Un estudio ha comparado las dietas tradicionales de grupos humanos antiguos y descubrió que uno de los culpables detrás del aumento en el índice de obesidad entre los consumidores de la dieta occidental moderna son los llamados carbohidratos acelulares.

La densidad calórica de tipo de carbohidratos, cuyas reservas energéticas no se encuentran encapsuladas en células, parece ser la principal causa dietética de la obesidad y la resistencia a la leptina. La transición nutricional de poblaciones humanas antiguas al adoptar la dieta occidental se puede observar en la siguiente tabla, creada por el autor del estudio, Ian Spreadbury, de la Queen's University en Ontario, Canadá. Se puede observar la gran diversidad de dietas, algunas muy altas en carbohidratos o grasas, pero que no condujeron a individuos obesos ni a trastornos relacionados como la diabetes tipo 2 y la ateroesclerosis. Además de despejar la creencia popular de que sólo es necesario balancear los macronutrientes, pone en evidencia el riesgo de los hábitos dietéticos contemporáneos. Los carbohidratos que proceden de fuentes no procesadas, como las frutas o los tubérculos altos en almidón, almacenan sus carbohidratos como organelos dentro de células que mantienen su estructura incluso después de la cocción.

El artículo especifica: "Este almacenamiento celular parece requerir una densidad máxima de alrededor de 23% de carbohidratos no fibrosos por masa, mientras que el resto de su volumen está compuesto por agua". "Los carbohidratos acelulares de la harina y otros productos refinados de origen vegetal, como la azúca, son considerablemente más densos. Los granos mismos son muy densos, son depósitos secos de almidón diseñado para una rápida mobilización enzímica durante la germinación. Mientras que los carbohidratos de alimentos con células vivas mantienen su contenido calórico encerrado hasta que las paredes celulares resulten atravesadas por los procesos digestivos, el bolo alimenticio producido después del consumo de harina acelular y azucares refinadas tiene una concentración de carbohidratos mayor que cualquiera encontrada antes por el microbioma del aparato digestivo humano, de la boca al intestino delgado, en la historia de nuestra coevolución". Es decir, gran cantidad de alimentos contemporáneos, basados en azúcares y harinas refinadas, contienen una densidad calórica que altera nuestro microbioma gastrointestinal y conduce al trastorno inflamatorio que llamamos obesidad. 

Algunos científicos han comenzado a referirse al microbioma gastrointestinal como "el órgano olvidado del ser humano". Otros hacen una analogía entre la multiplicidad de seres que es cada uno de nosotros y la relación que debemos tener con el planeta y sus componentes.

Notas sobre la tabla: 

−, −/+, +,++, +++ y ++++: Contribución aproximada de alimentos acelulares o granos a la dieta, en un rango que va desde ausente (-) hasta componente principal de la dieta (++++).

En los estudios originales sobre las dietas de estos pueblos antiguos se encontraron los siguientes marcadores de salud: En los primeros cinco pueblos, ausencia de diabetes, ateroesclerosis e infarto cerebral, no tuvieron aumento de peso o presión sanguínea en la mediana edad, encías y dientes sanos. Las comunidades salomenses que tenían influencia occidental mostraron una presión sanguínea más elevada que las otras comunidades. Las poblaciones de Pima de México y Arizona contienen los únicos casos de diabetes en la tabla, 7% y 38% respectivamente.

Autor: IIEH

Fuentes:

Comparación con dietas ancestrales sugiere que los carbohidratos acelulares densos promueven una microbiota inflamatoria

Transición nutricional: La obesidad y las "comidas occidentales"

La obesidad es un trastorno inflamatorio, dice estudio en ratas