Un estudio sistemático internacional sobre el Tamiflu, nombre comercial del oseltamivir, concluyó que este popular fármaco es inefectivo.
El Tamiflu, según el estudio publicado la semana pasada en BMJ (antes conocido como British Journal of Medicine), no reduce las complicaciones de la gripe o influenza, tales como la neumonía, no reduce el número de hospitalizaciones y no obstaculiza la propagación del virus. Hay evidencia de que el uso de Tamiflu reduce la duración de los síntomas por un promedio de doce horas, cifra similar a las producidas por los fármacos tradicionales paracetamol e ibuprofeno. Por otro lado, también se ha registrado una historia de efectos secundarios adversos, tales como alucinaciones y paranoia, en particular en pacientes entre los 10 y los 19 años.
Las ventas de Tamiflu, comercializado por Roche, crecieron de manera exponencial tras las alertas mundiales de riesgos de pandemia de la fiebre aviar (en 2005) y el virus AH1N1 (en 2009). Varios países, como Estados Unidos, el Reino Unido y Japón, adquirieron un total de varios cientos de millones de dosis a manera de “reserva estratégica”, gastando hasta la fecha decenas de miles de millones de dólares.
El estudio se basó en el análisis de la información completa de tanto pruebas de laboratorio del oseltamivir como de reportes posteriores a su manufactura comercial. Cabe mencionar aquí que la mayoría de las empresas en la industria farmacéutica no declara (o a veces ni registra) los resultados de todos sus ensayos clínicos. Resultados parciales que se dieron a conocer en 2011 mostraban la misma ineficacia del Tamiflu y, sin embargo, los gobiernos del mundo siguieron comprándola por millones y los doctores la continuaron recetando. A pesar de que otros medicamentos mucho más seguros y baratos producirían el mismo efecto; un efecto placebo, para ser honestos. Esto describe tanto nuestro sistema económico y político como un rasgo reciente de nuestra sociedad: muchas personas ya no toleran estar enfermos con gripa más de uno o dos días, antes de hacer uso de antivirales y antibióticos.
Por su parte, Roche, la compañía que sintetizó oseltamivir y ahora lo comercializa, comentó sobre este estudio: “Estamos en un desacuerdo fundamental sobre las conclusiones, se trata de una representación errónea sobre la seguridad y eficacia de un fármaco antigripal establecido”. La Agencia Europea de Medicamentos (AEM), que aprobara el uso de Tamiflu en 2002, también se declaró al respecto: “El estudio en cuestión no aborda ningún nuevo problema, AEM mantendrá su posición sobre los riesgos y beneficios de Tamiflu”.
Actualmente, se lleva a cabo una campaña mundial para que la industria farmacéutica declare de manera pública todos los resultados de sus pruebas. Aquí está su página traducida al español, apoyada en una conferencia TED.
Autor: IIEH
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