La almeja de Islandia (Arctica islandica) es muy deliciosa y muy longeva; es el animal que más vive. A través del análisis de los anillos de sus conchas, un estudio, publicado hoy en la revista Nature, ha reconstruido el clima del océano Atlántico durante los últimos mil años.
Si queremos saber con exactitud los detalles del clima en siglos pasados, tenemos que resolver un problema: El periodo moderno de uso de instrumentos precisos de medición se remonta a poco más de cien años. Un ejemplar de A. islandica hallado en 2006 había vivido cientos de años. Esta almeja fue bautizada Ming porque nació en 1499, durante esa dinastía China, y hasta la fecha se trata del animal más longevo que conocemos. Vale recordar que, así como el tronco de los árboles, las conchas de estas almejas desarrollan un nuevo anillo cada año. El análisis espectrométrico de los isótopos estables en material de estos anillos reveló información detallada de dieta, salinidad y cambios de temperatura durante la vida de la almeja.
David Reynolds, biólogo marino de la Universidad de Cardiff, en Gales, es el autor del estudio basado en cientos de conchas, tanto fósiles como recientes. En una breve sesión de preguntas y respuestas, explicó el proceso y los resultados de su investigación:
¿Qué son y por qué son tan longevas las almejas de Islandia?
Reynolds: La almeja de Islandia es un tipo común de almeja comestible; se encuentran en las aguas del norte de Europa y al noreste de Estados Unidos. De hecho es el ingrediente principal del clam chowder, la crema de almejas. No sabemos por qué viven tanto tiempo pero se cree que, en parte, se debe a su vida sedentaria y a la baja temperatura de las aguas donde habita.
¿Por qué fueron estas almejas el sujeto de su estudio?
Reynolds: Por varias razones. En primer lugar, son extremadamente numerosas en el Atlántico Norte. Además, desarrollan un anillo nuevo cada año y fue este crecimiento anual lo que examinamos. De manera similar que los árboles, las conchas de las almejas vivas reaccionaron igual a los mismos cambios en el ambiente. En años prósperos, los anillos crecen más, por ejemplo. Por decirlo así, acaban por construir un código de barras que registra cambios en su ambiente. Analizamos conchas fosilizadas y vivas químicamente; comparamos los anillos de manera estadística y construimos un registro de como ha cambiado la química marina en la región durante los últimos mil años.
¿Cómo realizaron el estudio?
Para definir la serie del oxígeno 18, isótopo estable, taladramos muestras del material de las conchas que ya habían sido datadas. Examinamos y comparamos muchas muestras de incrementos individuales y determinamos que las conchas crecieron en verano. Una vez obtenida la serie isotópica de los últimos mil años, la analizamos y promediamos con una enorme base de datos de observaciones y mediciones oceanográficas, variabilidad solar, registros de erupciones volcánicas y archivos de las temperaturas atmosféricas y de la superficie marina derivadas de anillos de crecimiento de los árboles (dendrocronología) y de muestras cilíndricas de hielo (testigos).
¿Qué descubrieron?
Durante el periodo industrial, poco menos de doscientos años, los isótopos de oxígeno cambiaron de forma dramática. Las conchas registraron cambios de salinidad y temperatura profundos durante el siglo XX. En particular el periodo de 1950-2000 no tiene precedentes en comparación con el resto del milenio.
¿Las conchas nos pueden revelar el futuro?
El estudio de estas conchas es importante para comprender la variabilidad del clima en el futuro. No predicen el futuro pero nos han ayudado a entender algunos de los mecanismos que controlan el clima, como el hecho de que la temperatura del agua en los océanos influye en la temperatura atmosférica.
Autor: IIEH
Fuentes:
Clima marino del Atlántico Norte durante el último milenio
Almejas de 500 años de edad registraron el cambio climático del océano