La hamburguesa: quimera comestible

Una deliciosa hamburguesa

¿Cuántas veces hemos visto una imagen como ésta? Las compañías millonarias que fabrican hamburguesas la pasean frente a nuestras narices en la televisión, en la calle, en el cine. La hamburguesa es la bandera de la comida rápida y parece que ha estado con nosotros desde siempre, siempre a la mano. Pero no, una hamburguesa como esta que vemos ahora, con su pan, su queso, lechuga y tomate, no existía hace 100 años. No podría haber existido.

Torombolo frente a una hamburguesa

Los cambios profundos de la agroindustria a mediados del siglo pasado hicieron posible la producción a gran escala de la hamburguesa, a bajo precio. 

Waldo Jaquith, bloguero, explica cómo intentó preparar una hamburguesa desde el principio. Desde cultivar el trigo para el pan, además de la lechuga y tomates, hasta criar el ganado necesario para la carne y el queso. Pronto descubrió por qué las hamburguesas son un alimento reciente: “Después de pensarlo mejor, llegué a la conclusión de que es bastante poco práctico -casi imposible- hacer una hamburguesa desde cero.”, dice en su blog. “La temporada de tomates es a finales del verano. La lechuga se recoge en primavera y otoño. El ganado grande se mata a principios del invierno. El proceso de elaborar una hamburguesa así tomaría casi un año y sería necesario eliminar algunos ingredientes tradicionales de la típica hamburguesa de queso. Además, sería carísima -requiriendo un trío de reses- y nos forzaría a usar muchos acres de tierra. Sencillamente, no tiene sentido”.

Para algunas personas, los emporios de la hamburguesa rápida son un refugio; saben que allí encontrarán su alimento reconfortante por unas cuantas monedas, en cualquier rincón del planeta. Para otras, la hamburguesa simboliza la globalización de la industria alimentaria, la obesidad y la aparición de enfermedades como la Encefalopatía espongiforme bovina, el mal de las Vacas locas, y la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

Pilón, amigo de Popeye, con una hamburguesa en manoSi los métodos de producción de alimentos cambiaran, si recursos como el petróleo y el agua en grandes cantidades se volvieran inaccesibles, ya no podríamos disfrutar de esta hamburguesa con queso. Pero si la alternativa es la agricultura biológica, para dejar un buen sabor de boca, podríamos sustituir la clásica hamburguesa con queso por otro tipo de hamburguesas. Una más fresca y personal, con un bollo similar pero diferente contenido: endivias, setas salvajes, pimientos, salmuera hecha en casa, carne de pollo, ganso, pato… Las posibilidades son innumerables y, aunque tal vez siempre nos quede la nostalgia de la vieja hamburguesa con queso, alguna nueva combinación daría en el blanco.


Autor: IIEH

Fuentes: Sobre lo poco práctico que es hacer una hamburguesa

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