A veces, dormirse o sentarse en una posición incómoda nos deja un hormigueo y entumecimiento en un brazo o mano o en una pierna o pie. ¿Puede provocar un daño permanente en casos extremos?
Esta sensación incómoda en las extremidades se conoce como parestesia. En el caso de dormirnos o permanecer largo tiempo en una posición errónea causa la compresión de uno o varios nervios. Los axones, que conducen el impulso nervioso entre células, se ven afectados e interrumpen su transporte de material a lo largo de esa parte del cuerpo, provocando potenciales de acción (impulsos eléctricos a nivel celular) irregulares a la vez que bloquean los potenciales de acción normales.
El sistema circulatorio no está involucrado en la parestesia, la falta de irrigación sanguínea es mucho más peligrosa y dolorosa. Los cuerpos celulares de las neuronas afectadas están en el corno anterior de la espina dorsal (motoneuronas) y en los ganglios espinales (neuronas sensoriales). Aquí es donde ocurre la respiración celular principal y aunque el flujo de sangre es importante para el resto del axón, hay un sistema regulador que nos hará movernos mientras dormimos a fin de evitar daño real.
Casos más severos de parestesia ocurren tras la pérdida de conciencia, por la ingestión de alcohol por ejemplo, aunque también es común en los casos llamados “parestesia de luna de miel”, por abrazar a la pareja en la cama toda la noche. Aunque la mayoría de las parestesias no dejan ningún daño permanente y se alivian en poco tiempo después de quitar la presión sobre el nervio afectado, en los casos más severos puede llegar a complicarse en una neuropatía radial, por el trauma al nervio radial, que se extiende a lo largo de todo el brazo. Incluso en estos casos, sin embargo, dado suficiente tiempo es posible la rehabilitación.
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Paráfrasis: IIEH