Llega naturaleza a azoteas
Por Tess Felder
The New York Yimes, Reforma, México, 26 septiembre 2015
Los bares y jardines en azoteas podrán ser lugares sociales de moda en las grandes ciudades, pero los humanos no son los únicos que disfrutan la vista desde arriba.
Un lugar al que fluyen otras criaturas es el Centro de Convenciones Jacob K. Javits de Nueva York. Alguna vez, el centro fue conocido por ser mortal para las aves, que se estrellaban contra su fachada tipo espejo. Hoy, gracias a una remodelación de cinco años y 500 millones de dólares, el edificio se está convirtiendo en un refugio para aves, murciélagos y otros bichos.
Nuevos paneles de vidrio con dibujos han reducido las muertes de aves en un 90 por ciento, reportó The New York Times, y una nueva azotea verde con unas 2.5 hectáreas de sedum atrae a varias especies. Hasta ahora, 11 tipos de aves han sido detectadas, además de cinco tipos de murciélagos e insectos para que todos se alimenten.
El objetivo de la renovación era reducir el consumo de energía, pero los arquitectos también querían asegurarse de resolver "el problema de los pájaros", declaró a The Times, Bruce Fowle, director fundador de FXFowle Architects.
Y ahora que las aves están felices, también hay potencial para las abejas. Se han puesto tres colmenas en el techo. "Esperamos con gusto la miel Javits", dijo a The Times, Alan Steel, presidente y director general del centro.
Este verano, los aficionados a las abejas de la Ciudad no tuvieron que ver más allá del Barclays Center, donde una "azotea sobre la azotea" está en construcción a unos 100 metros arriba de la cancha de basquetbol usada por los Nets de Brooklyn. El espacio de 1.2 hectáreas de la azotea es sede de miles de plantas de sedum, favoritas de las abejas. Y, durante unos cuantos días, "el espacio verde fue un destino de cuatro estrellas para cientos, quizá miles, de abejas que de repente hicieron acto de presencia para alimentarse del sedum", escribió James Barron en The Times.
Fue una visita fugaz: las abejas continuaron su viaje tras unos cuantos días. Pero su aparición fue "un efecto secundario inesperado e impresionante" del proyecto de construcción, dijo Ashley Cotton, vicepresidenta de Forest City Ratner Companies, que construyó el escenario.
Otro proyecto que está llevando al mundo natural hacia el ambiente urbano confía en tener un impacto más duradero: una granja en una azotea en St. Louis, Missouri, donde se cultivan vegetales orgánicos como parte del Food Roof Farm.
Beau Reinberg, dueño del edificio, planeaba abrir un restaurante en la azotea cuando lo compró en el 2008. Pero cuando fue contactado hace tres años por Mary Ostafi, fundadora de la organización sin fines de lucro Urban Harvest STL, respecto a arrendar el espacio para una granja orgánica, cambió de planes. "Pasas por cuatro o cinco años de una economía difícil en bienes raíces y te vuelves muy creativo para calcular qué va a funcionar", dijo a The Times.
Hasta ahora, el proyecto incluye un invernadero y colmenas, con esperanzas de agregar un gallinero más adelante. También hay planes de rentar jardines de suelo elevado a residentes cercanos. Y cuando el jardín cobre vida, Ostafi confía en que ayudará a la comunidad vecina a florecer también.