia de apoyar la educación, la cultura, la diversidad cultural, los derechos de las poblaciones indígenas, la protección del folclore y las culturas populares, etcétera; y nuestro país ha firmado con entusiasmo y orgullo manifiestos y decretos internacionales en beneficio de la sociedad en su conjunto, y muy específicamente en favor de los niños y las niñas. Pero… de nuevo: ¿qué postura toma el sistema educativo en respuesta a la influencia perniciosa que recibe la sociedad infantil y juvenil a través de la programación televisiva y radiofónica carente de valores y calidad? Ninguna. Sin embargo, para el estamento educativo, la vulnerabilidad de ese sector de la sociedad debería ser un importante factor a considerar.
Aunque existe la televisión por cable, en donde hay mayor difusión de la cultura (amén de contenidos de alta violencia), las capas mayoritarias de la sociedad mexicana consumen televisión comercial local: una televisión que no satisface dignamente las necesidades de comunicación de la sociedad y que se ha convertido en un espectáculo mercantil de competencia por público, que a muy corto plazo se revierte en más dinero y poder para sus concesionarios…, a cambio de mayor ignorancia y más deterioro intelectual y social para sus consumidores.
Para lograr óptimas exenciones fiscales, la TV comercial ha creado oportunas ramificaciones, como las “Fundaciones Culturales”, a través de las que realiza publicaciones, y principalmente exposiciones de arte o de tal o cual “muestra de cultura” para brindar al público. Pero, en estos casos, no se trata de apretar un botón para que la cultura llegue a casa, sino que la gente tiene que desear ir, y tiene que invertir tiempo y desplazamientos para acudir a consumir un bien cultural de limitadísima cobertura social.
Ante esta absurda realidad… y aquella otra de que las instancias educativas no se dan abasto para cubrir la educación de más de 32 millones de menores de entre 0 y 14 años en México(NOTA 5); y una vez valorado el amplio y potente alcance del medio televisivo, es imperativo grabar una tasa de recaudación fiscal a radio y televisión comerciales que haga contrapeso a la des-educación que propinan a la niñez, la juventud y a la sociedad en general, aplicando el capital recaudado al financiamiento de una “televisión pública” con contenidos formativos y culturales. Además de sumar a ello la cuantiosa cantidad que se acumula por las numerosas multas cada vez que los medios quebrantan la ley. Con ello no sólo podrían solventarse parte de las consabidas deficiencias del sistema educativo, sino también contrarrestar algunos efectos negativos de la Globalización. Con esto, también, se daría cumplimiento a algunos de los más elementales derechos humanos, a saber:
a) el derecho a la educación,
b) el derecho al conocimiento de la música nacional,
c) el derecho al conocimiento de la diversidad cultural.
Siendo el espacio en que se transmiten las ondas herzianas propiedad de la Nación, es sorprendente que en el sistema mediático de nuestro país, la balanza económica se incline en un 100% a favor de los concesionarios de las señales de televisión y radio; cuando a una colectividad social –ya de antemano desposeída de bienes económicos y de calidad de servicios–, la despoja, también, de gran parte de sus derechos básicos, como los arriba señalados. Por eso una fiscalización que equilibre el statu quo, será no sólo saludable, sino que cumpliría con ese “aggiornamiento” de los medios y del sistema educativo, tan urgente e imprescindible en los tiempos que vivimos.
La unión de intelectuales y académicos para elevar estas propuestas a los cuerpos legislativos sería el primer paso firme para hacer un bien a todas esas mentes que mañana conformarán –y regirán– la nación que les heredaremos…
• PERSPECTIVAS: LAS VOCES DE ALERTA
Como resultado del mal uso que se hizo de la prodigiosa invención del televisor, muchas han sido las voces inteligentes que nos han alertado sobre sus peligros: El Filósofo de la Ciencia Karl Popper nos advierte sobre dos situaciones importantes: que a los niños –y a la sociedad en general– se les está educando para la violencia; y que el poder incontrolado de la TV es un peligro para la democracia. Nos dice literalmente: "Una democracia no puede existir si no se somete a control la televisión…”(1) Y al reflexionar que la TV podría ser una causa para el bien, como tremendamente lo ha sido para el mal, sugiere establecer controles normativos éticos y sociales, tanto por parte de los productores como de la misma teleaudiencia.
Noam Chomsky, lingüista norteamericano reconocido mundialmente como uno de los grandes intelectuales y educadores del siglo XX, sostiene que los medios masivos de comunicación son “modelos de propaganda” que manipulan el pensamiento político a través del lenguaje que utilizan periodistas, políticos e intelectuales. (2)
El sociólogo y antropólogo francés Pierre Bordieu pone de manifiesto que los medios de comunicación constituyen una amenaza para la sociedad actual; y que durante las últimas décadas la televisión ha adquirido, entre sus características, la de desalentar la práctica del pensamiento, privilegiando el impacto de la imagen sobre el contenido; y el de la emoción sobre la razón. (3)
Naomí Klein, la máxima responsable de la revista Saturday Night, ha publicado “No logo: el poder de las marcas”,(4) libro en el que denuncia el empeño que han puesto las grandes empresas para homogeneizar el pensamiento y el estilo de vida de las distintas comunidades a través de la fabricación y la promoción de falsas necesidades, creando así una sociedad de consumo desbocada para la cual la “imagen” lo es todo. Denuncia la rendición de la cultura y la educación ante el mercado, y demuestra que aquella promesa de que disfrutaríamos de un mayor acervo de alternativas culturales fue traicionada por el poder de las fusiones, por las despiadadas franquicias y la censura que practican las grandes compañías.
Por su parte, el Dr. Javier Esteinou Madrid, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), nos expone un interesante análisis del efecto de los medios en nuestro país, en su artículo “Dinámica de Mercado, Globalización y Medios de Comunicación en México”. (5) Y resulta también de sumo interés consultar la Declaración formulada por diversas organizaciones de la sociedad civil en el marco de la Cumbre Mundial de la ONU sobre la Sociedad de la Información (CMSI/WSIS), Ginebra-2003: “Construir sociedades de la información que atiendan a las necesidades humanas”.(6)
John Condry acusa a la televisión de “ladrona del tiempo y mentirosa”, y discurre que muchos de los problemas de los niños se deben al excesivo tiempo que pasan viendo TV; tiempo que reemplaza las "horas preciosas, esenciales para aprender algo sobre el mundo y sobre el lugar que cada cual ocupa en él”.(7) Y refiriéndose a sus contenidos, George Gilder ha declarado: “La TV es un instrumento de tiranos, su derrocamiento será la mayor fuerza para la libertad y la individualidad, la cultura y la moral...”. (8)
Samuel Huntington, quien desde el 11 de septiembre de 2002 es tenido en los Estados Unidos como un profeta, ha desarrollado la teoría de que en el futuro las guerras estarán dictadas no por razones políticas o económicas, sino culturales…(9) En los años 90s comenzó a desarrollar esta teoría, basado en la existencia del Islamismo; y para él, los conflictos mundiales son ocasionados por las diferencias de pensamiento entre las civilizaciones. Ya se dijo que uno de los más indeseables procesos derivados de la Globalización es la Unificación Cultural. ¡Pero cuidado! porque la televisión comercial (la de mayor consumo) es una sirviente fiel para este cometido a través de la inducción del pensamiento. Alrededor del 85% de las imágenes que se emiten a través de los medios se producen en los Estados Unidos, y aunque éstas nos puedan llevar a recorrer innumerables países, no son sus habitantes quienes nos muestran una imagen de sí mismos o nos transmiten sus palabras o su visión del mundo. Son “otros” los que hablan por ellos; los que interpretan su vida partiendo de valores e intereses diferentes..., cambiando así, dramáticamente, el curso de la civilización.
Se dice que la Historia no tiene regreso, y puede que sea verdad; pero si alguna virtud tiene el error, es que lleva intrínseca la posibilidad de la enmienda…, la posibilidad de la reivindicación… hasta antes de llegar al punto de no retorno; porque una vez que éste se haya rebasado, la vida particular del hombre, la de la milenaria cultura humana, la de las sociedades y la del planeta entero… pueden tomar rumbos y formas inimaginables.
La altura y la luz de intelectos como los de Pierre Teilhard de Chardin y Albert Einstein tienen hoy su contraparte y lado oscuro en el intelecto humano… en las mentes que en los últimos 40 años ha logrado crear la TV comercial. ¿Es justo –y ético– permanecer callados y pasivos?
Las nuevas tecnologías de la comunicación, la radio y, especialmente la televisión como paradigma de la invención científica, podrían ser la plataforma para una marcada evolución intelectual y ética del hombre y sus entornos… si se les diera un uso humanista y se orientaran a una verdadera apreciación de los valores morales y culturales. Administrar el buen uso de los medios es una gran responsabilidad de los gobiernos…, y una severa obligación de la sociedad.
La Academia, el Sistema Educativo, la Ciencia, la Filosofía… los estudiosos de la Evolución Humana y las instancias abocadas a la salvaguarda de los Derechos Humanos tienen la palabra… en tanto desde aquí deseamos con el alma que hoy… no sea demasiado tarde.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
(1) Karl R. Popper. “Una patente para producir televisión”, en Karl Popper y John Condry, La televisión es mala maestra. Fondo de Cultura Económica. México. 1996.
(al texto)
(2) Noam Chomsky. El nuevo orden mundial (y el viejo). Editorial Crítica. Colección Drakontos. 1997.
(al texto)
(3) Pierre Bourdieu. Sobre la televisión. Editorial Anagrama. Colección Argumentos, No. 197. 2003.
(al texto)
(4) Naomi Klein. No logo. Ediciones Paidós Ibérica. Colección Paidós plural, No. 35. 2003.
(al texto)
(5) Javier Esteinou Madrid. Dinámica de Mercado, Globalización y Medios de Comunicación en México. Dr. Javier Esteinou Madrid. Investigador Titular del Departamento de Educación y Comunicación de la UAM, Unidad Xochimilco, México. Publicado en Razón y Palabra primera Revista Electrónica en América Latina especializada en Tópicos de Comunicación. Agosto-octubre 2000. http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n19/19_jesteinou.html
(al texto)
(6) El documento completo puede ser consultado en “Comunicación y Ciudadanía. Comunicación para la Democracia – Democracia en la Comunicación”. La Sociedad Civil ante la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI).
http://movimientos.org/foro_comunicacion/show_text.php3?key=2346#_Toc71961845.
Se pueden enviar declaraciones de apoyo a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., mismas que son archivadas en http://www.wsis-cs.org/
Página oficial de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información:
www.itu.int/wsis/index-es.html
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(7) John Condroy, "Ladrona de tiempo, criada infiel", en Karl Popper y John Condry, La televisión es mala maestra. Fondo de Cultura Económica. México. 1996.
(al texto)
(8) George Gilder. La vida después de la TV. Citado por Alfredo Jalife-Rahme en su libro “El lado oscuro de la globalización. Postglobalizaión y balcanización”. Ed. Cadmo & Europa. Pág. 462.
(al texto)
(9) Samuel P. Huntington. ¿Quiénes somos? Los desafíos a la identidad estadounidense. Editorial Paidós Ibérica. Barcelona, 2004.
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(NOTA 1) United Nations Development Programme – UNDP. (Reporte anual de datos estadísticos sobre población, educación, salud, crecimiento económico, etcétera). http://www.hdr.undp.org/
(al texto)
(NOTA 2) Carácter de aquellas percepciones sensoriales, u otras actividades psíquicas, de las que el sujeto no llega a tener conciencia. Enciclopedia Microsoft Encarta 2001.
(al texto)
(NOTA 3) Dirección General de Televisión Educativa (DGTVE) de la Secretaría de Educación Pública –www.dgtve.sep.gob.mx
(al texto)
(NOTA 4) Persona o asociación que con afanes de lucro interviene para favorecer relaciones sexuales ilícitas. Enciclopedia Microsoft Encarta 2001.
(al texto)
(NOTA 5) Población de 0 a 14 años: 32,586,973 / Población de 0 a 19 años: 42,579,108. Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática – http://www.inegi.gob.mx/
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