Invaden costa crías de león marino
Jack Healy
Reforma, The New York Times, México, 4 abril 2015
PLAYA CAPISTRANO, California.- Para cuando Wendy Leeds llegó a él, el cachorro de león marino tenía pocas esperanzas de sobrevivir.
Al igual que más de mil 450 leones marinos más que han aparecido en las playas de California este año, en lo que los expertos califican como una creciente crisis para el animal, este cachorro de ocho meses estaba famélico, varado y a cientos de kilómetros de distancia de una madre que aún necesitaba amamantarlo y enseñarlo a cazar y alimentarse. Sus costillas sobresalían de su pelaje aterciopelado.
El cachorro tenía horas tendido en la playa, donde se convirtió en blanco de un perro agresivo antes de lograr arrastrarse hasta la terraza de una casa de un millón de dólares frente al mar, donde el propietario lo protegió con un paraguas y llamó al servicio de control de animales.
Así llegó Leeds, experta en el cuidado de animales en el Centro de Mamíferos Marinos del Pacífico, que como otros centros de rescate en California está inundado de llamadas sobre leones marinos demacrados.
Los expertos sospechan que las aguas inusualmente cálidas ahuyentan a los peces y otros alimentos de las islas frente a la costa donde los leones marinos procrean y destetan a sus crías. Mientras las madres pasan tiempo fuera de las islas en busca de alimento, cientos de cachorros hambrientos nadan lejos de su hábitat y llegan exhaustos a la costa desde San Diego hasta San Francisco.
Muchas de las crías abandonan el Archipiélago del Norte, cadena de ocho islas frente al litoral del Sur de California, en una búsqueda desesperada de alimento. Pero son demasiado pequeñas para viajar lejos, sumergirse en las profundidades o cazar solas, señalaron los científicos.
Este año, los rescatistas reportan cinco veces más rescates de leones marinos que lo normal: mil 100 tan sólo en febrero.
Las crías aparecen debajo de muelles de pesca y en patios traseros, a lo largo de ensenadas y en acantilados rocosos. Una fue encontrada acurrucada en una maceta.
"Hay tantas llamadas que simplemente no podemos responder a todas", dijo Justin Viezbicke, que supervisa las problemáticas de animales varados en California para la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en una llamada en conferencia con reporteros. "La realidad es que simplemente no podemos llegar a estos animales".
Muchos están enfermos de neumonía, sus ladridos roncos convertidos en tosidos ásperos. Multitudes de parásitos han invadido sus sistemas digestivos.
Algunos están tan cansados que no pueden escaparse cuando los rescatistas se les acercan con redes y toallas y los suben a grandes transportadores para mascotas.
"Llegaron a la costa porque si no lo hicieran, se ahogarían", indicó Shawn Johnson, director de ciencias veterinarias en el Centro de Mamíferos Marinos, en Sausalito. "Están esqueléticos. En realidad están al borde de la muerte".
Los investigadores dicen que les preocupan las consecuencias a largo plazo del cambio climático y el aumento en las temperaturas del océano para una población de leones marinos que ha evolucionado durante miles de años para procrear casi exclusivamente en el Archipiélago del Norte, donde dependen de los flujos circulantes de afloramientos del Pacífico para obtener anchoas, sardinas y otras presas.
Por ahora, grupos de rescate y rehabilitación como el Centro de Mamíferos Marinos del Pacífico, en Laguna Beach, tienen la sensación de ser salas de urgencias de grandes urbes. Voluntarios y miembros del personal llegan con jaulas de leones marinos recién encallados para ser pesados y revisados. Rasuran números en su pelaje, calientan a los más fríos en baños de agua salada, y tratan de devolverles poco a poco la salud con licuados de arenque, miel Karo, aceite de salmón y otros nutrientes.
Las tasas de mortalidad son aleccionadoras, y miembros del personal dicen que tienen que tomar decisiones rápidas y a veces dolorosas para sacrificar a las crías con pocas probabilidades de sobrevivir.
De los mil 450 leones marinos recogidos en las costas, unos 720 son atendidos actualmente, dijo Viezbicke.
En la Playa Capistrano, Leeds subió al tembloroso león marino con dificultad a una perrera, aceptó un donativo de 20 dólares del propietario de la casa que había hecho el reporte y se dirigió por la carretera a un muelle de pesca donde un salvavidas había divisado a otra cría en la arena.
En espacio de una hora, los trabajadores veterinarios decidirían que ambos cachorros estaban demasiado famélicos y enfermos y tendrían que ser sacrificados. Por el momento, los dos se acurrucaron juntos como un par de calcetines cafés para el recorrido al centro de rescate.