Proyecto hace sonar las alarmas sobre los costos del calentamiento
Por Burt Helm
Reforma, México, 14 febrero 2015
La inusual colección de líderes empresariales y de políticas en el Proyecto Risky Business no coinciden en muchas cosas, pero si concuerdan en una cuestión: los cambios en el clima durante las próximas décadas probablemente costarán a las compañías cientos de miles de millones de dólares, y no tienen más opción que adaptarse.
Algunos en el proyecto abogan por un impuesto al carbono, mientras que algunos quieren obligar a las compañías a revelar sus riesgos climáticos. Uno sugiere que el mundo podría arreglárselas sin ninguna regulación obligatoria.
El comité inicio en junio como una manera de promover un estudio que había comisionado, “Risky Business: The Economic Risks of Climate Change in the United States” (Negocio Riesgoso: Los Riesgos Económicos del Cambio Climático en EU).
El grupo es encabezado por tres hombres: Tom Steyer, multimillonario de los fondos de resguardo cuyo súper comité de acción política gastó 73 millones de dólares el año pasado para atacar a republicanos que negaban el cambio climático; Henry M. Paulson Jr., ex director general de Goldman Sachs y Secretario del Tesoro en la Administración de George W. Bush, y Michael R. Bloomberg, ex Alcalde de Nueva York y multimillonario fundador de la compañía de información Bloomberg L.P.
Paulson quiere que las compañías implementen y los reguladores hagan cumplir las regulaciones de divulgación concernientes a riesgo climático y emisiones de carbono a compañías que cotizan en la bolsa.
Bloomber ve la labor como una manera de motivar a los gobiernos municipales y negocios locales a trabajar unidos en cuestiones del clima. Steyer percibe a la investigación como una manera de neutralizar los argumentos de los conservadores de que la regulación ambiental siempre perjudica a los negocios.
La inspiración del proyecto fue un informe británico llamado Stern Review, del 2006. Ese análisis económico, patrocinado por el Gobierno británico, examinaba todos los costos del cambio climático, concluyendo a la larga que el precio de contener el calentamiento global era pequeño comparado con los costos de no hacer nada.
En mayo del 2014, los miembros de Risky Business se reunieron en las oficinas de Bloomberg Philanthropies, en Manhattan, para enterarse de los hallazgos del estudio que habían comisionado. Oyeron que, si el status quo persistía, el cambio climático incrementaría la demanda de energía en Texas en entre 3.4 y 9.2 por ciento para mediados de siglo. Los rendimientos de cosechas en Missouri e Illinois enfrentarían una reducción del 15 por ciento en el curso de los próximos 25 años. Y en el noreste, el daño anual a propiedades debido a tormentas severas podría elevarse 11.1 mil millones de dólares, a un total de 15.8 mil millones de dólares para finales de siglo.
Cuando Paulson habla con grupos locales, se asegura de llevar datos del reporte. “No sólo tengo una conversación abstracta de que el clima es un gran riesgo. Puedo decirles, ‘permítanme explicarles lo que esto significa para ustedes, su industria y su familia’”, dijo. “De repente la gente se interesa”.
Otro miembro del proyecto, Henry G. Cisneros, exsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda bajo el Presidente Bill Clinton y ahora desarrollador inmobiliario, advierte al público que presupueste para una espiral en las primas de seguros en los estados costeros, y tengan en mente que en regiones propensas a sequías, los permisos de agua podrían volverse difíciles de adquirir.
Mediante este tipo de educación, los miembros del comité confían en reclutar a líderes empresariales para la lucha contra el cambio climático. “El punto de todo esto es que puede ser mitigado”, dijo Paulson. “Los enemigos de lo que estamos tratando de hacer son la visión a corto plazo y una sensación de desesperanza. Pero si actuamos pronto, podemos evitar los peores resultados y adaptarnos”.
Jon Doggett, de la Asociación Nacional de productores de Maíz, se mostró escéptico de que el reporte influyera mucho en los agricultores. Dijo que sus miembros necesitan incentivos a corto plazo para reducir los gases de efecto invernadero –ahorros inmediatos en costos, incentivos gubernamentales y más.
Pero, poco a poco, el Proyecto Risky Business confía en revertir la tendencia. “Hemos logrado avances en temas como derechos civiles, tabaquismo, matrimonios gays y otras cosas que parecían imposibles de cambiar cuando los empresarios se unieron a la mayoría silenciosa”, dijo Cisneros. “El Congreso tiende a no actuar hasta que la amplia corriente principal, incluidos el sector empresarial, está a bordo”.