En un estudio publicado por PNAS la semana pasada, la mayoría de los participantes pudieron identificar a los ganadores de concursos de música clásica después de observar videos sin sonido.
Los resultados demostraron que tanto las personas sin educación formal en la música como los músicos y jueces profesionales dependen más de la información visual que de la auditiva para seleccionar un ganador. La gente que participó en el estudio sostuvo que el sonido fue la fuente más importante de información al evaluar el desempeño en un recital de música clásica. Sin embargo, los resultados demostraron, de forma rotunda, que dependieron principalmente de la información visual.
La autora del estudio, Chia-Jung Tsay, doctora en estudios organizacionales por la Universidad de Harvard, fue considerada una niña prodigio del piano. A los 12, interpretaba a Mendelssohn en concierto y a los 16 debutó en el Carnegie Hall. Para participar en concursos y ser aceptada en las academias era necesario realizar una serie de audiciones, algunas de las cuales requerían grabaciones de audio mientras que otras de audio y video. Tsay detectó un patrón, que sería la inspiración para el estudio que PNAS recién publicó: Por alguna razón, tenía notablemente mejores resultados mediante el video o las presentaciones en vivo que con el audio puro.
El estudio consistió de siete experimentos, Tsay distribuyó una serie de breves videoclips con y sin audio, así como grabaciones del audio de concursos de música clásica a un grupo de voluntarios, que incluía músicos profesionales, jueces y personas sin educación formal. Algunos voluntarios, por lo tanto, podían oír y ver a los concursantes, otros sólo verlos y otros sólo escuchar la música. “Lo más sorprendente”, dice Tsay, “es que aunque la gente asegura que el sonido es lo más importante, resultó que solamente en el caso de los videos mudos, los videos sin sonido, pudieron identificar a los ganadores reales”. Es más, el peor índice de predicción provino del grupo que recibió los videos con audio; o sea, la música se convirtió en una traba para juzgar al ganador.
Según Tsay, estos juicios de valor no se basan sólo en la apariencia estética del concursante sino en rasgos que la sociedad identifica con, por ejemplo, la pasión, la motivación o la creatividad. Cabe notar que es mucho más fácil percibir estos rasgos a través de la información visual. Los resultados del estudio, además de caracterizar a los participantes, expresan una deficiencia en los expertos que juzgaron los concursos en primer lugar. Ya ha habido críticas a la tendencia actual de algunos intérpretes de música clásica por usar su apariencia de forma similar a los intérpretes de otros géneros musicales.
Parte de la razón de estos resultados, sin embargo, puede encontrarse en un dato poco visible en el estudio y en la serie de noticias que produjo: los videoclips y grabaciones que Tsay distribuyó entre los participantes del estudio duraban tan sólo 6 segundos. 6 segundos de las interpretaciones de los finalistas de 10 concursos internacionales de música clásica… El nivel de corrección técnica, por lo tanto, debió haber sido similar entre uno y otro. Otra parte de la razón se encuentra en el lenguaje corporal, pero no tanto en los rasgos ya mencionados sino en su otra cara: el nerviosismo causado por los errores o la falta de confianza, la falta de aplomo, es tan visible como la pasión o la creatividad.
Un estudio similar al de Tsay, pero sobre predicciones electorales, fue publicado en noviembre de 2006 en NBER. Los participantes recibieron videoclips mudos de debates electorales con políticos que desconocían por completo. Los videoclips mudos, de 10 segundos, proveyeron la mejor información para elegir al ganador final de las elecciones, con una diferencia de 20 puntos porcentuales. Al añadir el audio e información económica y política, los participantes perdieron esta precisión en sus predicciones.
Autor: IIEH
Fuentes:
La vista sobre el sonido al juzgar el desempeño en la música